The drought in Spain is not so heavy like in Portugal, according to spanish Minister for Agriculture
Tue, 15/03/2005
La ministra de Agricultura y Pesca, Elena Espinosa, subrayó esta mañana que la situación de sequía en España "no es tan grave" como la que sufre la vecina Portugal en la actualidad, al tiempo que señaló que las previsiones meteorológicas apuntan a precitaciones de lluvia durante esta semana en territorio español.
"Hasta ahora, la situación no es tan grave en cuanto a sequía como la que se presentó en Portugal, pero sí está afectando a partes importantes de España. Las previsiones meteorológicas nos están dando que va a llover esta semana y esperamos que se confirmen. Ayer cayeron las primeras lluvias en Castilla-León", señaló en rueda de prensa.
Espinosa también se refirió a la propuesta de la Comisión Europea de nuevas medidas para conceder ayudas en situaciones de gestión de crisis como las producidas por la sequía o las heladas. "Queremos que la Comisión trabaje en esos temas", insistió.
En su opinión, hay que mantener "los mecanismos que ya están previstos hoy en las OCM y, al mismo tiempo, que se puedan tener en otros complementarios e iguales para todos los países de la UE, evitando distorsiones".
Bruselas propuso la pasada semana nuevas medidas para ayudar económicamente a los agricultores afectados por crisis en el sector provocadas por catástrofes naturales como heladas o sequías, por plagas o enfermedades que afecten al ganado, o por caídas en los precios de los productos.
El documento sobre "La gestión de riesgos y crisis en la agricultura" ha sido remitido a los ministros de Agricultura de los Veinticinco para su discusión en la reunión de hoy. El Ejecutivo comunitario propone tres opciones para mejorar la protección de los agricultores: contribución a las primas de los seguros agrícolas, apoyo a las mutualidades o prestación de una cobertura básica contra las crisis de ingresos.
En el primer caso, Bruselas señala que la cantidad concedida por la UE a cada agricultor que suscriba una póliza contra catástrofes naturales, condiciones climáticas o enfermedades, sumada a las ayudas nacionales o regionales por el mismo motivo, no debería superar el 50% del coste total de la prima de seguro correspondiente.
Los regímenes de seguro que podrían disfrutar de cofinanciación son aquellos que cubren pérdidas superiores al 30% de la producción agrícola media de los tres años anteriores y que paguen como máximo el 100% de la pérdida de ingresos. Para disminuir el coste de los reaseguros que deben concertar las compañías privadas, Bruselas pide que sean los Gobiernos los que se conviertan en socios en el reaseguro u ofrezcan un reaseguro completo a precios reducidos.
Como segunda opción, Bruselas propone que la UE facilite ayudas a la creación de mutualidades en el sector agrícola, ya que estas entidades representan un procedimiento de reparto del riesgo entre grupos de productores.
Según esta alternativa, podrían concederse ayudas temporales y decrecientes para el funcionamiento administrativo a los agricultores que participen en mutualidades que gocen del reconocimiento oficial de la autoridad competente del Estado miembro.
Finalmente, la Comisión plantea que se ponga en marcha una cobertura básica contra las crisis que provoquen graves pérdidas de ingresos, con unas condiciones muy estrictas. Todos los agricultores afectados por una crisis deberán poder acceder a ellas en igualdad de condiciones, y sólo podrán acogerse si sus ingresos son inferiores al 70% de su renta media de los tres últimos años. Además, el importe de los pagos será inferor al 70% de la pérdida de ingresos.
Estas medidas se financiarían con el dinero que ahorre cada Estado miembro gracias al recorte de los pagos directos que se decidió en la reforma de la política agrícola común (PAC) de 2003. Este recorte, conocido como 'modulación', disminuirá progresivamente las ayudas directas en un 3% en 2005, un 4% en 2006 y un 5% en los años de 2007 a 2012. Cada país podría utilizar sólo 1 punto porcentual de su 'modulación' para gestión de crisis.
