Efficient usage of water in other countries

Wed, 18/05/2005

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La sequía está afectando a toda Europa. Además de Portugal, con el Alentejo en situación dramática desde hace meses, y de España, otros países europeos han alertado a sus habitantes de posibles dificultades en el suministro de agua. Ha llovido mucho menos de lo habitual incluso en zonas situadas tan al Norte como los países bálticos que, al igual que Rusia y la Europa del Este están en la prehistoria en materia de depuración de aguas. El invierno ha sido crudo en todas las latitudes, con temperaturas bajo cero extremas, pero ha caído poca agua, con lo que los sistemas hídricos se han visto afectados.
Francia, Bélgica, Alemania y el Reino Unido figuran entre los que han registrado menos precipitaciones. Los frentes lluviosos del Atlántico se han desplazado muy al norte desde el inicio del otoño, por lo que han descargado en latitudes nórdicas. Las lluvias de los últimos días no han paliado la situación en los ríos franceses, unos cauces que eran la envidia de los españoles cuando se contemplan al cruzar el país vecino. Para la sequía ya no hay tampoco Pirineos.
El problema en estos países del Norte es doble. Por un lado carecen de sistemas de almacenamiento de agua. Una red de pantanos y embalses como los españoles ha sido innecesaria hasta ahora. Por otro lado, adolecen de una cultura del agua capaz de administrar la escasez. Ya se han alzado voces desde diversas instancias científicas pidiendo un cambio sustancial de hábitos de consumo del agua ante la perspectiva de que épocas de sequía como la de este año hidrológico se repitan con frecuencia. Son las voces de quienes sostienen que estamos no ante un fenómeno coyuntural sino ante el resultado del llamado cambio climático. Las autoridades británicas, por ejemplo, se inclinan ahora por desalar agua del mar para el abastecimiento futuro de Londres porque temen que el cambio climático ponga en peligro garantizar el consumo de la gran urbe con conducciones desde los lagos naturales de Escocia.
En Francia se han propuesto diversas medidas que empiezan por arrancar las malas hierbas para que no detraigan recursos de árboles y flores en los jardines. En algunos municipios ya se ha prohibido regar el césped junto con otras economías en los pequeños huertos y jardines familiares. En el campo y las afueras de las grandes ciudades se han previsto ayudas para que en las casas aisladas puedan revestir las antiguas fosas sépticas para reconvertirlas en aljibes, en cisternas que recojan y almacenen el agua de lluvia.
Las gentes de nuestra tierra, con tanta experiencia en administrar la escasez, bien podrían aportar su experiencia. A finales de los ochenta, en un periodo de sequía, visitaron Alicante los alcaldes de Oviedo o Ferrol para conocer cómo se gestionaba Aguas de Alicante. Además de grandes pérdidas en la red ni siquiera cobraban el agua a los vecinos. En una tesitura similar están ahora también más allá de los Pirineos