La prolongada sequía que afecta a Cuba desde 2003, la más severa en 74 años, ha causado hasta la fecha pérdidas económicas por valor de 834 millones de pesos (igual suma en dólares al cambio oficial), informó hoy la prensa local.
La ausencia de lluvias ha provocado la muerte de decenas de miles de cabezas de ganado y debido ella unas 700.000 personas reciben el suministro de agua regularmente mediante vehículos cisterna, señala hoy un artículo en el periódico oficial "Granma".
La situación más complicada se presenta en la región oriental de la isla, donde los acumulados de lluvias desde mayo de 2003 hasta octubre de 2004 apenas rebasaron el 60 por ciento de la media histórica, con déficit cercanos a los 600 milímetros, e incluso 700 en los puntos más críticos.
Los expertos del Centro Nacional del Clima, Ramón Pérez y Braulio Lapinel, opinaron que la escasez de lluvias se debe, en primer lugar, a la influencia de condiciones anticiclónicas en todo el Caribe, lo que dificulta el desarrollo de grandes nubes.
Pero también señalaron como culpable a la marcada influencia anticiclónica, que consideran reduce la presencia de ondas tropicales, frentes fríos y otros sistemas meteorológicos productores de precipitaciones, además de que puede modificarlos para hacerlos más secos.
Otro de los factores influyentes ha sido el incremento en la intensidad de los vientos del este, vinculados al régimen de los alisios sobre la zona del Caribe, lo que tampoco propicia la lluvia, según explicaron.
Los especialistas subrayaron que este fenómeno en la central provincia de Camagüey y las orientales de Guantánamo, Santiago de Cuba, Holguín, Las Tunas y Granma se ha producido en el período más lluvioso del año (mayo a octubre).
Pérez destacó que a partir de la pasada década de 1970 se han observado cambios importantes en el clima de Cuba, tales como el incremento en la frecuencia e intensidad del fenómeno de la sequía, así como de su extensión geográfica.
Igualmente, consideró, que se han producido cambios en las condiciones de la circulación atmosférica sobre la isla y regiones adyacentes hacia patrones menos favorables para los procesos de lluvia.
Según los especialistas de la isla, al igual que sucede con los ciclones tropicales, Cuba tendrá que aprender a convivir con la sequía y para ello deberán adoptarse de forma anticipada un conjunto de acciones encaminadas a reducir los impactos negativos de este fenómeno.
De acuerdo con datos ofrecidos por el director de Cuencas Hidrográficas e Hidrología del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Juan Petrús, en 2004 el promedio nacional de lluvia en la isla fue de 952 milímetros, cifra que representa el 69 por ciento de la media histórica del país, que es de 1.375.
En diciembre pasado el total de agua embalsada ascendía a 3.292 millones de metros cúbicos, el 38 por ciento de la capacidad total existente.
Las presas cuentan hoy con 2.108 millones de metros cúbicos menos que en diciembre del 2003, y de un total de 235 presas en explotación, 118 permanecen con volúmenes inferiores al 25 por ciento de sus disponibilidades