Over one hundred enterprises of Vizcaya pay a supplementary tax by the wastes
Tue, 15/02/2005
Un total de 92 empresas vizcaínas pagan actualmente un recargo en la tasa de saneamiento por realizar vertidos contaminantes. El Consorcio de Aguas Bilbao-Bizkaia aplica desde el año 2001 este gravamen, que le reporta una recaudación extra de 3,7 millones de euros, menos del 9% de sus ingresos totales por el saneamiento. 'No es una cantidad significativa, pero tiene un efecto más ético, de pagar por contaminar', asegura el Consorcio. La entidad controla ahora la actividad de 252 empresas que utilizan la red de saneamiento en los 55 municipios consorciados.
Esta tasa de vertidos pretende cumplir el principio de 'quien contamina, paga'. Desde que se implantó hace ahora cuatro años, ha tenido una aplicación progresiva al adoptarse inicialmente un recargo del 50% sobre la cantidad determinada, que se amplió luego hasta el 75% y el 100%, que ya está en vigor desde este año. En este ejercicio se pagan 0,6885 euros por metro cúbico en la tasa de saneamiento si no existe ningún gravamen contaminante. 'Normalmente, no se llega a pagar el doble de esa cantidad por la carga contaminante', asegura Juanjo Aguirre, subdirector de Desarrollo Sostenible del Consorcio.
La entidad se basa en tres parámetros para definir cuáles son las empresas que deben abonar el gravamen: que su carga contaminante sea superior a la establecida como referente, que es la de un hogar; que viertan más agua de la que les suministra el Consorcio y que incorporen el agua en sus procesos productivos y, como consecuencia de ello, tengan un menor vertido.
La consideración de carga contaminante no se asocia con el vertido de sustancias tóxicas, que ya es una actuación prohibida por la ley, sino por materiales como sólidos, nitrógeno amoniacal o materia orgánica 'que es lo que nosotros tratamos en [la depuradora de] Galindo', que se encarga de limpiar las aguas residuales de casi un millón de habitantes del área metropolitana de Bilbao.
Las 92 empresas que pagan este impuesto abonaron una cantidad extraordinaria de 3,7 millones de euros, lo que supone el 8,6% de la recaudación anual de la entidad que preside Ibon Areso en saneamiento, que ronda los 43 millones de euros. Aguirre destaca que los ingresos por este gravamen no son significativos, 'pero obliga a pagar por esa carga y lleva a reflexionar a las empresas si les interesa reducir la contaminación'. Asegura que un total de 252 empresas se encuentran actualmente controladas por sus vertidos. 'Son compañías que utilizan el agua en sus procesos productivos', afirma el subdirector de Desarrollo Sostenible del Consorcio.
La entidad de aguas realiza controles periódicos en las mismas empresas para comprobar la carga contaminante, aunque la lista no es cerrada. 'Puede cambiar cada año, porque algunas cambian sus sistema productivo y ya no contaminan, o entran nuevas'. 'Como sabemos a qué se dedican', añade Aguirre, 'el control no es complicado'.
Uno de los motivos principales de la imposición del gravamen hace cuatro años fue, junto a lograr una mejor concienciación ambiental de las empresas, el que éstas asumiesen los costes de dicha actividad. Hasta entonces, el Consorcio se hacía cargo del tratamiento de los vertidos con más contaminación en la planta de Galindo, la mayor depuradora vasca, que ha requerido una inversión hasta ahora de 120 millones.
Esta planta es una de las tres ideadas para tratar las aguas residuales del Gran Bilbao. Las otras dos son la de Muskiz, en funcionamiento desde 1992, pero que sólo ofrece servicio a 6.700 habitantes, y la de Lamiako, en Leioa, pendiente de construirse.
Este proyecto todavía no se ha definido, aunque el Consorcio vizcaíno espera que se concrete a lo largo de este año. La entidad se encuentra en conversaciones con el Ayuntamiento de Leioa para decidir la ubicación de la nueva planta, y con la Confederación Hidrográfica del Norte, dependiente del Gobierno central y que financiará las obras, dado que fue declarada de interés general.
El gerente del Consorcio Bilbao-Bizkaia, Pedro Barreiro, afirmó a este diario que todavía se desconoce la inversión requerida. Hasta ahora se había hablado de cerca de 60 millones de euros.
Emisario submarino
La construcción de la depuradora de Lamiako se contempló a principios de los 80, cuando se diseñó el Plan Integral de Saneamiento del Gran Bilbao, la mayor inversión medioambiental realizada hasta ahora en Euskadi que requerirá 775 millones de euros, según los últimos cálculos. Su objetivo es complementar el servicio que ofrece Galindo y, en concreto, pretende recoger las aguas residuales de más de 200.000 habitantes de la Margen Derecha.
