Monsoons devastate buildings and crops in Bangladesh

Fri, 03/09/2004

BILBAO /TRAGEDIA. Una mujer, víctima de las inundaciones en Bangladesh, dormida encima de un saco de comida. / REUTERS
AYUDA ENTRE CULTURAS
El derecho del ser humano a la salud, la educación y una calidad de vida dignas mueve a los integrantes de esta asociación internacional con actividades en Bangladesh, Kenia y Mozambique. Para mayor información sobre su labor se puede consultar la web www.ayudaentreculturas.org o contactar con Conchi Martínez en el 661603779
No es fácil entrar en Bangladesh; no con las habituales intenciones de una ONG convencional. «Son una gente muy digna y se muestran reacios a la intervención extranjera», asegura Conchi Martínez, miembro de la asociación Ayuda entre Culturas. Su procedimiento para establecer sólidos lazos con el país asiático se ha basado en la reciprocidad. «Les ayudamos con la condición de que ellos, a su vez, colaboren desinteresadamente con otros y con esa posibilidad de dar preservan su orgullo».

Por sus periódicos viajes, esta basauritarra conoce de primera mano la idiosincrasia del pueblo bengalí. «Son trabajadores y muy organizados». Se trata de una sociedad musulmana exenta del chador y cierto protagonismo de la mujer. «Pero resulta doblemente pobre en un medio miserable. Además de dedicarse al cuidado de seis o siete hijos, trabaja y, a menudo, colabora con otras compañeras en proyectos comunitarios».

Su primera impresión al llegar a Dhaka, la capital de esta república del este indostaní, fue de asombro. «Gente, gente, gente por todas partes. Te sorprende la presencia de una constante multitud». En una extensión de 144.000 kilómetros cuadrados, se concentran más de 100 millones de habitantes, generando una de las mayores densidades de población del mundo. «Rasgos físicos, vestido, hábitat, la forma de moverse. Nada recuerda nuestras costumbres occidentales; aunque se esfuerzan porque no te sientas extraña».

Fueron bangladesís afincados en Vizcaya los que le hablaron de las necesidades de su tierra de origen. Ayuda entre Culturas lleva a cabo proyectos de desarrollo, pero también fomenta, mediante talleres, el diálogo y la comunicación en nuestro entorno, incluso animando a la participación de los inmigrantes. «Así conocimos gente de Asia y África, y nos embarcamos en estas iniciativas».

Salud, enseñanza y calidad de vida constituyen las tres grandes líneas de acción de su actividad en barrios deprimidos de Dhaka. La asociación impulsa cooperativas textiles, pesqueras y de elaboración de miel, pero también la construcción de escuelas y dispensarios.

Tras el último monzón estival, el peor de los últimos quince años, Conchi y sus compañeros han solicitado ayuda económica para enfrentarse a la devastación causada por la inundación del 60% del territorio.

Demasiada lluvia

Dentro de unos días, la voluntaria partirá con destino al abarrotado delta del Ganges. Allí supervisará la marcha de sus proyectos y comprobará de primera mano la incidencia de las inundaciones. «Más que en cantidad, el problema ha radicado en la continuidad de las precipitaciones, que han arrasado las frágiles casas y los cultivos». Optimista, apuesta por la autogestión y confía en el tesón de los habitantes del país, pero cree que el futuro de Bangladesh depende de todos. «Se requiere de la cooperación internacional para enfrentarse a un reto tan inmenso».

Los procedimientos no se antojan excesivamente complejos. «Luchar contra el analfabetismo, la falta de servicios básicos y el galopante crecimiento demográfico no exige un cambio de mentalidades, sino simple educación. Muchas jóvenes no tienen ni idea de planificación familiar».

También ella aprende de sus lejanos contactos, de la experiencia de compartir tiempo y vivienda con los habitantes del extrarradio. «Su gratitud y curiosidad, su afán de superación, incluso el hecho de que progresemos, que materialicemos ideas me anima a seguir adelante en mi vida cotidiana».