Valencian Government says Segura river could not be sanitated without Ebro transfer
Sat, 10/07/2004
El proyecto preveía inyectar al cauce 430 hm3 de agua todos los años que, según los técnicos, eran básicos para diluir las sales
F. J. BENITO
Un estudio del Consell sobre los efectos que hubiera tenido el trasvase del Ebro en la cuenca del Segura advierte de que con el plan alternativo de la ministra Cristina Narbona no se conseguirá acabar con la salinidad y la contaminación difusa de las aguas, debido a que el cauce se quedará sin los 430 hectómetros cúbicos del Ebro que se iban a inyectar por el canal principal de la margen izquierda. Según los técnicos de la Entidad de Saneamiento, la solución para la recuperación integral del Segura pasa, además de por contar con una buena red de depuradoras y por la reducción de los vertidos, por el mantenimiento del caudal ecológico, «algo imposible si no conseguimos que el río lleve caudal». Como ejemplo de lo positivo que resulta el aporte de aguas superficiales, el estudio apunta que en los periodos en los que se producen desembalses desde el Tajo la conductividad -nivel de sales diluidas en el agua- llegar a reducirse hasta un 50% en el cauce.
El plan Narbona permitirá, a corto plazo, aumentar los recursos hídricos gracias a las desaladoras pero el agua de las plantas no se verterá directamente al cauce. La ministra no descarta a más largo plazo aumentar los recursos del trasvase del Tajo con un aporte extraordinario, gracias al cierre de la central nuclear de Zorita previsto para 2006. Es entonces cuando los 200 hm 3 que hoy se utilizan en su refrigeración podrían derivarse al Segura.
La cuenca del Segura es la que menos lluvia recibe en España y, además, de las que más presión soporta debido a las necesidades que tiene en materia de abastecimiento y regadío, encontrándose prácticamente agotadas todas sus posibilidades, según el Consell. El PHN preveía trasvasar todos los años entre octubre y mayo 430 hm 3 que hubieran llegado por el canal principal de la margen izquierda hasta el embalse de la Pedrera y desde allí «se podría alcanzar incluso el embalse de Cuevas de Almanzora, en la cuenca Sur», según el informe. Las aguas se sumarían a las del acueducto Tajo-Segura, que tienen su origen en el embalse de Bolarque, en el Tajo.
Según los técnicos del Consell «como consecuencia de este largo recorrido y, fundamentalmente, gracias al proceso de dilución que generarían los aportes del Ebro junto a los del Tajo, las características del agua hubieran mejorado espectacularmente. Además, el PHN establecía que cincuenta de los cuatrocientos treinta hectómetros cúbicos de agua trasvasados se reservaban para las conservación de la zonas húmedas».
F. J. BENITO
Un estudio del Consell sobre los efectos que hubiera tenido el trasvase del Ebro en la cuenca del Segura advierte de que con el plan alternativo de la ministra Cristina Narbona no se conseguirá acabar con la salinidad y la contaminación difusa de las aguas, debido a que el cauce se quedará sin los 430 hectómetros cúbicos del Ebro que se iban a inyectar por el canal principal de la margen izquierda. Según los técnicos de la Entidad de Saneamiento, la solución para la recuperación integral del Segura pasa, además de por contar con una buena red de depuradoras y por la reducción de los vertidos, por el mantenimiento del caudal ecológico, «algo imposible si no conseguimos que el río lleve caudal». Como ejemplo de lo positivo que resulta el aporte de aguas superficiales, el estudio apunta que en los periodos en los que se producen desembalses desde el Tajo la conductividad -nivel de sales diluidas en el agua- llegar a reducirse hasta un 50% en el cauce.
El plan Narbona permitirá, a corto plazo, aumentar los recursos hídricos gracias a las desaladoras pero el agua de las plantas no se verterá directamente al cauce. La ministra no descarta a más largo plazo aumentar los recursos del trasvase del Tajo con un aporte extraordinario, gracias al cierre de la central nuclear de Zorita previsto para 2006. Es entonces cuando los 200 hm 3 que hoy se utilizan en su refrigeración podrían derivarse al Segura.
La cuenca del Segura es la que menos lluvia recibe en España y, además, de las que más presión soporta debido a las necesidades que tiene en materia de abastecimiento y regadío, encontrándose prácticamente agotadas todas sus posibilidades, según el Consell. El PHN preveía trasvasar todos los años entre octubre y mayo 430 hm 3 que hubieran llegado por el canal principal de la margen izquierda hasta el embalse de la Pedrera y desde allí «se podría alcanzar incluso el embalse de Cuevas de Almanzora, en la cuenca Sur», según el informe. Las aguas se sumarían a las del acueducto Tajo-Segura, que tienen su origen en el embalse de Bolarque, en el Tajo.
Según los técnicos del Consell «como consecuencia de este largo recorrido y, fundamentalmente, gracias al proceso de dilución que generarían los aportes del Ebro junto a los del Tajo, las características del agua hubieran mejorado espectacularmente. Además, el PHN establecía que cincuenta de los cuatrocientos treinta hectómetros cúbicos de agua trasvasados se reservaban para las conservación de la zonas húmedas».