Alert due to drought is eliminated by the rains, but the political problem continue

Wed, 30/03/2005

ABC

Xosé Manuel Barreiro capeó el temporal en el Parlamento, tras apelar a la concienciación ciudadana para utilizar racionalmente un bien que «no sobra en Galicia»

SANTIAGO. Hablan las cifras: tras el invierno más seco de los últimos cuarenta años, con un promedio de 83,8 litros por metro cuadrado (frente a la media tasada de las últimas tres décadas, que supera los 300 litros), parece que la Semana Santa trajo algo más que un grito de fervor y devoción a la Comunidad gallega: la anhelada lluvia. Sin ir más lejos, la ciudad que ostenta el título de más lluviosa de España, Santiago de Compostela, «atrajo» en los días festivos una media de 134,4 litros por metro cuadrado, según informó ayer el Ministerio de Medio Ambiente, el máximo de las precipitaciones registradas en todo el Estado.

La reacción a esa acción climatológica es obvia, y fue mentada ayer por el responsable medioambiental autonómico y vicepresidente segundo de la Xunta, Xosé Manuel Barreiro: los embalses gallegos alcanzan el 92 por ciento de capacidad, y salvo áreas concretas, como la ciudad de Bayona (cuyo pantano ofrece un desalentador 8 por ciento de almacenamiento), Pontevedra (el embalse que la abastece se encuentra a un 62 por ciento) y zonas del sur de Galicia, las principales urbes de la Comunidad se hallan -ahora- en una «buena situación».

Sin embargo, el advenimiento de las nuevas lluvias no ha echado para atrás el nuevo «Plan extraordinario contra la sequía», diseñado por el departamento que tutela Barreiro y que ha sido dotado con aproximadamente 15 millones de euros. Y para dar voz a esas nuevas medidas, sirva la propia del vicepresidente segundo del Gobierno regional, quien compareció a petición propia ayer en el hemiciclo gallego para explicar en qué consistirá el plan de abastecimiento hídrico.

Con paciencia y sensibilidad

Y el conselleiro rozó la claridad meridiana: «No tiene por qué existir alarma social, pero sí preocupación» dada la sequedad que ha asolado a la Comunidad en el último cuatrimestre. Aun así, y como es lógico, a tenor de la imposibilidad de controlar la climatología, el conselleiro sí quiso instar una y otra vez desde la tribuna del Parlamento a echar por tierra el tópico de que en Galicia sobra agua. Para ello, apeló a la concienciación y sensibilización de la ciudadanía a fin de «racionalizar el uso de ese bien tan preciado», pues en caso contrario «no serán eficientes» las medidas de buenas prácticas medioambientales auspiciadas recientemente desde el departamento que comanda. El uso conveniente de los recursos hídricos tendrá su refrendo, según prosiguió el conselleiro en su alocución, por una apuesta de emergencia por licitar y construir una serie de infraestructuras hidráulicas en todos aquellos municipios que presenten un balance hídrico (y pluviométrico) deficiente.

Barreiro quiso traer a colación, al respecto de las obras previstas por el Ejecutivo gallego, «el esfuerzo realizado en los últimos años en esta materia, en los que el ritmo de licitación de obras hidráulicas, tanto de abastecimiento como de saneamiento, se cuadriplicó hasta alcanzar, en 2004, 140 proyectos contratados por un importe de 84,6 millones de euros». Los planes de Medio Ambiente para el presente 2005 pasan por, a criterio de Barreiro, «superar con creces este volumen con la licitación de 157 infraestructuras, con una inversión de más de 110 millones de euros».

Por último, el vicepresidente segundo de la Xunta dio «carpetazo» a las medidas de prevención dispuestas para «sofocar» los múltiples incendios forestales que han sacudido Galicia en las últimas semanas. La Comunidad se defenderá contra los fuegos reforzando las zonas más propensas al riesgo, así como los incentivos para la colaboración de las comunidades de montes vecinales en manos públicas en la realización de trabajos de silvicultura preventiva, desbroces o pistas, etc. De hecho, el Diario Oficial de Galicia (DOG) ya recoge, desde ayer, la orden para solicitar ayudas (una convocatoria que asciende a un total de 1,2 millones de euros) por parte de dichas comunidades de monte comunal, que suponen alrededor de un tercio de la superficie forestal global que existe en la región.

Protestas en la bancada opositora

Ni las medidas, ni las recomendaciones a la sociedad gallega recalaron en la bancada opositora de igual forma que en el grupo popular. Frente a las reflexiones del conselleiro, la diputada socialista Dolores Villarino señaló que «los déficits hídricos en Galicia son una constante» y cada año hay que recurrir al 10 por ciento de reserva medioambiental para abastecer a los ciudadanos. Añadió, para más inri, que «un millón de gallegos no tiene acceso al servicio público de agua potable», una cifra que se traduce en una tasa del 40 por ciento, que contrasta con el 8 por ciento de media en España.

Al entender del nacionalista Francisco Trigo, el conselleiro se limitó a locutar un «discurso bonito» y le recordó que «los datos son claros y las alertas están ahí». Alarmas que, de no dispararse en la sociedad, sí repicaron en el Parlamento autonómico.