La entidad también estudia construir un emisario submarino para mejorar el estado de la ría del Nervión. El tratamiento en la planta de Galindo elimina actualmente el 95% de la contaminación de las aguas residuales. El emisario contribuiría a que éstas salieran, en vez de al interior de la ría, a tres kilómetros de distancia, en alta mar, 'donde con el agua salina es más fácil la disolución de ese 5% que no se elimina', explica Pedro Barreiro.
El gerente espera disponer este año de los estudios de un posible trazado y la inversión aproximada para decidir luego si se acomete o no.
Esta tasa de vertidos pretende cumplir el principio de 'quien contamina, paga'. Desde que se implantó hace ahora cuatro años, ha tenido una aplicación progresiva al adoptarse inicialmente un recargo del 50% sobre la cantidad determinada, que se amplió luego hasta el 75% y el 100%, que ya está en vigor desde este año. En este ejercicio se pagan 0,6885 euros por metro cúbico en la tasa de saneamiento si no existe ningún gravamen contaminante. 'Normalmente, no se llega a pagar el doble de esa cantidad por la carga contaminante', asegura Juanjo Aguirre, subdirector de Desarrollo Sostenible del Consorcio.
La entidad se basa en tres parámetros para definir cuáles son las empresas que deben abonar el gravamen: que su carga contaminante sea superior a la establecida como referente, que es la de un hogar; que viertan más agua de la que les suministra el Consorcio y que incorporen el agua en sus procesos productivos y, como consecuencia de ello, tengan un menor vertido.
La consideración de carga contaminante no se asocia con el vertido de sustancias tóxicas, que ya es una actuación prohibida por la ley, sino por materiales como sólidos, nitrógeno amoniacal o materia orgánica 'que es lo que nosotros tratamos en [la depuradora de] Galindo', que se encarga de limpiar las aguas residuales de casi un millón de habitantes del área metropolitana de Bilbao.
Las 92 empresas que pagan este impuesto abonaron una cantidad extraordinaria de 3,7 millones de euros, lo que supone el 8,6% de la recaudación anual de la entidad que preside Ibon Areso en saneamiento, que ronda los 43 millones de euros. Aguirre destaca que los ingresos por este gravamen no son significativos, 'pero obliga a pagar por esa carga y lleva a reflexionar a las empresas si les interesa reducir la contaminación'. Asegura que un total de 252 empresas se encuentran actualmente controladas por sus vertidos. 'Son compañías que utilizan el agua en sus procesos productivos', afirma el subdirector de Desarrollo Sostenible del Consorcio.
La entidad de aguas realiza controles periódicos en las mismas empresas para comprobar la carga contaminante, aunque la lista no es cerrada. 'Puede cambiar cada año, porque algunas cambian sus sistema productivo y ya no contaminan, o entran nuevas'. 'Como sabemos a qué se dedican', añade Aguirre, 'el control no es complicado'.
Uno de los motivos principales de la imposición del gravamen hace cuatro años fue, junto a lograr una mejor concienciación ambiental de las empresas, el que éstas asumiesen los costes de dicha actividad. Hasta entonces, el Consorcio se hacía cargo del tratamiento de los vertidos con más contaminación en la planta de Galindo, la mayor depuradora vasca, que ha requerido una inversión hasta ahora de 120 millones.
Esta planta es una de las tres ideadas para tratar las aguas residuales del Gran Bilbao. Las otras dos son la de Muskiz, en funcionamiento desde 1992, pero que sólo ofrece servicio a 6.700 habitantes, y la de Lamiako, en Leioa, pendiente de construirse.
Este proyecto todavía no se ha definido, aunque el Consorcio vizcaíno espera que se concrete a lo largo de este año. La entidad se encuentra en conversaciones con el Ayuntamiento de Leioa para decidir la ubicación de la nueva planta, y con la Confederación Hidrográfica del Norte, dependiente del Gobierno central y que financiará las obras, dado que fue declarada de interés general.
El gerente del Consorcio Bilbao-Bizkaia, Pedro Barreiro, afirmó a este diario que todavía se desconoce la inversión requerida. Hasta ahora se había hablado de cerca de 60 millones de euros.
Emisario submarino
La construcción de la depuradora de Lamiako se contempló a principios de los 80, cuando se diseñó el Plan Integral de Saneamiento del Gran Bilbao, la mayor inversión medioambiental realizada hasta ahora en Euskadi que requerirá 775 millones de euros, según los últimos cálculos. Su objetivo es complementar el servicio que ofrece Galindo y, en concreto, pretende recoger las aguas residuales de más de 200.000 habitantes de la Margen Derecha.
La entidad también estudia construir un emisario submarino para mejorar el estado de la ría del Nervión. El tratamiento en la planta de Galindo elimina actualmente el 95% de la contaminación de las aguas residuales. El emisario contribuiría a que éstas salieran, en vez de al interior de la ría, a tres kilómetros de distancia, en alta mar, 'donde con el agua salina es más fácil la disolución de ese 5% que no se elimina', explica Pedro Barreiro.
El gerente espera disponer este año de los estudios de un posible trazado y la inversión aproximada para decidir luego si se acomete o no.