Interview with Dr. Ramón Llamas, Professor of Hydrogeology of Universidad Complutense de Madrid
Mon, 23/05/2005
El agua subterránea es más barata que la de desaladora. De ahí que las desaladoras no funcionarán para el regadío hasta que no se regularicen los pozos de extracción, dice el experto
-Según la ministra, se están llevando a cabo obras de emergencia por importe de 300 millones de euros para afrontar de forma inmediata la sequía. ¿Es posible así, a tan corto plazo, afrontar la sequía?
-Las obras de emergencia, en general, son producto de la improvisación y de la corrupción. Los ingenieros responsables estarán encantados, porque no tienen que solicitar todos los trámites para contratar. Independientemente de que se queden o no dinero, siempre hay peligro de corrupción. Pero es que además es un sistema propio de país subdesarrollado.
-Altos cargos del PP valenciano sostienen que las desaladoras del programa AGUA no funcionarán hasta el año 2015. ¿Tanto tardan en ponerse en marcha?
-Una desaladora se construye en tres o cuatro años, como mucho. La sequía, como exponía muy bien su periódico, se ha convertido en alarma arrojadiza. En realidad no estamos en alarma, sino en alerta. Diría que en esas declaraciones pesa más la política que los hechos objetivos.
-Y las desaladoras, ¿son alternativa al problema del agua?
-Las desaladoras para el uso urbano van a funcionar, y pueden funcionar, y están funcionando. El uso urbano es el 10 ó el 15 por ciento del gasto total de agua. Para el regadío, en algunos casos, podrían servir. Pero no lo harán mientras no se ponga orden en el caos absoluto que existe en la extracción de aguas subterráneas en casi toda España, sobre todo en la cuenca mediterránea. Agua que es más barata que la de desaladoras.
-¿Pero las desaladoras no dan muchos problemas medioambientales?
-No. A mí me parece, hablando pronto y claro, un insulto a la inteligencia lo que dicen de las desaladoras: que han aumentado el consumo de CO2.
-¿Entonces usted está de acuerdo con el giro socialista en la política del agua?
-Eso hay que matizarlo. En el Plan Hidrológico Nacional, el trasvase era una pequeña parte: 1 kilómetro cúbico al año, el 3 por ciento de toda el agua que se utiliza en España. Es decir, que poner toda la batalla del agua sobre algo que es el 3 por ciento de toda el agua que se utiliza me parece que es un error, por parte del PP y del PSOE.
-¿Traerá el proyecto AGUA menos agua, más cara y más tarde que el trasvase del Ebro?
-Yo dudo de que eso sea así. Pero no sé en qué quedará la reforma socialista. Me temo que sigue primando fundamentalmente la orgía del hormigón. El Gobierno, sea del color que sea, quiere ganar votos regalando agua. Sea de desaladoras o sea de lo que sea. Y eso se va a terminar, porque lo exige la directiva europea. El usuario debe pagar el coste del agua. Si se hace pagar el coste del agua, la mayor parte de estas batallas campales que hay sobre el agua se terminan.
-Hablando de pagar el coste del agua, ¿es un dispendio el riego de césped, pongamos por caso, en Madrid?
-No. A mí no me parece que sea un dispendio. Es como decir: ¿es un dispendio que un señor lleve una corbata, que es un pedazo de tela multicolor, que cuesta 5.000 pesetas o más, si tiene el capricho? No. Como la historia de los campos de golf, otra tontería...
-¿No habría que impedir la proliferación de campos de golf en regiones tan poco proclives a lo verde como Valencia o Murcia?
-Es una bobada, en mi opinión, porque un campo de golf son 40 hectáreas de alfalfa. En España no sé los miles de hectáreas de alfalfa que hay. Un campo de golf crea también empleo, atrae riqueza, va unido a urbanizaciones. La gente está hablando con esquemas de hace 40 ó 50 años. Hoy en día el agua se fabrica, con el agua del mar. Y eso vale medio euro el metro cúbico.
