During the last seven months, was raining around 37% less in relation with the average of the last 58 years

Fri, 06/05/2005

El Mundo

Ha llegado el periodo de las vacas flacas. O el de la sequía, que es como se conoce esa etapa de escasísimas lluvias que se reproduce más o menos cada década dejando graves secuelas de estrés hídrico, incendios forestales, erosión y desertificación.
Los datos son muy evidentes. Los últimos siete meses -desde el inicio en septiembre del año hidrológico- ha llovido un 37% menos que la media de los últimos 58 años, que es desde cuando se conservan la totalidad de los registros pluviométricos de España. Esto significa que ha sido el otoño e invierno menos lluvioso en estas seis décadas.
Ya en enero hubo una alerta ante la escasez de lluvias en el otoño y primeros meses del invierno. Pero todavía faltaba la primavera, que es la otra estación de lluvias en nuestro país.Sin embargo, los cielos se han mantenido despejados durante este tiempo. Curiosamente, en el sureste español (Murcia y Almería) y en los dos archipiélagos ha llovido lo normal, es decir, poco.
Invierno seco y frío
Para Antonio Labajo, subdirector de Climatología y Aplicaciones del Instituto Nacional de Meteorología (INM), «la causa hay que buscarla en el anticiclón atlántico que se ha mantenido quieto en sentido vertical norte sur, impidiendo la llegada de las masas de aire húmedo. A su vez, ha propiciado la llegada de vientos fríos polares». Ese anticiclón, cuando ocupa una franja más horizontal en los paralelos, permite el paso de esa humedad.
«No descarto la vinculación con el cambio climático, aunque es pronto para decir nada, porque los periodos secos y húmedos es normal que se alternen en España», añadió el experto del INM.
Lo peor es que las predicciones a largo plazo (con menor fiabilidad) apuntan a que el mes de mayo también será seco. Y tras mayo entramos en la estación estival, donde ya no cabe esperar precipitaciones. Así pues, todo indica que será un año de sequía meteorológica, aunque no de ausencia de agua. Porque afortunadamente, hay agua en los embalses, que según las cifras que manejan las confederaciones hidrográficas llegan al 60% de su capacidad.Esta cifra permite a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, afirmar con seguridad que el abastecimiento de la población está garantizado, al menos de aquí a un año.
Narbona se enfrenta a la segunda peor sequía de su vida pública. Ya vivió la que tuvo lugar a principios de los 90 cuando era secretaria de Estado de Medio Ambiente y Vivienda, que dejó a España más seca que una uva pasa, y más desertificada que nunca con el récord de montes calcinados en un solo año: 450.000 hectáreas en 1994.
Pese a esa regularidad cíclica de las siete plagas con que nos visita la sequía, Narbona señaló ayer que España sigue «tan mal preparada como siempre» frente a la misma, y recordó esa etapa entre 1990 y 1995 tan difícil, que obligó incluso a trasladar agua dulce sobre agua salada en barcos cisterna a las islas Baleares.
La ministra Narbona acusó ayer a las administraciones del PP de no haber dado prioridad a ciertas infraestructuras que pudieran paliar periodos de sequía. Citó el caso de la desaladora de San Pedro del Pinatar, licitada hace 10 años, pero que se va a terminar en unas semanas tras el empujón dado por su Ministerio al plan de desalación.
Narbona afirma que sólo un 15% de los regadíos son eficientes en España, aunque en algunos casos puntuales esa eficiencia es más elevada. Citó el caso de la comarca de Lorca, donde los regadíos son eficaces, pero hay graves fugas en las conducciones de agua.
La ministra cuantificó esas fugas en 5.000 hectómetros cúbicos anuales, por culpa de unas infraestructuras viejas y mal conservadas.Esta cantidad es cinco veces la que se hubiera trasvasado desde el Ebro.
«España no ha aprendido del último periodo de sequía», agregó, refiriéndose a que no existan planes especiales de gestión de la sequía en cada cuenca hidrográfica, aunque la Ley de Aguas obligaba a que estuvieran en vigor desde junio de 2003.
Reducir consumos
Precisamente estos días, se trabaja contrareloj en el Ministerio para anunciar hoy los planes antisequía que ha previsto el Gobierno.Entre otras medidas, se anunciará que todas las ciudades mayores de 20.000 habitantes deberán tener previstas las actuaciones para reducir los consumos y prepararse para periodos más rigurosos.
Además de reclamar la participación ciudadana frente a la escasez de agua, el Gobierno no descarta tener que recortar regadíos para garantizar el abastecimiento de la población.
Es aquí donde los agricultores se sienten dolidos. La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha cifrado en 700 millones de euros las pérdidas provocadas hasta ahora por la sequía. Estas pérdidas se añaden a las de las heladas de este invierno. Las organizaciones agrarias se han dirigido al Ministerio de Agricultura para que se amplíen las ayudas al sector agropecuario.
En medio de la crisis hídrica, no falta la polémica política.La secretaria general del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, Adela Pedrosa, aseguró ayer que «o la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, asume su grave error al derogar el trasvase del Ebro y rectifica o empujará intencionadamente a la comunidad a restricciones inaceptables».