Water control as a souce of conflicts

Sun, 06/06/2004

El País

Aquí damos por sentado que todo el mundo puede abrir un grifo y así tener cuanta agua precise, pero hay 1.100 millones de personas sin ella. El control del agua es fuente de conflicto, y vamos a más porque el consumo no para de crecer; la humanidad se concentra cada vez más en las ciudades, y éstas van cada vez más lejos en el hecho de birlar el agua que necesitan. El líquido elemento será la fuente de los mayores conflictos geopolíticos del siglo XXI, pues algunos expertos calculan que en 2025 la demanda puede ser un 56% superior al suministro. Naciones Unidas declaró 2003 Año Internacional del Agua Dulce, aunque no se enteró mucha gente. El Fórum: pasó Gorbachov, pasó el diálogo El agua para la vida y la seguridad, queda la exposición El agua te habla (menuda, concisa, directa), queda el documento Principios fundamentales de un convenio global sobre el agua (que no compromete a nadie), queda la afirmación de que el 70% del consumo mundial de agua dulce se destina a la agricultura y que sólo con mejorar las prácticas de riego en un 10% tendríamos el doble de agua para beber. Siempre nos quedará la pedagogía. El no Fórum: incomprensiblemente, no han estado presentes los colectivos que promueven una nueva cultura del agua.
Oportunamente, el día 1, la Fundación Agbar inauguró el Museo de las Aguas en una torre modernista de Cornellà. En 2001, la Organización Mundial del Comercio (OMC) empezó a negociar la liberalización de los recursos naturales, supuestamente en beneficio de la humanidad.
Las grandes corporaciones controlan gran parte del agua del planeta y se calcula que unas pocas empresas privadas controlarán el 75% de este recurso en pocos años (peligro).
Entre 1970 y 2000, la venta de agua embotellada creció más de 80 veces en todo el planeta. Algunos de los actuales conflictos armados pueden leerse ya en clave H2O.