Ministery´s report sees negative impact in the desalination plants
Mon, 18/04/2005
El informe de sostenibilidad ambiental del Programa AGUA del Ministerio de Medio Ambiente reconoce, según reveló hoy la Generalitat Valenciana, "los impactos negativos de la desalinización y que el trasvase del Ebro es una opción más respetuosa con el medio ambiente".
En un comunicado, el conseller de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, pidió a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que "se crea y aplique" los informes de su propio departamento.
El citado informe ministerial afirma que "la extracción de agua salobre para su desalinización puede empeorar la situación de los acuíferos e incrementar los niveles de salinización por aumento de la intrusión marina".
Además, según el estudio, en estas desalinizadoras "se suele recurrir a la inyección de las salmueras, que pueden contaminar las aguas subterráneas, llegando incluso a inutilizar el recurso para su uso futuro; o al vertido directo de las salmueras a cauces o ramblas, con la consecuente contaminación de aguas, cauces y la alteración de especies y procesos ecológicos naturales".
El documento también reconoce que el vertido de salmueras "es uno de los problemas ambientales más significativos asociados al proceso de desalinización, ya que, en términos aproximados, se estima que por cada litro de agua desalada se devuelve al mar otro de agua con el doble de su concentración salina inicial".
"En el caso de los vertidos al mar -continúa el informe hecho público hoy por la Generalitat-, los efectos directos de mayor impacto se producen sobre las praderas de fanerógamas marinas, entre las que destaca la poseidonia oceánica".
Estas praderas son muy sensibles al aumento de la salinidad, por lo que el vertido de salmueras procedentes de las plantas de desalinización "puede tener un efecto grave sobre las mismas si no se toman las medidas adecuadas", prosigue el estudio.
El Programa AGUA reconoce que las plantas desalinizadoras consumen mayor energía eléctrica que el trasvase del Ebro y, de hecho, el total de demanda energética estimada para las desalinizadoras asciende a 2.580 millones de kilovatios/hora al año, mientras que para el trasvase del Ebro la estimación se sitúa en 2.400 millones de kw/h.
Asimismo, como señala el Informe de Sostenibilidad Ambiental del Ministerio, las emisiones de dióxido de carbono asociadas al consumo energético de las desalinizadoras, en las fases de construcción y funcionamiento, ascienden a cuarenta millones de toneladas, mientras que la previsión para el trasvase del Ebro se sitúa en torno a los 34 millones de toneladas.
Otro de los efectos "negativos" del Programa AGUA reconocidos en su informe por el Ministerio de Medio Ambiente es que "mantendrá la dualidad del crecimiento ventajoso del litoral frente al interior y la creciente expansión de la actividad terciaria y urbana sobre la agrícola, así como del regadío y los cultivos más productivos sobre el secano y los cultivos extensivos".
En un comunicado, el conseller de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, pidió a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que "se crea y aplique" los informes de su propio departamento.
El citado informe ministerial afirma que "la extracción de agua salobre para su desalinización puede empeorar la situación de los acuíferos e incrementar los niveles de salinización por aumento de la intrusión marina".
Además, según el estudio, en estas desalinizadoras "se suele recurrir a la inyección de las salmueras, que pueden contaminar las aguas subterráneas, llegando incluso a inutilizar el recurso para su uso futuro; o al vertido directo de las salmueras a cauces o ramblas, con la consecuente contaminación de aguas, cauces y la alteración de especies y procesos ecológicos naturales".
El documento también reconoce que el vertido de salmueras "es uno de los problemas ambientales más significativos asociados al proceso de desalinización, ya que, en términos aproximados, se estima que por cada litro de agua desalada se devuelve al mar otro de agua con el doble de su concentración salina inicial".
"En el caso de los vertidos al mar -continúa el informe hecho público hoy por la Generalitat-, los efectos directos de mayor impacto se producen sobre las praderas de fanerógamas marinas, entre las que destaca la poseidonia oceánica".
Estas praderas son muy sensibles al aumento de la salinidad, por lo que el vertido de salmueras procedentes de las plantas de desalinización "puede tener un efecto grave sobre las mismas si no se toman las medidas adecuadas", prosigue el estudio.
El Programa AGUA reconoce que las plantas desalinizadoras consumen mayor energía eléctrica que el trasvase del Ebro y, de hecho, el total de demanda energética estimada para las desalinizadoras asciende a 2.580 millones de kilovatios/hora al año, mientras que para el trasvase del Ebro la estimación se sitúa en 2.400 millones de kw/h.
Asimismo, como señala el Informe de Sostenibilidad Ambiental del Ministerio, las emisiones de dióxido de carbono asociadas al consumo energético de las desalinizadoras, en las fases de construcción y funcionamiento, ascienden a cuarenta millones de toneladas, mientras que la previsión para el trasvase del Ebro se sitúa en torno a los 34 millones de toneladas.
Otro de los efectos "negativos" del Programa AGUA reconocidos en su informe por el Ministerio de Medio Ambiente es que "mantendrá la dualidad del crecimiento ventajoso del litoral frente al interior y la creciente expansión de la actividad terciaria y urbana sobre la agrícola, así como del regadío y los cultivos más productivos sobre el secano y los cultivos extensivos".