Spanish electrical system is in danger due to drought and heat wave
Tue, 28/06/2005
El uso de los sistemas de aire acondicionado provoca fuertes subidas en la demanda eléctrica y tensa la capacidad de las empresas energéticas
Adrián Pérez Checa (Efe)
Madrid
Las altas temperaturas sufridas a lo largo
de la pasada semana, unidas a la sequía que azota la Península y al
previsible crecimiento de la demanda de electricidad en los meses de
verano han puesto a prueba la solidez del sistema eléctrico.
La generalización del uso de aparatos de aire acondicionado es
señalada por los expertos como la principal causante del crecimiento
del consumo energético cuando aprieta el calor y de disparar la
demanda instantánea, la que exige el máximo al sistema en periodos
muy puntuales.
Así, cuanto el miércoles pasado los termómetros se acercaban a
los 40 grados el consumo de electricidad alcanzó, al filo de las
seis de la tarde, los 38.600 megavatios (MW), una cifra que supera
en 1.650 MW la del año pasado y que, después de dos máximos
consecutivos, marca el récord histórico de verano de demanda
eléctrica.
Cortes de suministro
El sistema respondió con solvencia a los tres máximos, aunque la
aplicación durante unas horas de las cláusulas de interrumpibilidad
a los clientes con este tipo de contratos, el pasado martes, se
convirtió en el hecho más destacable de la semana y señaló uno de
los problemas que afronta el sistema eléctrico: elevar el margen de
cobertura de la generación.
Tal como ha señalado en repetidas ocasiones el presidente del
operador técnico del sistema, Red Eléctrica de España (REE), Luis
Atienza, es necesario aumentar la holgura actual, que es del 12%, para poder atender con garantías la demanda en esos momentos
en los que se le pide el máximo a las infraestructura eléctricas.
Se trata de disponer de un extra de seguridad, de usar "tirantes
y cinturón", como ha dicho gráficamente Atienza, porque la evolución
de la demanda, que en los últimos diez años ha crecido por encima
del 45 por ciento, ha dejado sin efecto el margen de reserva
disponible.
Potencia suficiente
La potencia instalada en España al término de 2004 ascendía a
72.537 MW, según los datos de la patronal eléctrica UNESA, lo que a
simple vista sería suficiente para atender los picos de consumo de
este verano y el máximo histórico de este invierno, cuando se
alcanzaron los 43.708 MW.
Sin embargo, la potencia está condicionada por muchos aspectos,
entre los que se encuentran la aleatoriedad de la generación eólica,
cuya producción cae en picado en situaciones anticiclónicas, y la
menor aportación de las centrales hidráulicas en periodos secos.
Por otro lado, las centrales nucleares efectúan paradas
periódicas, mientras que el resto de tecnologías de generación
también se ven afectadas por revisiones que interrumpen su
producción de electricidad.
El pasado día 21 REE ordenó el corte del suministro durante tres
horas a un centenar de consumidores industriales con contratos de
interrumpiblidad para asegurar el suministro debido a los problemas
que afectaban a varios centros de generación.
Ese día la central de Vandellós II se encontraba parada por una
avería, la de Cofrentes en recarga, al menos diez centrales térmicas
no funcionaban a pleno rendimiento y, además, la generación
hidráulica atraviesa un momento de baja productividad.
Las cláusulas de interrumpibilidad permiten al operador del
sistema cortar el suministro eléctrico un máximo de 240 horas al año
a cambio de una rebaja en la tarifa de entre el 15 y el 20%, según explican desde la Asociación de Empresas con Gran
Consumo de Energía (AEGE).
A este tipo de contratos sólo pueden acceder grandes clientes
industriales acogidos a la tarifa regulada y con una potencia mínima
contratada de 5 MW, cifra 14 veces superior a la potencia de una
vivienda, que suele ser de 3,5 kilovatios.
La energía eléctrica no se puede almacenar, por lo que REE
efectúa previsiones para las 24 horas de todos los días del año y, a
partir de éstas, establece el nivel de producción de cada central.
Dado que el martes existían problemas de generación, el operador
técnico aplicó lo que considera una medida "normal" e interrumpió el
suministro a varios clientes, circunstancia que también se dio el
pasado 1 de marzo por los problemas de abastecimiento de gas natural
en algunas centrales de ciclo combinado.
Pero los pasados lunes y martes se produjeron dos cortes del
suministro en Madrid causados por dos accidentes ajenos a los
problemas de generación de esta semana y a los de la red de
distribución, responsables de los apagones de veranos anteriores,
que contribuyeron a generar una sensación de cierto caos.
El lunes una máquina que trabajaba en unas obras cortó un cable
de alta tensión de Iberdrola y dejó sin luz a unas 60.000 personas
durante varias horas.
