The drought won´t change the system of irrigation in Guadalquivir
Thu, 05/05/2005
La falta de lluvias obliga a realizar dotaciones
de agua desde abril y los regantes no esperan restricciones en la Comisión de Desembalse, pues los pantanos están al 65% de capacidad
juan rubio
n sevilla. Los regantes afrontarán la próxima campaña de riegos sin complicaciones, pues el agua almacenada en los pantanos es más que suficiente para atender la demanda del agro para éste y quizás el año 2006. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) –que gestiona las cuencas de este río y las gaditanas de Guadalete y Barbate– convocará a mediados de mayo, con cierto retraso, la Comisión de Desembalse, el órgano encargado de aprobar las dotaciones de recursos hídricos para el campo, y los agricultores, pese a la sequía, no esperan restricciones, aunque, eso sí, habrá una llamada al ahorro y a la prudencia.
La campaña, que se prolonga hasta mediados de septiembre, cuando concluyen los riegos en los arrozales de las marismas, se inicia con un nivel de agua en los embalses de regulación general –cuyos recursos se destinan, sobre todo, a usos agrícolas– del 64,95 por ciento en la cuenca del Guadalquivir, siendo del 65,7 en la del Guadalete y del 62,6 en la del Barbate, según el último parte, a día de ayer, de la CHG. Por estas mismas fechas pero de 2004, las tres superaban el 85 por ciento, según revelan las series estadísticas.
Después de cada campaña de regadíos, el nivel de los embalses suele descender entre 12 y 18 puntos, dependiendo de cómo haya sido la primavera –si la tierra está húmeda o no– y del calor. Por tanto, en vísperas del próximo otoño, cuando se ordene cortar el grifo al arroz, el volumen de las cuencas rondará el 45 ó 50 por ciento. Estos últimos porcentajes, pues, asegurarían una campaña más de riegos, la de 2006, aunque haya escasez de precipitaciones.
En concreto, la CHG aprobó el pasado año un desembalse global de 1.100 hectómetros cúbicos, que permitieron una dotación de agua por hectárea de 6.000 metros cúbicos en el riego a pie, de 5.000 para aspersión y de 4.000 en el caso del goteo.
Estas dotaciones se estiman normales, y serán precisamente las que reclamarán los regantes. Pero entre 2004 y 2005 hay una sustancial diferencia: el año pasado, ante la persistencia de las lluvias, no se necesitaron desembalses hasta bien entrada la primavera, mientras que en el ejercicio actual comenzaron en abril para salvar los campos de patatas y remolacha, dar apoyos a los frutales y permitir las siembras y el nacimiento del algodón.
Pedro Parias, de la asociación de regantes Feragua, confía en que no haya restricciones, y así se puede deducir –precisa– de las declaraciones de los responsables de la CHG. Por su parte, fuentes de la Confederación recordaron ayer que, hasta el mismo día de la reunión, no habrá una propuesta de dotaciones sobre la mesa.
"Con la sequía y las heladas, estamos teniendo un año muy difícil, así que esperamos que la CHG no nos lo ponga todavía más difícil y podamos al menos salvar los cultivos de regadío , precisa Parias. No obstante, agrega, realizaremos un esfuerzo para dejar los máximos recursos hídricos para el próximo año, aunque esperamos un incremento de la demanda, consecuencia lógica de la falta de humedad en las tierras . Algodón, maíces, patatas, arroz, frutales y hortícolas son las principales producciones que, a partir de ahora, requieren agua y determinan, pues, la campaña de riegos.
Las administraciones, en especial la Consejería andaluza de Agricultura, han tardado en reconocer los estragos que la ausencia de lluvias está causando en los cultivos y el coste adicional en piensos que, para el ganadero, ha supuesto la falta de hierbas y pastos en las fincas.
Así, el último informe sobre daños confeccionado por la patronal Asaja estima que las pérdidas en Andalucía se elevan a unos 193 millones de euros para las producciones agrarias –126 millones en los cereales, 60 en remolacha y 7 en proteginosas– y 142 millones de euros suma el sobrecoste en alimentación para los animales. La principal provincia afectada, la de Sevilla, al absorber casi un tercio del volumen económico agregado.
Los propios técnicos de la Consejería hablan de que la combinación explosiva de fríos y heladas reducirá a la mitad la cosecha andaluza de cereales (trigo y cebada, fundamentalmente, y avena, producto éste vital para alimentar al ganado). En nada ha cambiado la desfavorable incidencia del clima sobre los cultivos de secano: prolongada sequía sin visos de arreglo, subida de temperaturas y rachas de viento que han desecado aún más el terreno. No es posible la siembra de girasol en la mayor parte de los barbechos, lo que está obligando al agricultor de secano a acogerse al 50 por ciento de retirada en las solicitudes de ayudas de la Política Agraria Común , apostillan los técnicos en su último boletín semanal.
