Flix report’s co-author thinks Ebro divert might have been feasible in spite of risk.
Wed, 22/09/2004
El científico del CSIC Joan Grimalt explica que la contaminación
«hubiera pasado poco a poco por las tuberías» aunque el agua se habría podido usar «para beber y regar»
J. V. Gámir, Valencia
El suspendido trasvase del Ebro hubiera sido viable a pesar de la contaminación descubierta en el embalse de Flix (Tarragona), situado 70 kilómetros río arriba del punto previsto por la versión inicial del Plan Hidrológico Nacional para empezar a trasferir el agua. El especialista del Centro de Investigación y Desarrollo Joan Grimalt, coautor del informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que ha demostrado la presencia de sustancias radioactivas en la presa y que sirvió a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, para asegurar que «el trasvase hubiera significado trasladar esa contaminación, explicó ayer a este diario que el descubrimiento «no invalida» la opción del canal, puesto que «el agua [del Ebro] es de buena calidad en la medida que se puede usar para beber y regar». «Si se hubiera hecho [el trasvase], los residuos habrían pasado poco a poco por las tuberías, otra cosa es que el agua tuviera un nivel alto de residuos», afirmó.
Además de demostrar la presencia de elementos radioactivos en la presa de Flix como consecuencia de los lodos de depuradora que la empresa Erkimia vertió al río hasta 1988, el informe ha confirmado la existencia de sustancias contaminantes aguas abajo. Sin embargo, a juicio de Grimalt, dichos elementos «no entrañan tanto peligro» pues, según consta en el texto, «a nivel de radionucleidos, las concentraciones medidas muestran niveles que se encuentran dentro de la normalidad. No se observan, por tanto, problemas de contaminación [radioactiva] a parte de los del embalse de Flix».Los vertidos almacenados en la presa sólo han supuesto en el tramo final del río un aumento de los niveles de metales pesados como el mercurio y el cadmio, y de compuestos organoclorados como hexaclorobenzeno, policlorobifenilos, policloroestirenos y policloronaftalenos. En cambio, el plomo detectado está relacionado con «el carburante de los vehículos que circulan por las carreteras cercanas» al río y el zinc «puede venir de muchos lados». Por otra parte, la presencia de DDT, «otro compuesto que se encuentra en concentraciones muy elevadas», se debe al desarrollo de «actividades agrícolas».
El investigador explicó que «ninguno de los elementos» presentes en el tramo final del río «sobrepasa los niveles a partir de los cuales es desaconsejable el consumo» y, al tratarse en su mayoría de metales pesados, «son difíciles de disolver» y «se quedan fijados en el lecho del río por la acción del sedimento», por lo que no pueden ser transportados por la corriente. Preguntado sobre si dichos elementos podrían ser trasladados como consecuencia de fuertes lluvias, Grimalt aseguró que «no depende tanto del flujo sino de los aportes realizados en años anteriores», que cesaron en 1988 cuando Erkimia, perteneciente al grupo Ercros, empezó a depositar sus residuos en el vertedero de Flix. Sin embargo, el científico explicó que la situación «no tiene por qué mantenerse estable»
«hubiera pasado poco a poco por las tuberías» aunque el agua se habría podido usar «para beber y regar»
J. V. Gámir, Valencia
El suspendido trasvase del Ebro hubiera sido viable a pesar de la contaminación descubierta en el embalse de Flix (Tarragona), situado 70 kilómetros río arriba del punto previsto por la versión inicial del Plan Hidrológico Nacional para empezar a trasferir el agua. El especialista del Centro de Investigación y Desarrollo Joan Grimalt, coautor del informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que ha demostrado la presencia de sustancias radioactivas en la presa y que sirvió a la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, para asegurar que «el trasvase hubiera significado trasladar esa contaminación, explicó ayer a este diario que el descubrimiento «no invalida» la opción del canal, puesto que «el agua [del Ebro] es de buena calidad en la medida que se puede usar para beber y regar». «Si se hubiera hecho [el trasvase], los residuos habrían pasado poco a poco por las tuberías, otra cosa es que el agua tuviera un nivel alto de residuos», afirmó.
Además de demostrar la presencia de elementos radioactivos en la presa de Flix como consecuencia de los lodos de depuradora que la empresa Erkimia vertió al río hasta 1988, el informe ha confirmado la existencia de sustancias contaminantes aguas abajo. Sin embargo, a juicio de Grimalt, dichos elementos «no entrañan tanto peligro» pues, según consta en el texto, «a nivel de radionucleidos, las concentraciones medidas muestran niveles que se encuentran dentro de la normalidad. No se observan, por tanto, problemas de contaminación [radioactiva] a parte de los del embalse de Flix».Los vertidos almacenados en la presa sólo han supuesto en el tramo final del río un aumento de los niveles de metales pesados como el mercurio y el cadmio, y de compuestos organoclorados como hexaclorobenzeno, policlorobifenilos, policloroestirenos y policloronaftalenos. En cambio, el plomo detectado está relacionado con «el carburante de los vehículos que circulan por las carreteras cercanas» al río y el zinc «puede venir de muchos lados». Por otra parte, la presencia de DDT, «otro compuesto que se encuentra en concentraciones muy elevadas», se debe al desarrollo de «actividades agrícolas».
El investigador explicó que «ninguno de los elementos» presentes en el tramo final del río «sobrepasa los niveles a partir de los cuales es desaconsejable el consumo» y, al tratarse en su mayoría de metales pesados, «son difíciles de disolver» y «se quedan fijados en el lecho del río por la acción del sedimento», por lo que no pueden ser transportados por la corriente. Preguntado sobre si dichos elementos podrían ser trasladados como consecuencia de fuertes lluvias, Grimalt aseguró que «no depende tanto del flujo sino de los aportes realizados en años anteriores», que cesaron en 1988 cuando Erkimia, perteneciente al grupo Ercros, empezó a depositar sus residuos en el vertedero de Flix. Sin embargo, el científico explicó que la situación «no tiene por qué mantenerse estable»