Gandia people ought to wait until 2007 in order to drink water without nitrates.
Fri, 05/11/2004
En los años 70 se detectaron los primeros índices que superaban los máximos recomendados por la OMS Al hecho de que el nivel de nitratos en el agua potable de Gandia supera en mucho los máximos recomendados, se suman unas previsiones a medio plazo que indican que esas cifras seguirán aumentando. El Ayuntamiento es consciente de ello, y ultima los preparativos de un ambicioso plan de tratamiento de los recursos hídricos. ALMUDENA ESCRIVÁ/GANDIA Puente viejo de Oliva, construido sobre el cauce prácticamente seco del Río Serpis de Gandia. Que el agua que se bebe en Gandia contiene una alta concentración en nitratos, ya se sabe. Sin embargo, lo que nadie ha admitido de una forma tajante es que las previsiones indican que la evolución sigue sus pasos, y la presencia de éstos en el recurso hídrico para el consumo no sólo no da muestras de parar o disminuir. Más bien todo lo contrario, continuará subiendo llegando a alcanzar unas cifras inaceptables.
Este hecho se conoce desde los años 70 cuando se detectaron los primeros índices que superaban los máximos permitidos, coincidiendo con la aprobación de las primeras normativas a este respecto. Sin embargo, nunca se ha hecho nada por solucionar este problema. No se han aplicado fuertes políticas de mejora del agua.
No ha sido hasta hace unos meses cuando el Ayuntamiento de Gandia decidió tomar cartas en el asunto y aprobar, tras tres años de estudios, un ambicioso plan para el tratamiento y depuración del agua.
Actualmente, se sobrepasan en algunas zonas los 80 miligramos por litro, cuando el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de 50. Con el nuevo sistema, que estará en pleno funcionamiento a partir del 2007, esos niveles se reducirán a la mitad, situándolos sobre los 20-22 miligramos.
Estos datos fueron ofrecidos ayer por el concejal de Medio Ambiente en Gandia, Joan Francesc Peris, durante su intervención en unas jornadas organizadas por la Federación de Asociaciones de Empresarios de la Safor y la Confederación Empresarial Valenciana, que llevaban por título Gestión del agua y desarrollo.
“Nunca hemos tenido problemas en cuanto a cantidad, salvo muy contadas ocasiones. Pero sin embargo, sí los tenemos en cuanto a la calidad. Con este nuevo sistema se resuelven ambas cuestiones”, señaló Peris.
Las causas de esta situación se sitúan, en un primer momento, en la acumulación excesiva y un continuado y descontrolado uso de los abonos en el cultivo. A este hecho, debe sumarse ahora que ha aparecido un nuevo foco de aportación de nitratos, el agua de lluvia.
El incremento de estas sales, resultado de una combinación de ácido nítrico con otras sustancias, no es cosa de dos días, sino más bien de años. Un ejemplo se puede ver en el pozo de Sant Joan, que en un periodo de quince años ha pasado de 30 miligramos por litro, a los 50.
Una evolución previsibleEsta tendencia continuará en el futuro. Sin embargo, la iniciativa adoptada por el gobierno gandiense dará una solución eficaz al problema.
El agua ya no será un problema. En cuestión de un año, el 80 por ciento de la población podrá utilizar el agua del grifo, y un año más tarde será la ciudad entera la que podrá disfrutar de una de las mejores aguas potables del litoral valenciano.
Pero los nitratos seguirán creciendo a medio plazo, y su eliminación “ya depende de las administraciones, que deberían hacer algo para controlarlo”, según el responsable de Medio Ambiente.
Para hablar de la cantidad, el edil hizo referencia al principal depósito natural de agua dulce con el que cuenta la ciudad, el marjal. “A veces nos critican por ser defensores de pájaros y samarucs”. Pero si existen estas especies, es precisamente muestra de que debajo hay agua, y es dulce. El marjal es la zona de recepción de las crecidas de agua y, por tanto, se convierte en una garantía de suministro para los acuíferos. “Nosotros no queremos que se produzca una salinización del agua”, añadió Peris.
