System of Hidrological Information (SAIH) for Water

Sat, 11/06/2005

SUR

El Sistema de Información Hidrológica ha dado muestras de su eficacia para evitar inundaciones durante más de una década. Hoy, los datos que ofrece advierten de la sequía TEXTO: MANUEL BECERRA / FOTOS: FERNANDO GONZÁLEZ / MÁLAGA ORDENADORES de última generación, un potente equipo de radio y, presidiendo la habitación, un panel con centenares de indicativos luminosos. Esa imagen y un silencio que sólo rompe el teclear de los operarios reciben al visitante de la sala central del Sistema de Información Hidrológica (SAIH) de la Cuenca Mediterránea Andaluza, el servicio encargado de gestionar las 13 presas de Málaga, Almería, la costa de Granada y el Campo de Gibraltar. Desde este punto, situado en el Palacio de la Tinta, se conoce en tiempo real no sólo el estado de las presas, los ríos y canales de riego, sino los datos y previsiones de lluvias. Es la tecnología aplicada a la gestión del agua.

El mal estado de los embalses -los de Málaga, por debajo del 50% de su capacidad- y la falta de lluvias hacen que la sala del SAIH aparezca menos vistosa que en otros momentos. Los 'leds' (bombillas) que han de avisar con su parpadeo de cualquier incidencia, como las precipitaciones, están apagados. No llueve, no hay desembalses, y sólo unas cifras iluminadas en rojo demuestran que aún queda agua.

El jefe de sección de Cuenca Mediterránea Andaluza (CMA) y responsable del SAIH, Dionisio Muela, muestra el funcionamiento del sistema, que se implantó en Málaga hace 14 años. «Una de sus claves es la constante mejora, la introducción de todos los avances tecnológicos disponibles en la medición de datos hidrológicos y en meteorología», afirma el técnico.

En este punto se recibe al instante la información recogida por cien estaciones de medición, que tienen, entre otros, sensores de velocidad del viento (anemómetros) y de lluvia (pluviómetros). Sin embargo, los más llamativos son los indicadores del nivel de los ríos y canales de riego. Los limnímetros no reflejan los datos en la habitual unidad de volumen (metros cúbicos por segundo), sino por la altura de la lámina de agua. Y ello, porque es más claro y eficaz decir que el cauce del río lleva, por ejemplo, cuatro metros de altura. «De ese modo, los ayuntamientos, los vecinos, los agricultores o cualquier persona que en un momento determinado esté en una zona inundable sabe a qué atenerse», matiza Muela.

Por radar y por presión

No menos importantes resultan los indicadores del nivel de los embalses (cada uno los tiene de dos tipos, por radar y por presión, con un sensor en el fondo del pantano), que ofrecen con exactitud la situación de las reservas. También hay caudalímetros en las conducciones de las presas, que se activan cuando se abren las compuertas para inyectar a las redes de abastecimiento y riego o para desembalses. Técnicamente es posible la interactividad del sistema para ordenar por radio acciones de apertura o cierre de los embalses desde el SAIH. Sin embargo, no se lleva a la práctica. «Ofrecemos los datos, pero las decisiones las ordenan los responsables, y las adoptan los directores de presa allí, al pie del pantano», aclara Muela.

Y es que el SAIH es, sobre todo, un instrumento valiosísimo en momentos de emergencia, y no resulta difícil imaginar el bullicio que se habrá vivido en la habitación de control en situaciones límite no tan lejanas, al coincidir lluvias torrenciales con los embalses a rebosar.

Para esos casos, la sala está conectada con una de seguimiento de situaciones de emergencia, en el mismo edificio. «Cuando eso ocurre (la última vez en 1998), se avisa y se tiene totalmente informados a los responsables de Protección Civil, y los jefes de presa toman las medidas que se les ordenan desde aquí», relata el responsable del SAIH, que añade: «Esos días se está de guardia 24 horas, pero es fundamental avisar por todos los medios, por ejemplo, de un desembalse para que no haya gente en los cauces».

Reservas bajas

«Se creó sólo para las avenidas, pero se pensó que esa inversión se aprovecharía más incluyendo la explotación de presas», recuerda el ingeniero, que pone como ejemplo el control del volumen de agua que se suministra para regadíos y abastecimiento humano. Sin pronunciarse sobre el futuro, porque ni él ni nadie sabe si las lluvias volverán pronto, el responsable del SAIH se adelanta: «Las reservas están bajas y nuestros datos van a ser utilizados por las instituciones para la sequía».

Sin duda será así si la falta de precipitaciones se prolonga. Tanto el Ministerio de Medio Ambiente, como la Junta, que recibió en enero las competencias, dispondrán de la información del SAIH de CMA para justificar las actuaciones que tengan que adoptar para garantizar el suministro de agua. Datos básicos

Origen: El SAIH se creó en 1983, a raíz de la rotura de la presa de Tous. En Málaga funciona desde 1991.

Coste: Para su puesta en marcha se destinaron 12 millones de euros.

Ámbito: El sistema controla las presas y cauces de la Cuenca Mediterránea Andaluza (CMA), formada por Málaga, Almería, la costa de Granada y el Campo de Gibraltar, un área de 19.000 kilómetros cuadrados en la que viven dos millones de personas.

Estaciones: Hay 100, con un total de 1.500 sensores. Parte de la información se puede consultar en www.hidrosur.ingenia.es.

Funcionamiento

Gestión: El mantenimiento lo lleva desde hace un año una unión temporal de empresas formada por FCC, Matinsa, Indra y Ofiteco, bajo la supervisión de Cuenca Mediterránea Andaluza.

Ejemplos: Entre los indicadores de la sala central del SAIH está el medidor del Guadalhorce en Cártama, que alcanzó el 4 de febrero de 1998 su récord (5,27 metros de altura). A día de hoy el cauce está seco. En el río Benamargosa (Salto del Negro) el registro actual es de una lámina de agua de seis centímetros. El máximo se alcanzó el 28 de abril del año pasado con tres metros de altura.