Parlaiment claims calendar in order to make concret budgets, time and works of Agua Program

Thu, 14/04/2005

ABC

Lo que no puede ser, no puede ser, y además, es imposible. En estos momentos, el abismo que separa las políticas hídricas de populares y socialistas es de tal profundidad que no existe ninguna posibilidad de acuerdo, aunque esté al alcance de la mano. Ayer mismo, después de seis horas de debate parlamentario farragoso y monográfico sobre la falta del líquido elemento en la Comunidad, los dos partidos mayoritarios fueron incapaces de consensuar ni un solo punto, ni siquiera en aquello que, públicamente y desde la tribuna, aseguraban con descaro que estaban de acuerdo.

Fue el mundo al revés. El PP, contra la posibilidad de trasvases más allá del Programa Agua que le proponían los socialistas. El PSPV, contra la solidaridad con Castilla-La Mancha -con el puño y la rosa en el poder- y la defensa del Tajo-Segura que reclamaban tanto ellos como los populares. El PP hacía oídos sordos al apoyo al Júcar-Vinalopó suscitado por los socialistas. El PSPV eludía un calendario de obras y plazos del referido Programa Agua del que se llena la boca cada vez que habla por ser una iniciativa popular.

Todo este desaguisado parlamentario tiene su origen y explicación en la teoría bautizada por el diputado socialista José Antonio Godoy como «falacia de composición», y que se sustenta en que las propuestas de resolución tras el debate contienen distintos párrafos, unos asumibles perfectamente por el adversario político y otro inadmisible para el rival en la Cámara. El truco está en que no se puede elegir párrafo. O se está a favor del conjunto del texto o se rechaza el mismo.

En busca de la excusa

Por este maquiavélico sistema, PP y PSPV votaron en contra de las propuestas que provenían de los escaños de enfrente, aunque estaban de acuerdo con ellas en los grandes postulados, como los referidos anteriormente. Siempre encontraban en la redacción contraria una palabra, frase o línea que su conciencia política les impedía apoyar. Si de pasada el PP hacía referencia a los «esfuerzos» del Consell en política hidráulica, el veto socialista aparecía sin remisión. Si el PSPV trataba de «colar» una crítica por el retraso de alguna obra competencia de la Generalitat, el stop popular estaba garantizado. Entre dimes y diretes, los parlamentarios fueron incapaces de sacar adelante hasta una de las cuestiones básicas e irrenunciables para ambos en teoría, el apoyo a los fondos europeos para las actuaciones del Programa Agua en el Segura y el Júcar.

Los votos del PP

En esta texitura, lo único que se podía aprobar eran las propuestas de resolución populares, dada su mayoría absoluta en la Cámara. De esta forma, las Cortes instarán al Consell a que reclame al Ministerio de Medio Ambiente que establezca un calendario de ejecución del ya archifamoso Programa Agua para la Comunidad que especifique los objetivos temporales de inicio y conclusión de cada una de las obras y se expliquen los mecanismos de financiamiento previstos, «incluidas las ayudas de la Unión Europea que se espera obtener para cada uno de los proyectos», y que los partidos fueron incapaces ayer de consensuar un documento que los reclame.

Esta «invitación» al Gobierno de concretar en tiempo y forma su alternativa al trasvase del Ebro será leída hoy en la prensa -¿casualmente?- por la ministra Cristina Narbona en Valencia, ciudad que visita para la firma de un convenio para construir una desaladora en Denia e intervenir en una mesa redonda sobre «Política Hidrológica en el siglo XXI» que, a buen seguro, le servirá para responder a las demandas del Parlamento autonómico.

Un debate crispado

Para llegar a este grado de nula colaboración, se puede adivinar que, anteriormente a las votaciones, se produjo un debate crispado que ya dejó entrever el inevitable resultado final. Desde el momento en que el conseller de Infraestructuras y Transporte, José Ramón García Antón, terminó su alocución -«atrévanse a salir de ese círculo vicioso» porque los socialistas saben que «no dicen la verdad cuando tratan de defender las bondades del Programa Agua», les espetó-, el espectáculo garantizado del socialista Andrés Perelló comenzó con su látigo ágil y ácido contra los populares y, entre gracia y gracia -«van a hacer un hueco en el confesionario de contar tantas mentiras»- lanzó alguna andanada más cruel, como que el trasvase del Ebro era el «embrión de un «pelotazo» con las tuberías».

Pero el conseller no entró al trapo, no es su estilo. Tranquilo, con la experiencia que le dan sus canas, replicó a los socialistas que «atrévanse a plantear puntos de acuerdo que nos permitan defender, de verdad, la integridad del trasvase Tajo-Segura y la ejecución sin más dilaciones del Júcar-Vinalopó, que ustedes saben que son vitales para la Comunidad y que se pueden mantener sin perjudicar a nadie».

Además, en un mensaje en positivo, García Antón instó a los socialistas a «seguir negociando» y «bajar la línea de un posible trasvase del Ebro hasta Sagunto un poco más», tal y como el PSPV parece reclamar a Narbona si el Programa Agua no cubre las expectativas creadas en un principio.

En este punto, Perelló dejó los focos y las bambalinas y bajó a la arena política para platicar más seriamente, y respondió al conseller que vaya a Madrid y «convenie» con Medio Ambiente, porque «les están esperando». «Abandonen la guerra y no utilicen el agua como arma arrojadiza, sino para la paz», apuntilló el socialista, quien fue contestado por el popular que «paz y consenso, sí; pero no desde el silencio y la derrota, sino desde la igualdad», lo que elevó un tanto el debate y lo alejó, aunque sólo fue por un momento, de la habitual trifulca partidista de los grupos.

EU, a la greña con IU

Con esta disputa entre los partidos mayoritarios, las propuestas de EU casi pasaron inadvertidas y, algunas de ellas -como la de paralizar el Júcar-Vinalopó- recibieron el rechazo conjunto de PP y PSPV. Eso sí, animaron el cotarro al advertir a su matriz Izquierda Unida que no aceptarán un nuevo PHN que incluya dicho trasvase, tal y como apuestan, por lo visto, Iniciativa per Catalunya y PSOE. En resumen, una sesión de locos