A damned dam

Sun, 22/08/2004

ABC

Las conversaciones con los propietarios de las fincas que quedarán sepultadas por las aguas de la Breña II ya han comenzado. Medio Ambiente planteó ante Bruselas más de 3.000 medidas compensatorias que vendrían a paliar su alto coste ambiental, ante el estupor de los ecologistas
CÓRDOBA. Cuando las agua se cuelen poco a poco en las madrigueras, alcancen las copas de los árboles, empapen los nidos y suban y suban inundando 600 hectáreas del Parque Natural de Hornachuelos, qué será de los cientos de animales, -algunos de ellos en serio peligro de extinción como el lobo, el lince, el águila o las nutrias- que tiene su hábitat en este singular enclave propuesto como Lugar de Interés Comunitario. Ésa es la pregunta. Un alto precio. Demasiado alto a juicio de los ecologistas, y que pone en jaque a un proyecto al que sus detractores, agarrándose al último hilo de esperanza, creen que aún puede ser revisado desempolvando el Plan Hidrológico Nacional con el cambio de Gobierno.El faraónico embalse, que nacerá a las faldas de la actual presa, alcanza una altura con capacidad para 850 hectómetros cúbicos dejando bajo las aguas 2.020 hectáreas. Para hacerse una idea de la envergadura de la obra, sólo hay que echar cuentas. El embalse actual, situado a la cota de 121 metros, ocupa una superficie de 600 hectáreas para un volumen almacenado de 103 hectómetros, lo que supondría multiplicarlo por ocho en La Breña II.La Agencia de Medio Ambiente reconoce que bajo las aguas quedarán lugares irreparables como El Cerro del Trigo, entre los ríos Guadiatillo y Guadiato. «Es un perfecto ejemplo de encinar en su mayor grado de complejidad formando un tapiz continuo de extraordinaria belleza. En él se desarrollan bosquetes monoespecíficos muy interesantes que destacan como los mejores conservados del Parque Natural de Hornachuelos», reza en el informe.La empresa no es fácil. Hay que reparar los ecosistemas, intentar rehacer los hábitats que quedan inundados en la medida de lo posible. El proyecto lleva parejo un amplio dossier para el que Bruselas ya ha dado el visto bueno. Se trata de las renombradas «medidas compensatorias».La Delegación de Medio Ambiente encargó allá por el año 1993 al área de Ecología de la Universidad de Córdoba este glosario de actuaciones que acabó contemplando más de 3.000 unidades de sistemas para combatir la pérdida de hábitats que iban a ser inundados por el agua.Como ejemplo, quedarán sepultadas bajo las aguas la zona de Mesas Altas desde el cauce del Guadiato hasta la carretera de Villaviciosa, que alberga «una alta densidad de fauna entre las que destaca el lince, el águila real, perdicera, y lobo».Algunas de estas actuaciones propuestas por el Área de Ecología de la Universidad de Córdoba, bajo la supervisión del Consejo Superior de Investigaciones Científica y la Estación Biológica de Doñana, se llevarán a cabo en 15 fincas seleccionadas de las inmediaciones del embalse, de tres hectáreas cada una, donde se realizarán, entre otras medidas, el fomento de poblaciones presa, principalmente, del conejo.La superficie total del área de compensación comprende un total de 1.179 hectáreas, en parcelas que oscilan entre las 38 y las 273 hectáreas. Se ha considerado la totalidad del cauce del Guadiato entre el embalse de Puente Nuevo y el de al Breña, dividido en tres tramos, alto, medio y bajo.Medidas compensatoriasAsimismo, se prevén pasos de carretera y profundización de charcas para el paso de anfibios en la finca Raso del Conejo. El resto de propuestas pasa por la creación de majanos -montón de cantos sueltos que se forma en las tierras de labor-, o entramados de viveros. Siguiendo con la importancia de las especies presa, se presta especial importancia a la repoblación de conejos y su vacunación.Hasta el más mínimo detalle parece haberse plasmado en el plan restaurador. Es el caso del túnel artificial para murciélagos. Entre un sumarísimo número de medidas compensatorias, se engloban títulos como espejos reflectantes, la limitación de tránsito de embarcaciones o comederos para aves necrófagas.En el lado más didáctico, el Área de Ecología de la UCO ha proyectado un Jardín Botánico de La Breña, así como la creación de una Estación-Laboratorio de Campo y almacén en el Monte de los Boquerones.También se recoge la elaboración de un plan de gestión integrada para todas las parcelas colindantes así como la construcción de un arroyo de conexión entre la Breña II y El Guadiato aguas abajo de la presa; otro entre Puente Nuevo y el Guadiato, así como la construcción de refugios artificiales, islas flotantes y una parcela entre los núcleos del lince de Cardeña-Montoro y el Guadiato.Sin embargo, el embalse trae cola y aparecen sus detractores. El secretario general de Conservación de Ecologistas en Acción, Joaquín Reina, no quiere ni oír hablar de estas medidas. «Son pantomimas y parcheados. No es más que un reparto de fondos entre las distintas instituciones -Universidad, comunidad científica y algunos departamentos de la Consejería de Medio Ambiente-, no es una reparación formal de hábitat sino estructural».«Experimento científico»«Y nada se sabe de cómo van a funcionar porque nunca se han probado. La zona se convertiría en un laboratorio de experimentos científicos sin conocer de antemano los efectos. No hay mas que ver que el Plan Life del Lince está en su primera fase, aún muy incipiente», añade Reina.De otro lado, para los artífices del proyecto -«de carácter puramente político» a juicio del entramado ecologista-, las medidas compensatorias «pretenden garantizar la conservación de especies amenazadas, raras o en peligro de extinción, sobre todo de los grandes mamíferos carnívoros, como el lince o el lobo».De las medidas que se contemplan a través de actuaciones de distinta índole, la mayor parte se realizará en terrenos del propio Parque Natural de Hornachuelos y su entorno, propuestos como Lugares de Interés Comunitarios.Estas actuaciones no pretenden compensar exactamente el terreno perdido como consecuencia de la inundación, sino el hábitat terrestre que utilizaban esta zona. Estas medidas llevan parejo, según el documento de Medio Ambiente, al que ha tenido acceso ABC, el correspondiente plan de seguimiento en los próximos 20 años.De cualquier forma, en los foros internos, a nivel técnico ya son muchas las voces que sin hacerlo público se replantean el proyecto por el alto coste social, y ecológico a pagar.Según Reina, el Gobierno de la nación sólo necesitaría un gesto de la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, para dar marcha atrás. Eso no parece fácil, pero en conversaciones privadas desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir ya se reconoce «el excesivo coste ambiental de la presa».