Drought. The scarcity of rains bring about problems in skiing´s stations and forests

Mon, 17/01/2005

El Periódico

Los expertos aseguran que la situación no es aún preocupante, pero admiten que llevan unas semanas en situación de prealerta y reconocen que si la sequía se prolonga podría haber serios problemas. La escasez de lluvias que sufre Catalunya desde prácticamente la pasada primavera está empezando a causar los primeros estragos en los embalses y los bosques del Pirineo y ya provoca pérdidas económicas en algunas estaciones de esquí.
Las reservas hidráulicas de la zona pirenaica apenas alcanzan estos días el 52,5% de su capacidad, diez puntos por debajo de la media de los últimos cinco años, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). La situación de las cuencas internas catalanas, de las que se abastece de agua la ciudad de Barcelona, no es tampoco demasiado halagüeña. Los embalses de Girona y de la Catalunya central se encuentran actualmente al 58,8% de su capacidad, casi un 20% menos de reservas que las del año pasado.
Los pluviómetros instalados en el Pirineo no han recogido ni una gota de agua desde el pasado 3 de enero, cuando llegó el actual anticiclón. En Vielha, por ejemplo, en todo el mes de diciembre la precipitación acumulada fue de 59,2 milímetros, un registro ridículo en comparación al de años anteriores.
Pero, a pesar de la evidencia de los datos, nadie se atreve a hablar aún de sequía. "Es demasiado prematuro, porque todavía hay tiempo para que llegue un cambio de tiempo. ¿Quién puede predecir que en febrero no vaya a llover a cántaros durante todo el mes? ", señalaba ayer un profesor de la Escuela de Ingenieros Agrónomos de Lleida, especialista en meteorología. Según los expertos, hasta dentro de 20 años, como mínimo, no será posible afirmar si este invierno ha sido el primero de un cambio climático o si, simplemente, se están viviendo unos meses más secos de lo normal.
Desde la Confederación Hidrográfica del Ebro, encargada de gestionar los recursos hídricos del Pirineo, "no se considera que la situación sea alarmante, porque la campaña de riegos está aún lejos y hay que esperar también al deshielo", según señaló una portavoz.
MÁS CONTAMINACIÓN El déficit de precipitaciones y vientos, que dispersan los contaminantes atmosféricos, ha elevado también el nivel de polución atmosférica. En Barcelona y su área metropolitana, el jueves se alcanzaron máximos de dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión, según informó el Departament de Medi Ambient, aunque el ayuntamiento subrayó que no se habían alcanzado límites de alerta.