Otro aspecto que preocupa es que la gran mayoría de los ríos se están secando, y un ejemplo muy cercano lo encontramos en el Serpis, que antaño llegaba desde Alcoi a Gandia con un caudal abundante. La estampa actual es bien diferente. Un cauce prácticamente seco, donde la vegetación se ha hecho paso con los años. Uno de los motivos: la creciente demanda de agua.
Sobre este tema habló en las jornadas el director del Instituto Tecnológico del Agua, Enrique Cabrera, quien insistió en la necesidad de aprobar una nueva política.
Este hecho se conoce desde los años 70 cuando se detectaron los primeros índices que superaban los máximos permitidos, coincidiendo con la aprobación de las primeras normativas a este respecto. Sin embargo, nunca se ha hecho nada por solucionar este problema. No se han aplicado fuertes políticas de mejora del agua.
No ha sido hasta hace unos meses cuando el Ayuntamiento de Gandia decidió tomar cartas en el asunto y aprobar, tras tres años de estudios, un ambicioso plan para el tratamiento y depuración del agua.
Actualmente, se sobrepasan en algunas zonas los 80 miligramos por litro, cuando el máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud es de 50. Con el nuevo sistema, que estará en pleno funcionamiento a partir del 2007, esos niveles se reducirán a la mitad, situándolos sobre los 20-22 miligramos.
Estos datos fueron ofrecidos ayer por el concejal de Medio Ambiente en Gandia, Joan Francesc Peris, durante su intervención en unas jornadas organizadas por la Federación de Asociaciones de Empresarios de la Safor y la Confederación Empresarial Valenciana, que llevaban por título Gestión del agua y desarrollo.
“Nunca hemos tenido problemas en cuanto a cantidad, salvo muy contadas ocasiones. Pero sin embargo, sí los tenemos en cuanto a la calidad. Con este nuevo sistema se resuelven ambas cuestiones”, señaló Peris.
Las causas de esta situación se sitúan, en un primer momento, en la acumulación excesiva y un continuado y descontrolado uso de los abonos en el cultivo. A este hecho, debe sumarse ahora que ha aparecido un nuevo foco de aportación de nitratos, el agua de lluvia.
El incremento de estas sales, resultado de una combinación de ácido nítrico con otras sustancias, no es cosa de dos días, sino más bien de años. Un ejemplo se puede ver en el pozo de Sant Joan, que en un periodo de quince años ha pasado de 30 miligramos por litro, a los 50.
Una evolución previsibleEsta tendencia continuará en el futuro. Sin embargo, la iniciativa adoptada por el gobierno gandiense dará una solución eficaz al problema.
El agua ya no será un problema. En cuestión de un año, el 80 por ciento de la población podrá utilizar el agua del grifo, y un año más tarde será la ciudad entera la que podrá disfrutar de una de las mejores aguas potables del litoral valenciano.
Pero los nitratos seguirán creciendo a medio plazo, y su eliminación “ya depende de las administraciones, que deberían hacer algo para controlarlo”, según el responsable de Medio Ambiente.
Para hablar de la cantidad, el edil hizo referencia al principal depósito natural de agua dulce con el que cuenta la ciudad, el marjal. “A veces nos critican por ser defensores de pájaros y samarucs”. Pero si existen estas especies, es precisamente muestra de que debajo hay agua, y es dulce. El marjal es la zona de recepción de las crecidas de agua y, por tanto, se convierte en una garantía de suministro para los acuíferos. “Nosotros no queremos que se produzca una salinización del agua”, añadió Peris.
Otro aspecto que preocupa es que la gran mayoría de los ríos se están secando, y un ejemplo muy cercano lo encontramos en el Serpis, que antaño llegaba desde Alcoi a Gandia con un caudal abundante. La estampa actual es bien diferente. Un cauce prácticamente seco, donde la vegetación se ha hecho paso con los años. Uno de los motivos: la creciente demanda de agua.
Sobre este tema habló en las jornadas el director del Instituto Tecnológico del Agua, Enrique Cabrera, quien insistió en la necesidad de aprobar una nueva política.