Panamá se recuperaba ayer sábado de las lluvias torrenciales que dejaron el viernes 10 muertos, 10 desaparecidos y unos 10.000 personas afectadas por las inundaciones y deslizamientos de tierra que afectaron una docena de barriadas pobres en las periferias de la capital, según un balance de las autoridades.
El gobernador de Panamá, Erich Rodríguez confirmó que el "estado de emergencia" decretado el sábado por el gobierno se mantiene hasta que se supere la crisis y se asista a todos los damnificados.
El presidente Martín Torrijos, quien el domingo viajará a Nueva York para participar en la Asamblea General de la ONU, recorrió el viernes y sábado la zona del desastre, a la vez que ordenó a todo el gobierno asistir a miles de familias que se quedaron sin hogar, agua y alimentos. Su esposa Vivián de Torrijos organizó un centro de ayuda, para recibir donaciones de ropa, alimentos, medicinas y agua.
La televisión local afirmó que otros tres cuerpos de personas que murieron ahogadas en el Río Cabra a unos treinta kilómetros al sureste de la capital fueron recuperados. Pero esta versión no fue confirmada ni negada por Roberto Velásquez, director del Sistema Nacional de Protección Civil.
Velásquez indentificó entre los fallecidos a ocho niños, tres de ellos sepultados por un alud de tierra que cayó sobre la residencia donde dormían y 5 se ahogaron con las crecidas de los ríos.

Torrijos calificó como una "triste tragedia" el desastre, para lo cual apeló "a la solidaridad de los panameños" para contrubuir con la reconstrucción y asistencia de los poblados destruidos por la lluvia.