Veinticuatro horas después, un incendio en un centro de
transformación de media a baja tensión de Unión Fenosa provocó un
apagón en dos manzanas por el que se vieron afectadas cerca de 1.500
personas.
Adrián Pérez Checa (Efe)
Madrid
Las altas temperaturas sufridas a lo largo
de la pasada semana, unidas a la sequía que azota la Península y al
previsible crecimiento de la demanda de electricidad en los meses de
verano han puesto a prueba la solidez del sistema eléctrico.
La generalización del uso de aparatos de aire acondicionado es
señalada por los expertos como la principal causante del crecimiento
del consumo energético cuando aprieta el calor y de disparar la
demanda instantánea, la que exige el máximo al sistema en periodos
muy puntuales.
Así, cuanto el miércoles pasado los termómetros se acercaban a
los 40 grados el consumo de electricidad alcanzó, al filo de las
seis de la tarde, los 38.600 megavatios (MW), una cifra que supera
en 1.650 MW la del año pasado y que, después de dos máximos
consecutivos, marca el récord histórico de verano de demanda
eléctrica.
Cortes de suministro
El sistema respondió con solvencia a los tres máximos, aunque la
aplicación durante unas horas de las cláusulas de interrumpibilidad
a los clientes con este tipo de contratos, el pasado martes, se
convirtió en el hecho más destacable de la semana y señaló uno de
los problemas que afronta el sistema eléctrico: elevar el margen de
cobertura de la generación.
Tal como ha señalado en repetidas ocasiones el presidente del
operador técnico del sistema, Red Eléctrica de España (REE), Luis
Atienza, es necesario aumentar la holgura actual, que es del 12%, para poder atender con garantías la demanda en esos momentos
en los que se le pide el máximo a las infraestructura eléctricas.
Se trata de disponer de un extra de seguridad, de usar "tirantes
y cinturón", como ha dicho gráficamente Atienza, porque la evolución
de la demanda, que en los últimos diez años ha crecido por encima
del 45 por ciento, ha dejado sin efecto el margen de reserva
disponible.
Potencia suficiente
La potencia instalada en España al término de 2004 ascendía a
72.537 MW, según los datos de la patronal eléctrica UNESA, lo que a
simple vista sería suficiente para atender los picos de consumo de
este verano y el máximo histórico de este invierno, cuando se
alcanzaron los 43.708 MW.
Sin embargo, la potencia está condicionada por muchos aspectos,
entre los que se encuentran la aleatoriedad de la generación eólica,
cuya producción cae en picado en situaciones anticiclónicas, y la
menor aportación de las centrales hidráulicas en periodos secos.
Por otro lado, las centrales nucleares efectúan paradas
periódicas, mientras que el resto de tecnologías de generación
también se ven afectadas por revisiones que interrumpen su
producción de electricidad.
El pasado día 21 REE ordenó el corte del suministro durante tres
horas a un centenar de consumidores industriales con contratos de
interrumpiblidad para asegurar el suministro debido a los problemas
que afectaban a varios centros de generación.
Ese día la central de Vandellós II se encontraba parada por una
avería, la de Cofrentes en recarga, al menos diez centrales térmicas
no funcionaban a pleno rendimiento y, además, la generación
hidráulica atraviesa un momento de baja productividad.
Las cláusulas de interrumpibilidad permiten al operador del
sistema cortar el suministro eléctrico un máximo de 240 horas al año
a cambio de una rebaja en la tarifa de entre el 15 y el 20%, según explican desde la Asociación de Empresas con Gran
Consumo de Energía (AEGE).
A este tipo de contratos sólo pueden acceder grandes clientes
industriales acogidos a la tarifa regulada y con una potencia mínima
contratada de 5 MW, cifra 14 veces superior a la potencia de una
vivienda, que suele ser de 3,5 kilovatios.
La energía eléctrica no se puede almacenar, por lo que REE
efectúa previsiones para las 24 horas de todos los días del año y, a
partir de éstas, establece el nivel de producción de cada central.
Dado que el martes existían problemas de generación, el operador
técnico aplicó lo que considera una medida "normal" e interrumpió el
suministro a varios clientes, circunstancia que también se dio el
pasado 1 de marzo por los problemas de abastecimiento de gas natural
en algunas centrales de ciclo combinado.
Pero los pasados lunes y martes se produjeron dos cortes del
suministro en Madrid causados por dos accidentes ajenos a los
problemas de generación de esta semana y a los de la red de
distribución, responsables de los apagones de veranos anteriores,
que contribuyeron a generar una sensación de cierto caos.
El lunes una máquina que trabajaba en unas obras cortó un cable
de alta tensión de Iberdrola y dejó sin luz a unas 60.000 personas
durante varias horas.
Veinticuatro horas después, un incendio en un centro de
transformación de media a baja tensión de Unión Fenosa provocó un
apagón en dos manzanas por el que se vieron afectadas cerca de 1.500
personas.