-¿Pero no hay contradicción en decir, por ejemplo, sí al césped en Madrid, o sí a regar los campos de golf, y luego hacer una campaña de publicidad con eslóganes del tipo: dúchese mejor que báñese, no deje correr el agua del grifo mientras se lave los dientes, etc?
-No. No si se pone el precio adecuado al agua. Lo que no se puede es regalar, con dinero de todos, agua para hacer campos de golf, o para jardines.
-Si le entiendo bien, usted dice que en España no está bien puesto el precio del agua, que es muy barato.
-El agua nunca tendrá un precio de mercado, porque es un monopolio natural. Es decir, no puede haber cinco compañías distribuyendo agua en una ciudad. Porque habría que hacer cinco canalizaciones, etc. Ahora bien, a lo que hay que tender es a poner un precio más lógico. Cuando hubo sequía en España en 1995, recuerdo un artículo que publicó «Der Spiegel», un semanario alemán, y que decía que los españoles pagábamos por el agua la tercera o la cuarta parte de lo que los alemanes pagan en su país, que es mucho más húmedo. La mayor parte de la gente no sabe cuánto paga por el agua.
-Usted defiende que se ponga orden en la extracción del agua subterránea. Aunque poner orden... ¿con qué fin?
-Para que no se saque más de lo que se deba sacar y que esté ordenado. Las aguas subterráneas son de dominio público. Pero todavía está sin hacer el inventario de las captaciones de aguas subterráneas. En la Mancha, en las Tablas de Daimiel, hay cinco mil recursos de los agricultores en los tribunales por las multas previas por extracciones, puestas por Conservación, o por la Confederación Hidrográfica. Está colapsado el sistema. Y no saben cómo resolverlo.
-Usted habla mucho de subvenciones perversas. ¿Qué quiere decir?
-Son subvenciones malas para la economía y para el medio ambiente. Las subvenciones en agricultura, en España, en general, son malas para la economía y para el medio ambiente. Gran parte del debate del agua aquí es porque se iba a hacer una obra que íbamos a pagar todos los españoles, y después agua para todos. Pero no. Era agua para 10.000 familias allí, pagada por diez millones de familias. Ése era el planteamiento.
-Según la ministra, se están llevando a cabo obras de emergencia por importe de 300 millones de euros para afrontar de forma inmediata la sequía. ¿Es posible así, a tan corto plazo, afrontar la sequía?
-Las obras de emergencia, en general, son producto de la improvisación y de la corrupción. Los ingenieros responsables estarán encantados, porque no tienen que solicitar todos los trámites para contratar. Independientemente de que se queden o no dinero, siempre hay peligro de corrupción. Pero es que además es un sistema propio de país subdesarrollado.
-Altos cargos del PP valenciano sostienen que las desaladoras del programa AGUA no funcionarán hasta el año 2015. ¿Tanto tardan en ponerse en marcha?
-Una desaladora se construye en tres o cuatro años, como mucho. La sequía, como exponía muy bien su periódico, se ha convertido en alarma arrojadiza. En realidad no estamos en alarma, sino en alerta. Diría que en esas declaraciones pesa más la política que los hechos objetivos.
-Y las desaladoras, ¿son alternativa al problema del agua?
-Las desaladoras para el uso urbano van a funcionar, y pueden funcionar, y están funcionando. El uso urbano es el 10 ó el 15 por ciento del gasto total de agua. Para el regadío, en algunos casos, podrían servir. Pero no lo harán mientras no se ponga orden en el caos absoluto que existe en la extracción de aguas subterráneas en casi toda España, sobre todo en la cuenca mediterránea. Agua que es más barata que la de desaladoras.
-¿Pero las desaladoras no dan muchos problemas medioambientales?
-No. A mí me parece, hablando pronto y claro, un insulto a la inteligencia lo que dicen de las desaladoras: que han aumentado el consumo de CO2.
-¿Entonces usted está de acuerdo con el giro socialista en la política del agua?
