A report denies that the waters of Ebro´s delta are contaminated
Sat, 22/01/2005
El estudio encargado por los empresarios a la Universidad de Elche dice que no hay radiactividad y que los caudales tienen una excelente calidad para el riego M. BUITRAGO/MURCIA LA FICHA Autores: Rafael Martínez Valero y otros, Departamento de Producción Vegetal y Microbiología de la Universidad Miguel Hernández. Lo hizo a petición de la patronal Croem.
Laboratorio: Las muestras recogidas fueron analizadas por el laboratorio Fitosoil de Murcia, acreditado a nivel europeo.
Muestras: La mayoría recogidas en septiembre y octubre en varios puntos de Tortosa y el Delta.
Los empresarios murcianos han rebatido a través de un estudio que las aguas del Ebro, en las zonas de la desembocadura desde donde estaba previsto iniciarse el trasvase, no están contaminadas, en contra de los apuntado por otros informes que maneja el Ministerio de Medio Ambiente.
El estudio científico encargado por la patronal Croem asegura que no existe la supuesta contaminación de las aguas en la desembocadura, tal como anunció el pasado mes de diciembre a La Verdad el presidente de los empresarios, Miguel del Toro. Las muestras para detectar radiactividad, metales pesados y organoclorados, tomadas entre los meses de julio y octubre pasados, apuntan a que los caudales que circulan entre las poblaciones de Tortosa y el Delta «serían de excelente calidad agronómica si se utilizaran como fuente de suministro para el riego». La mala calidad de las aguas del Ebro en este tramo se sumó a los argumentos del Ministerio de Medio Ambiente para derogar aquel trasvase.
El informe ha sido realizado por el Departamento de Producción Vegetal y Microbiología de la Escuela Técnica Superior de Orihuela, dependiente de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Su coordinador es el profesor Martínez Valero, el mismo responsable de otro estudio según el cual el agua desalinizada causaría graves daños a las plantaciones de cítricos debido a los altos contenidos de boro.
El otro informe del CSIC
La conclusiones de este informe son completamente diferentes a las del estudio elaborado hace un año por miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que alertó de los elevados niveles de contaminación de las aguas del Ebro en el tramo comprendido entre el embalse de Flix y la desembocadura del río.
Con relación a la radiactividad del agua para riego, los análisis efectuados señalan que los niveles detectados «no son mayores que la de un aparato doméstico». Asimismo, la clorados detectados (hexaclorobenceno, policlorobifenilos y DDT) «se localizan en el fondo del río en Flix, y no en el caudal». Apunta que no existe ningún límite legal para el hexaclorobenceno. El informe aclara asimismo que no hay incidencia alguna en la cadena alimentaria. «Ni siquiera los metales pesados ni los organoclorados los detectan los aparatos de análisis indicados con los mínimos límites de cuantificación, ni en la corteza, ni en la pulpa ni en los zumos de los frutos; y por tanto las suposiciones de que podrían afectar a la cadena alimentaria hasta ahora no tienen fundamento».
En el agua de riego analizada en la zona, el Departamento de Producción Vegetal y Microbiología de la Universidad de Elche apunta que la radiactividad es tan insignificante «como la de cualquier ordenador personal»; y que los metales pesados «no aparecen con los límites de cuantificación internacionales». El equipo que realizó el estudio analizó también las cortezas de piel de los frutos de la zona del Delta, la pulpa y los zumos, todos con similares resultados. Los análisis de las tomas de agua fueron realizados por el laboratorio Fitosoil de Murcia, acreditado a nivel europeo e internacional
Laboratorio: Las muestras recogidas fueron analizadas por el laboratorio Fitosoil de Murcia, acreditado a nivel europeo.
Muestras: La mayoría recogidas en septiembre y octubre en varios puntos de Tortosa y el Delta.
Los empresarios murcianos han rebatido a través de un estudio que las aguas del Ebro, en las zonas de la desembocadura desde donde estaba previsto iniciarse el trasvase, no están contaminadas, en contra de los apuntado por otros informes que maneja el Ministerio de Medio Ambiente.
El estudio científico encargado por la patronal Croem asegura que no existe la supuesta contaminación de las aguas en la desembocadura, tal como anunció el pasado mes de diciembre a La Verdad el presidente de los empresarios, Miguel del Toro. Las muestras para detectar radiactividad, metales pesados y organoclorados, tomadas entre los meses de julio y octubre pasados, apuntan a que los caudales que circulan entre las poblaciones de Tortosa y el Delta «serían de excelente calidad agronómica si se utilizaran como fuente de suministro para el riego». La mala calidad de las aguas del Ebro en este tramo se sumó a los argumentos del Ministerio de Medio Ambiente para derogar aquel trasvase.
El informe ha sido realizado por el Departamento de Producción Vegetal y Microbiología de la Escuela Técnica Superior de Orihuela, dependiente de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Su coordinador es el profesor Martínez Valero, el mismo responsable de otro estudio según el cual el agua desalinizada causaría graves daños a las plantaciones de cítricos debido a los altos contenidos de boro.
El otro informe del CSIC
La conclusiones de este informe son completamente diferentes a las del estudio elaborado hace un año por miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que alertó de los elevados niveles de contaminación de las aguas del Ebro en el tramo comprendido entre el embalse de Flix y la desembocadura del río.
Con relación a la radiactividad del agua para riego, los análisis efectuados señalan que los niveles detectados «no son mayores que la de un aparato doméstico». Asimismo, la clorados detectados (hexaclorobenceno, policlorobifenilos y DDT) «se localizan en el fondo del río en Flix, y no en el caudal». Apunta que no existe ningún límite legal para el hexaclorobenceno. El informe aclara asimismo que no hay incidencia alguna en la cadena alimentaria. «Ni siquiera los metales pesados ni los organoclorados los detectan los aparatos de análisis indicados con los mínimos límites de cuantificación, ni en la corteza, ni en la pulpa ni en los zumos de los frutos; y por tanto las suposiciones de que podrían afectar a la cadena alimentaria hasta ahora no tienen fundamento».
En el agua de riego analizada en la zona, el Departamento de Producción Vegetal y Microbiología de la Universidad de Elche apunta que la radiactividad es tan insignificante «como la de cualquier ordenador personal»; y que los metales pesados «no aparecen con los límites de cuantificación internacionales». El equipo que realizó el estudio analizó también las cortezas de piel de los frutos de la zona del Delta, la pulpa y los zumos, todos con similares resultados. Los análisis de las tomas de agua fueron realizados por el laboratorio Fitosoil de Murcia, acreditado a nivel europeo e internacional