Bruselas reconoció que "los agricultores de la UE están cada vez más expuestos a la competencia y a las fluctuaciones de los precios agrarios debido a la liberalización comercial" y que por ello, "tienen que blindarse contra las posibles consecuencias negativas de sus decisiones, así como contra las crisis provocadas por catástrofes naturales y otros acontecimientos imprevisibles".
"Hasta ahora, la situación no es tan grave en cuanto a sequía como la que se presentó en Portugal, pero sí está afectando a partes importantes de España. Las previsiones meteorológicas nos están dando que va a llover esta semana y esperamos que se confirmen. Ayer cayeron las primeras lluvias en Castilla-León", señaló en rueda de prensa.
Espinosa también se refirió a la propuesta de la Comisión Europea de nuevas medidas para conceder ayudas en situaciones de gestión de crisis como las producidas por la sequía o las heladas. "Queremos que la Comisión trabaje en esos temas", insistió.
En su opinión, hay que mantener "los mecanismos que ya están previstos hoy en las OCM y, al mismo tiempo, que se puedan tener en otros complementarios e iguales para todos los países de la UE, evitando distorsiones".
Bruselas propuso la pasada semana nuevas medidas para ayudar económicamente a los agricultores afectados por crisis en el sector provocadas por catástrofes naturales como heladas o sequías, por plagas o enfermedades que afecten al ganado, o por caídas en los precios de los productos.
El documento sobre "La gestión de riesgos y crisis en la agricultura" ha sido remitido a los ministros de Agricultura de los Veinticinco para su discusión en la reunión de hoy. El Ejecutivo comunitario propone tres opciones para mejorar la protección de los agricultores: contribución a las primas de los seguros agrícolas, apoyo a las mutualidades o prestación de una cobertura básica contra las crisis de ingresos.
En el primer caso, Bruselas señala que la cantidad concedida por la UE a cada agricultor que suscriba una póliza contra catástrofes naturales, condiciones climáticas o enfermedades, sumada a las ayudas nacionales o regionales por el mismo motivo, no debería superar el 50% del coste total de la prima de seguro correspondiente.
Los regímenes de seguro que podrían disfrutar de cofinanciación son aquellos que cubren pérdidas superiores al 30% de la producción agrícola media de los tres años anteriores y que paguen como máximo el 100% de la pérdida de ingresos. Para disminuir el coste de los reaseguros que deben concertar las compañías privadas, Bruselas pide que sean los Gobiernos los que se conviertan en socios en el reaseguro u ofrezcan un reaseguro completo a precios reducidos.
Como segunda opción, Bruselas propone que la UE facilite ayudas a la creación de mutualidades en el sector agrícola, ya que estas entidades representan un procedimiento de reparto del riesgo entre grupos de productores.
Según esta alternativa, podrían concederse ayudas temporales y decrecientes para el funcionamiento administrativo a los agricultores que participen en mutualidades que gocen del reconocimiento oficial de la autoridad competente del Estado miembro.
Finalmente, la Comisión plantea que se ponga en marcha una cobertura básica contra las crisis que provoquen graves pérdidas de ingresos, con unas condiciones muy estrictas. Todos los agricultores afectados por una crisis deberán poder acceder a ellas en igualdad de condiciones, y sólo podrán acogerse si sus ingresos son inferiores al 70% de su renta media de los tres últimos años. Además, el importe de los pagos será inferor al 70% de la pérdida de ingresos.
Estas medidas se financiarían con el dinero que ahorre cada Estado miembro gracias al recorte de los pagos directos que se decidió en la reforma de la política agrícola común (PAC) de 2003. Este recorte, conocido como 'modulación', disminuirá progresivamente las ayudas directas en un 3% en 2005, un 4% en 2006 y un 5% en los años de 2007 a 2012. Cada país podría utilizar sólo 1 punto porcentual de su 'modulación' para gestión de crisis.
Bruselas reconoció que "los agricultores de la UE están cada vez más expuestos a la competencia y a las fluctuaciones de los precios agrarios debido a la liberalización comercial" y que por ello, "tienen que blindarse contra las posibles consecuencias negativas de sus decisiones, así como contra las crisis provocadas por catástrofes naturales y otros acontecimientos imprevisibles".