-Eso hay que matizarlo. En el Plan Hidrológico Nacional, el trasvase era una pequeña parte: 1 kilómetro cúbico al año, el 3 por ciento de toda el agua que se utiliza en España. Es decir, que poner toda la batalla del agua sobre algo que es el 3 por ciento de toda el agua que se utiliza me parece que es un error, por parte del PP y del PSOE.
-¿Traerá el proyecto AGUA menos agua, más cara y más tarde que el trasvase del Ebro?
-Yo dudo de que eso sea así. Pero no sé en qué quedará la reforma socialista. Me temo que sigue primando fundamentalmente la orgía del hormigón. El Gobierno, sea del color que sea, quiere ganar votos regalando agua. Sea de desaladoras o sea de lo que sea. Y eso se va a terminar, porque lo exige la directiva europea. El usuario debe pagar el coste del agua. Si se hace pagar el coste del agua, la mayor parte de estas batallas campales que hay sobre el agua se terminan.
-Hablando de pagar el coste del agua, ¿es un dispendio el riego de césped, pongamos por caso, en Madrid?
-No. A mí no me parece que sea un dispendio. Es como decir: ¿es un dispendio que un señor lleve una corbata, que es un pedazo de tela multicolor, que cuesta 5.000 pesetas o más, si tiene el capricho? No. Como la historia de los campos de golf, otra tontería...
-¿No habría que impedir la proliferación de campos de golf en regiones tan poco proclives a lo verde como Valencia o Murcia?
-Es una bobada, en mi opinión, porque un campo de golf son 40 hectáreas de alfalfa. En España no sé los miles de hectáreas de alfalfa que hay. Un campo de golf crea también empleo, atrae riqueza, va unido a urbanizaciones. La gente está hablando con esquemas de hace 40 ó 50 años. Hoy en día el agua se fabrica, con el agua del mar. Y eso vale medio euro el metro cúbico.
-¿Pero no hay contradicción en decir, por ejemplo, sí al césped en Madrid, o sí a regar los campos de golf, y luego hacer una campaña de publicidad con eslóganes del tipo: dúchese mejor que báñese, no deje correr el agua del grifo mientras se lave los dientes, etc?
-No. No si se pone el precio adecuado al agua. Lo que no se puede es regalar, con dinero de todos, agua para hacer campos de golf, o para jardines.
-Si le entiendo bien, usted dice que en España no está bien puesto el precio del agua, que es muy barato.
-El agua nunca tendrá un precio de mercado, porque es un monopolio natural. Es decir, no puede haber cinco compañías distribuyendo agua en una ciudad. Porque habría que hacer cinco canalizaciones, etc. Ahora bien, a lo que hay que tender es a poner un precio más lógico. Cuando hubo sequía en España en 1995, recuerdo un artículo que publicó «Der Spiegel», un semanario alemán, y que decía que los españoles pagábamos por el agua la tercera o la cuarta parte de lo que los alemanes pagan en su país, que es mucho más húmedo. La mayor parte de la gente no sabe cuánto paga por el agua.
-Usted defiende que se ponga orden en la extracción del agua subterránea. Aunque poner orden... ¿con qué fin?
-Para que no se saque más de lo que se deba sacar y que esté ordenado. Las aguas subterráneas son de dominio público. Pero todavía está sin hacer el inventario de las captaciones de aguas subterráneas. En la Mancha, en las Tablas de Daimiel, hay cinco mil recursos de los agricultores en los tribunales por las multas previas por extracciones, puestas por Conservación, o por la Confederación Hidrográfica. Está colapsado el sistema. Y no saben cómo resolverlo.
-Usted habla mucho de subvenciones perversas. ¿Qué quiere decir?
-Son subvenciones malas para la economía y para el medio ambiente. Las subvenciones en agricultura, en España, en general, son malas para la economía y para el medio ambiente. Gran parte del debate del agua aquí es porque se iba a hacer una obra que íbamos a pagar todos los españoles, y después agua para todos. Pero no. Era agua para 10.000 familias allí, pagada por diez millones de familias. Ése era el planteamiento.