VALENCIA. El conseller de Infraestructuras, José Ramón García Antón, dejó ayer bien claro que las desaladoras que visitó el pasado martes en tierras alicantinas «no suponen un cambio de rumbo del Gobierno valenciano sobre el Plan Hidrológico Nacional. Estas desaladoras estaban previstas en el año 2001, licitadas en el 2002 y adjudicadas en el 2003».

No obstante, el conseller quiso dejar claro que «no son plantas para desalar agua del mar. Se trata de un proceso innovador que desala las aguas procedentes de la depuradora y que tiene un componente de sal tres mil veces inferior a la del agua marina».

Con este proceso, García Antón analizó que «se consigue destinar el agua a la agricultura. Antes las aguas residuales depuradas no podían destinarse al uso agrícola, ya que la salinización por la sobreexplotación de los acuíferos, lo impedía».

Los agricultores colaborarán en el mantenimiento de estas plantas, según informó el conseller «porque ellos son los principales beneficiados».

Por último, el miembro del Consell garantizó que seguirá defensa del PHN y de las obras previstas en el mismo, incluido el trasvase del Ebro y por ello negó que se haya producido ningún acercamiento a las tesis defendidas en los últimos meses por la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona para el abastecimiento de la Comunidad.