Audit to Acusur

Sat, 22/05/2004

SUR

Coves considera un reto su segundo mandato al frente de la consejería, que estará marcado por la transferencia de las políticas hidráulicas a Andalucía. Anuncia que la Confederación Hidrográfica mantendrá su sede en Málaga
MANUEL BECERRA/MÁLAGA
CLARIDAD. Fuensanta Coves quiere conocer con detalle la herencia del anterior gobierno en la gestión del agua en Málaga. / CARLOS MORET
PERFIL
Origen: Nació en Elche (Alicante) en 1961. Está divorciada.

Formación: Doctora en Farmacia por la Universidad de Granada.

Trayectoria: Es consejera de Medio Ambiente desde el año 2000, tras desarrollar labores docentes y de investigación en la Universidad de Almería.

Aficiones: El cine y la lectura. Es muy celosa de su intimidad.
Fuensanta Coves ofrece un discurso muy estructurado, reflejo de su experiencia como profesora universitaria. Aunque progresa en la crítica, todavía está lejos de ser una política al uso, no en vano hace apenas un año que se afilió al PSOE. Ha vivido cuatro años intensos como consejera de Medio Ambiente, aunque sabe que le espera un cuatrienio mucho más duro, con el complicado y -todo a apunta a que muy polémico- traspaso de las competencias del agua desde el Gobierno central.

¿La nueva legislatura se presenta mucho más apasionante?

Sin duda es un reto por dos razones, porque la consejería ha asumido unas competencias que estaban en Obras Públicas y porque se abre un abanico de posibilidades teniendo en Madrid un gobierno del mismo color. Durante veinte años Andalucía ha intentado la transferencia de las confederaciones hidrográficas y ahora por primera vez hay realmente una voluntad política de los gobiernos para que esa transferencia se haga posible. La negociación va bien. Ya hay un primer acuerdo en patrimonio y, sobre todo, en los recursos humanos de la Confederación.

¿Qué primeras medidas han tomado de cara a ese traspaso?

Hemos pedido, y el Ministerio de Medio Ambiente ha atendido nuestra demanda, que se lleve a cabo antes una auditoría técnica y otra económico-financiera sobre la situación de Acusur (Aguas de la Cuenca del Sur). La transferencia que se va a hacer no sólo afecta a la Confederación, sino también a esta empresa estatal, que depende del Ministerio de Economía y Hacienda. Queremos conocer exactamente la situación de todas las obras que ahora mismo están en ejecución por parte de Acusur.

¿Hay indicios de alguna irregularidad en la gestión de Acusur?

La verdad es que constancia no tenemos ahora mismo. Hasta que no tengamos una información fidedigna y sobre todo, una información de expertos. Nos podemos dejar llevar por nuestra intuición, pero nos parece que es recomendable hacer esas auditorías.

¿Cuáles serán sus prioridades?

Desde que se aprobó la Ley de Aguas en 1985, el Gobierno central se ha dedicado básicamente a la construcción de infraestructuras , pero nadie hasta ahora se había ocupado de la gestión, del control y de la vigilancia del agua. Nunca nos hemos preocupado de la calidad y eso es lo que vamos ahora a reconducir. Tenemos que trabajar para conseguir un agua de calidad y agua para todos.

¿Y cómo van a hacerlo?

Hay dos modelos: Uno, vaciar de contenido las confederaciones y trasladar a una empresa estatal como Acusur, que no depende ni siquiera del Ministerio de Medio Ambiente, la ejecución de obras y la tarea, si se quiere hasta política, de la política del agua. Nuestra idea es totalmente contraria, y es apostar claramente por las confederaciones, haciendo que los criterios de adjudicación de aguas sean transparentes y conocidos por todos, y lo primero que vamos a hacer, evidentemente, es un plan de gestión del agua, de las cuencas, al que ya obligaba esa ley del 85. En Málaga incluso es más necesario ese plan, porque se dan los dos polos opuestos en el problema del agua: la sequía y las inundaciones.

¿Está usted convencida de que se cumplirá el compromiso de cerrar el traspaso antes del 30 de junio?

Políticamente hay un acuerdo y hay una voluntad férrea por parte de las dos administraciones para que la transferencia se produzca antes de ese fecha. La auditoria de la que le hablaba antes no debe retrasar esa transferencia, sino en todo caso condicionarla a su resultado final.

Embovedado de los ríos

Una de las promesas del PP fue el Plan Guadalmedina. ¿Cómo ve esta iniciativa?

Hemos aprendido de las inundaciones, de lo que ha ocurrido en Rincón de la Victoria. Esas cosas nos deben servir para avanzar sin cometer los mismos errores. La parte más urbana del Plan Guadalmedina creo que es inviable, aunque quien tiene que determinarlo es el ministerio. Pero no es que lo crea yo, es que los propios miembros del PP nunca se creyeron que era algo serio. Me parece un error insistir en el embovedado de los cauces de los ríos. Una cosa es que queramos recuperar el río para la ciudad, que no la parta en dos, y otra es que desviemos el cauce del río sin tener ninguna seguridad de que eso funcione o que pretendamos pasar una línea de metro por debajo. Si de verdad queremos resolver el problema de las inundaciones, tenemos que tener en las cabeceras la suficiente vegetación para absorber y frenar el agua, y también nutrir a nuestros acuíferos.

Tanto el Ministerio como la Consejería no parecen por la labor de construir nuevas presas. Sin embargo, hay pantanos como el del Guadalhorce y La Concepción que ya están ahí y que necesitan obras de mejora para poderse aprovechar.

No planteo vetar cualquier de infraestructura nueva salvo que sea estrictamente necesario. Además de esos pantanos, que están tirando agua para abastecer a Málaga durante años, hay otro, el de Casasola, que está totalmente vacío. Francamente, la situación de esos embalses me parece sangrante. En lugar de nuevas obras de cemento hay que optimizar los recursos que tenemos. Lo que no podemos es perder el poco agua que tenemos. Hay que resolver esos problemas para que sean pantanos útiles, aunque respecto al recrecimiento de La Concepción, creo que presenta problemas técnicos para su ejecución.

¿Qué alternativas ofrecen a los nuevos pantanos?

Hay dos que son relativamente sencillas y por las que vamos a apostar: la reutilización para riego de las aguas residuales depuradas y la desalación. Se va a poner en funcionamiento la desaladora de Marbella y se va a construir una segunda desaladora en la zona de la Axarquía. Entre esas dos desaladoras y el agua que recuperemos de la depuración, vamos a disponer de 125 hectómetros cúbicos al año, es decir, vamos a corregir el déficit hídrico que sufre Málaga.

¿Han decidido ya dónde se va a ubicar esa desaladora de la Axarquía?

Lo primero que vamos a hacer es saber quiénes son los usuarios, si los agricultores o la población. Tendremos que ponernos de acuerdo con ellos y hacer un estudio serio del precio final del agua. Creo que las nuevas infraestructuras, a partir de ahora, no pueden hacerse unilateralmente por parte de la administración, sino que antes de plantear una solución hay que contar con una demanda suficiente.

¿Se va a mantener en Málaga la sede de la Confederación Hidrográfica?

Sí.

Se lo digo porque las últimas semanas se había especulado con que el sector agrario almeriense forzara el traslado a esta provincia

Lo sé, pero habrá visto que el presidente de la Confederación es de Málaga. Lo que vamos es instalar delegaciones del Instituto Andaluz del Agua, que tiene su sede central en Sevilla, y una de ellas va a estar en Almería. ¿Por qué? Porque el tema del agua en Almería solo se puede resolver si conseguimos conectar con los agricultores