Aunque llueva, explican fuentes de Asaja, la recuperación será imposible para los cereales, que ya están espigados y a la espera de la recogida. En cambio, es fundamental para mejorar el girasol y el olivar, que comienza ahora la floración. La patronal no duda en calificar de gravísima la situación de la sequía en Andalucía, y recuerda que hasta el propio Ministerio de Medio Ambiente ha reconocido que es la peor en seis décadas
de agua desde abril y los regantes no esperan restricciones en la Comisión de Desembalse, pues los pantanos están al 65% de capacidad
juan rubio
n sevilla. Los regantes afrontarán la próxima campaña de riegos sin complicaciones, pues el agua almacenada en los pantanos es más que suficiente para atender la demanda del agro para éste y quizás el año 2006. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) –que gestiona las cuencas de este río y las gaditanas de Guadalete y Barbate– convocará a mediados de mayo, con cierto retraso, la Comisión de Desembalse, el órgano encargado de aprobar las dotaciones de recursos hídricos para el campo, y los agricultores, pese a la sequía, no esperan restricciones, aunque, eso sí, habrá una llamada al ahorro y a la prudencia.
La campaña, que se prolonga hasta mediados de septiembre, cuando concluyen los riegos en los arrozales de las marismas, se inicia con un nivel de agua en los embalses de regulación general –cuyos recursos se destinan, sobre todo, a usos agrícolas– del 64,95 por ciento en la cuenca del Guadalquivir, siendo del 65,7 en la del Guadalete y del 62,6 en la del Barbate, según el último parte, a día de ayer, de la CHG. Por estas mismas fechas pero de 2004, las tres superaban el 85 por ciento, según revelan las series estadísticas.
Después de cada campaña de regadíos, el nivel de los embalses suele descender entre 12 y 18 puntos, dependiendo de cómo haya sido la primavera –si la tierra está húmeda o no– y del calor. Por tanto, en vísperas del próximo otoño, cuando se ordene cortar el grifo al arroz, el volumen de las cuencas rondará el 45 ó 50 por ciento. Estos últimos porcentajes, pues, asegurarían una campaña más de riegos, la de 2006, aunque haya escasez de precipitaciones.
En concreto, la CHG aprobó el pasado año un desembalse global de 1.100 hectómetros cúbicos, que permitieron una dotación de agua por hectárea de 6.000 metros cúbicos en el riego a pie, de 5.000 para aspersión y de 4.000 en el caso del goteo.
Estas dotaciones se estiman normales, y serán precisamente las que reclamarán los regantes. Pero entre 2004 y 2005 hay una sustancial diferencia: el año pasado, ante la persistencia de las lluvias, no se necesitaron desembalses hasta bien entrada la primavera, mientras que en el ejercicio actual comenzaron en abril para salvar los campos de patatas y remolacha, dar apoyos a los frutales y permitir las siembras y el nacimiento del algodón.
Pedro Parias, de la asociación de regantes Feragua, confía en que no haya restricciones, y así se puede deducir –precisa– de las declaraciones de los responsables de la CHG. Por su parte, fuentes de la Confederación recordaron ayer que, hasta el mismo día de la reunión, no habrá una propuesta de dotaciones sobre la mesa.
"Con la sequía y las heladas, estamos teniendo un año muy difícil, así que esperamos que la CHG no nos lo ponga todavía más difícil y podamos al menos salvar los cultivos de regadío , precisa Parias. No obstante, agrega, realizaremos un esfuerzo para dejar los máximos recursos hídricos para el próximo año, aunque esperamos un incremento de la demanda, consecuencia lógica de la falta de humedad en las tierras . Algodón, maíces, patatas, arroz, frutales y hortícolas son las principales producciones que, a partir de ahora, requieren agua y determinan, pues, la campaña de riegos.
Las administraciones, en especial la Consejería andaluza de Agricultura, han tardado en reconocer los estragos que la ausencia de lluvias está causando en los cultivos y el coste adicional en piensos que, para el ganadero, ha supuesto la falta de hierbas y pastos en las fincas.
Así, el último informe sobre daños confeccionado por la patronal Asaja estima que las pérdidas en Andalucía se elevan a unos 193 millones de euros para las producciones agrarias –126 millones en los cereales, 60 en remolacha y 7 en proteginosas– y 142 millones de euros suma el sobrecoste en alimentación para los animales. La principal provincia afectada, la de Sevilla, al absorber casi un tercio del volumen económico agregado.
Los propios técnicos de la Consejería hablan de que la combinación explosiva de fríos y heladas reducirá a la mitad la cosecha andaluza de cereales (trigo y cebada, fundamentalmente, y avena, producto éste vital para alimentar al ganado). En nada ha cambiado la desfavorable incidencia del clima sobre los cultivos de secano: prolongada sequía sin visos de arreglo, subida de temperaturas y rachas de viento que han desecado aún más el terreno. No es posible la siembra de girasol en la mayor parte de los barbechos, lo que está obligando al agricultor de secano a acogerse al 50 por ciento de retirada en las solicitudes de ayudas de la Política Agraria Común , apostillan los técnicos en su último boletín semanal.
Aunque llueva, explican fuentes de Asaja, la recuperación será imposible para los cereales, que ya están espigados y a la espera de la recogida. En cambio, es fundamental para mejorar el girasol y el olivar, que comienza ahora la floración. La patronal no duda en calificar de gravísima la situación de la sequía en Andalucía, y recuerda que hasta el propio Ministerio de Medio Ambiente ha reconocido que es la peor en seis décadas