A study reveals that the cold drop is a habitual phenomenon of the Southeastern from century XVIII
Thu, 30/09/2004
La investigación se basa en informes de la época
Efe, Alicante
Los episodios de lluvias torrenciales y de gota fría en el sureste peninsular son un fenómeno atmosférico habitual que se ha repetido a lo largo de la historia, según el resultado de un estudio sobre el siglo XVIII de la Universidad de Alicante (UA).
El catedrático de Historia Moderna de la UA Armando Alberola declaró que se ha comprobado «empíricamente» la abundancia de estos episodios torrenciales a lo largo del XVIII, aunque entonces no se conocieran bajo el término de «gota fría».
Alberola hizo estas declaraciones en el marco del seminario hispano-francés Riesgo de inundaciones en el Mediterráneo Occidental, que ha organizado el Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante (UA) y donde imparte la conferencia Inundaciones históricas en la fachada mediterránea española.
La investigación se ha basado en los datos obtenidos de los informes de la Capitanía General y de la Intendencia Valenciana que se albergan en el Archivo General de Simancas (Valladolid) y en el Archivo Histórico Nacional, en Madrid. Además, el historiador de la UA ha recopilado informes elaborados por los corregidores (alcaldes) de la época. Alberola ha analizado la documentación conservada de los corregidores de Cullera y Alzira (Valencia), Alicante, Jijona y Orihuela (Alicante), como muestra del territorio valenciano del XVIII. Asimismo, también se ha nutrido de las actas capitulares de los cabildos municipales, sobre todo de Alicante, Orihuela, Elche, Valencia y de la comarca de La Ribera del Júcar, así como de informes de párrocos y las actas que reflejan las rogativas populares de la época.
A partir de la documentación, Alberola ha confirmado que, al igual que actualmente, en el XVIII se registraban intensas etapas de sequía interrumpidas por precipitaciones extraordinarias que, por su cuantía, ocasionaban en poco tiempo crecidas e inundaciones que diezmaban población y cosechas.
Según el historiador de la UA, a partir de la segunda mitad del XIX las autoridades comenzaron a desarrollar tímidos planes preventivos y de protección, aunque el espíritu «fatalista» ante la posibilidad de riadas e inundaciones se ha mantenido hasta bien entrado el siglo XX
Efe, Alicante
Los episodios de lluvias torrenciales y de gota fría en el sureste peninsular son un fenómeno atmosférico habitual que se ha repetido a lo largo de la historia, según el resultado de un estudio sobre el siglo XVIII de la Universidad de Alicante (UA).
El catedrático de Historia Moderna de la UA Armando Alberola declaró que se ha comprobado «empíricamente» la abundancia de estos episodios torrenciales a lo largo del XVIII, aunque entonces no se conocieran bajo el término de «gota fría».
Alberola hizo estas declaraciones en el marco del seminario hispano-francés Riesgo de inundaciones en el Mediterráneo Occidental, que ha organizado el Instituto de Geografía de la Universidad de Alicante (UA) y donde imparte la conferencia Inundaciones históricas en la fachada mediterránea española.
La investigación se ha basado en los datos obtenidos de los informes de la Capitanía General y de la Intendencia Valenciana que se albergan en el Archivo General de Simancas (Valladolid) y en el Archivo Histórico Nacional, en Madrid. Además, el historiador de la UA ha recopilado informes elaborados por los corregidores (alcaldes) de la época. Alberola ha analizado la documentación conservada de los corregidores de Cullera y Alzira (Valencia), Alicante, Jijona y Orihuela (Alicante), como muestra del territorio valenciano del XVIII. Asimismo, también se ha nutrido de las actas capitulares de los cabildos municipales, sobre todo de Alicante, Orihuela, Elche, Valencia y de la comarca de La Ribera del Júcar, así como de informes de párrocos y las actas que reflejan las rogativas populares de la época.
A partir de la documentación, Alberola ha confirmado que, al igual que actualmente, en el XVIII se registraban intensas etapas de sequía interrumpidas por precipitaciones extraordinarias que, por su cuantía, ocasionaban en poco tiempo crecidas e inundaciones que diezmaban población y cosechas.
Según el historiador de la UA, a partir de la segunda mitad del XIX las autoridades comenzaron a desarrollar tímidos planes preventivos y de protección, aunque el espíritu «fatalista» ante la posibilidad de riadas e inundaciones se ha mantenido hasta bien entrado el siglo XX