Ecologists and desalination
Sat, 12/06/2004
Ante la enésima andanada dirigida a los ecologistas murcianos por su posicionamiento crítico frente al Plan Hidrológico Nacional, y en respuesta en concreto al escrito de Ángel Montiel, en el que señala su extrañeza de que no veamos del todo mal el tema de la desalación marina y que nos atribuye, en cierto tono irónico y dada nuestra menor beligerancia en este asunto, una posible relación económica con el sector de la desalación, yo, Miguel Ángel Esteve, profesor de Ecología, responsable de Ciencias Ambientales, ecologista y en su día secretario del Pacto del Agua de la Asamblea Regional de Murcia, desearía realizar unas cuantas declaraciones:
1. Mi talante natural es el de no renunciar a la alfabetización ambiental de ningún ciudadano, por muchos prejuicios que demuestre el mismo. Esta militancia pedagogista me incita a contestar, aunque me temo que en este caso resultará inútil. Espero equivocarme.
2. El movimiento ecologista murciano y, especialmente Ecologistas en Acción, y coincidiendo con otras entidades como la Fundación Nueva Cultura del Agua, de ámbito universitario, considera que el Plan Hidrológico Nacional era un mal documento técnico, en lo ambiental y en lo económico, y que a pesar de la ceremonia de confusión que desde el PP se nos quiere vender sobre la financiación europea, ésta resultaba muy difícil, pues los informes técnicos correspondientes eran muy críticos en tales aspectos ambientales y económicos, simplemente por que en ambos extremos los argumentos de la Administración española eran a todas luces insuficientes, rayando en cierta prevaricación técnica. Así opinamos la mayoría de los técnicos y expertos consultados por el propio ministerio de Medio Ambiente.
3. En la cuenca del Segura, donde consumimos el 228% del agua renovable disponible según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el problema está por un lado en contabilizar con rigor los consumos, ya que los datos oficiales, créame, están falseados. Si no lo cree, quedamos y se lo explico con distintos trabajos publicados, utilizando las últimas técnicas de sensores remotos. Y por otro, en evaluar los recursos no convencionales más accesibles, como las aguas residuales, de las que una parte sustancial las vertemos directamente al mar: pregunte por ejemplo qué se hace con las aguas de Los Alcázares o de La Manga. Entre estos recursos no convencionales están los de la desalación, especialmente la de agua marina. Este recurso tiene mucha más garantía en cuanto a disponibilidad (siempre lo tendríamos, independientemente de sequías u otras tensiones más crónicas), mejor calidad y si se hace un buen análisis económico, resulta más asequible que el agua del Ebro. Igual digo, si no lo cree, nos vemos y hablamos más tranquilamente con datos.
4. Los problemas territoriales y ambientales de las desaladoras son principalmente tres: 1. No toda la costa es buena para su ubicación, ya que conviene captar el agua en pozos y no todo el litoral es bueno geológicamente para ello. En la región andaría en torno a un 30% la longitud de costa más apta para la instalación de este tipo de infraestructuras. En cualquier caso suficiente para varias de ellas
1. Mi talante natural es el de no renunciar a la alfabetización ambiental de ningún ciudadano, por muchos prejuicios que demuestre el mismo. Esta militancia pedagogista me incita a contestar, aunque me temo que en este caso resultará inútil. Espero equivocarme.
2. El movimiento ecologista murciano y, especialmente Ecologistas en Acción, y coincidiendo con otras entidades como la Fundación Nueva Cultura del Agua, de ámbito universitario, considera que el Plan Hidrológico Nacional era un mal documento técnico, en lo ambiental y en lo económico, y que a pesar de la ceremonia de confusión que desde el PP se nos quiere vender sobre la financiación europea, ésta resultaba muy difícil, pues los informes técnicos correspondientes eran muy críticos en tales aspectos ambientales y económicos, simplemente por que en ambos extremos los argumentos de la Administración española eran a todas luces insuficientes, rayando en cierta prevaricación técnica. Así opinamos la mayoría de los técnicos y expertos consultados por el propio ministerio de Medio Ambiente.
3. En la cuenca del Segura, donde consumimos el 228% del agua renovable disponible según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el problema está por un lado en contabilizar con rigor los consumos, ya que los datos oficiales, créame, están falseados. Si no lo cree, quedamos y se lo explico con distintos trabajos publicados, utilizando las últimas técnicas de sensores remotos. Y por otro, en evaluar los recursos no convencionales más accesibles, como las aguas residuales, de las que una parte sustancial las vertemos directamente al mar: pregunte por ejemplo qué se hace con las aguas de Los Alcázares o de La Manga. Entre estos recursos no convencionales están los de la desalación, especialmente la de agua marina. Este recurso tiene mucha más garantía en cuanto a disponibilidad (siempre lo tendríamos, independientemente de sequías u otras tensiones más crónicas), mejor calidad y si se hace un buen análisis económico, resulta más asequible que el agua del Ebro. Igual digo, si no lo cree, nos vemos y hablamos más tranquilamente con datos.
4. Los problemas territoriales y ambientales de las desaladoras son principalmente tres: 1. No toda la costa es buena para su ubicación, ya que conviene captar el agua en pozos y no todo el litoral es bueno geológicamente para ello. En la región andaría en torno a un 30% la longitud de costa más apta para la instalación de este tipo de infraestructuras. En cualquier caso suficiente para varias de ellas