Historical levels in the reservoirs to prevent the drought
Fri, 30/04/2004
- Las reservas de agua de las cuencas catalanas se encuentran en estos momentos en sus máximos históricos, gracias a las abundantes lluvias en lo que va de año y, sobre todo, a una ajustada gestión de desembalse destinada a acumular reservas para alejar el fantasma de las restricciones que rondó hace dos años la ciudad de Barcelona. Los embalses que abastecen la región de Barcelona y Girona están al 92,5% de su capacidad máxima, lo que significa un récord en los 25 años de historia de estas infraestructuras hidráulicas. La anterior marca -registrada en estas fechas- data del año 2003, cuando los embalses estaban al 86,3%.
Los embalses están a rebosar, tanto en la cuenca del Ter como en la del Llobregat. Los primeros (Sau y Susqueda) están al 91,8% de su capacidad, mientras que el sistema La Baells, La Llosa del Cavall y Sant Ponç supera el 92,6% de su volumen total.
Que la ´despensa hidráulica´ catalana esté hasta los topes tiene mucho que ver con una especie de síndrome o temor a que falta agua, que ha hecho que los gestores de la Agència Catalana de l´Aigua (ACA) hayan optado claramente por llenar al máximo los pantanos aunque con todas las medidas de seguridad.
´De los siete años que llevo como responsable de la gestión del agua, hemos tenido sequía cuatro años, en los que hemos sufrido mucho. Por eso, no podemos perder ni una gota de agua´, confiesa Josep Andreu Clariana, subdirector del ACA. ´Debemos tener el máximo volumen de agua para tener recursos el máximo tiempo posible´, resume Clariana. El resultado es que las compuertas han estado cerradas, liberando sólo el agua precisa.
La situación dista mucho, pues, de la sequía que se vivía en abril del 2002, cuando las reservas para la región de Barcelona no permitían garantizar el suministro más allá de tres meses y fue necesario elaborar un plan de restricciones (que no hubo necesidad de aplicar). Ahora, hay agua para más de un año.
La gestión que desarrolla la Agència de l´Aigua sigue una pauta destinada a almacenar toda el agua posible aplicando a la vez un ritmo de desembalse (desagüe) muy preciso y bien calibrado que permita disponer en los embalses de un colchón suficientemente seguro para poder acoger nuevas aportaciones a medida que se produzcan las precipitaciones en las cabeceras de los ríos.
Aún así los embalses han empezado a llenarse demasiado, y por esta razón, ya se han hecho varios desembalses de seguridad después de episodios intensos de lluvias. Así, por ejemplo, desde ayer La Baells desagua 40 m3/s, mientras que hasta ahora soltaba mucha menos agua (8 m3/s).
La acumulación de reservas se debe también a las lluvias generosas caídas en lo que va de año, pues en los tres primeros meses del 2004, en las cuencas catalanas se ha registrado una media de 76 litros por metro cuadrado, mientras que desde 1996 el récord para ese mismo periodo era de 44 litros en el 2002. Esto significa que se ha superado de largo el doble de la media de precipitaciones de estos últimos nueve años.
Los embalses están a rebosar, tanto en la cuenca del Ter como en la del Llobregat. Los primeros (Sau y Susqueda) están al 91,8% de su capacidad, mientras que el sistema La Baells, La Llosa del Cavall y Sant Ponç supera el 92,6% de su volumen total.
Que la ´despensa hidráulica´ catalana esté hasta los topes tiene mucho que ver con una especie de síndrome o temor a que falta agua, que ha hecho que los gestores de la Agència Catalana de l´Aigua (ACA) hayan optado claramente por llenar al máximo los pantanos aunque con todas las medidas de seguridad.
´De los siete años que llevo como responsable de la gestión del agua, hemos tenido sequía cuatro años, en los que hemos sufrido mucho. Por eso, no podemos perder ni una gota de agua´, confiesa Josep Andreu Clariana, subdirector del ACA. ´Debemos tener el máximo volumen de agua para tener recursos el máximo tiempo posible´, resume Clariana. El resultado es que las compuertas han estado cerradas, liberando sólo el agua precisa.
La situación dista mucho, pues, de la sequía que se vivía en abril del 2002, cuando las reservas para la región de Barcelona no permitían garantizar el suministro más allá de tres meses y fue necesario elaborar un plan de restricciones (que no hubo necesidad de aplicar). Ahora, hay agua para más de un año.
La gestión que desarrolla la Agència de l´Aigua sigue una pauta destinada a almacenar toda el agua posible aplicando a la vez un ritmo de desembalse (desagüe) muy preciso y bien calibrado que permita disponer en los embalses de un colchón suficientemente seguro para poder acoger nuevas aportaciones a medida que se produzcan las precipitaciones en las cabeceras de los ríos.
Aún así los embalses han empezado a llenarse demasiado, y por esta razón, ya se han hecho varios desembalses de seguridad después de episodios intensos de lluvias. Así, por ejemplo, desde ayer La Baells desagua 40 m3/s, mientras que hasta ahora soltaba mucha menos agua (8 m3/s).
La acumulación de reservas se debe también a las lluvias generosas caídas en lo que va de año, pues en los tres primeros meses del 2004, en las cuencas catalanas se ha registrado una media de 76 litros por metro cuadrado, mientras que desde 1996 el récord para ese mismo periodo era de 44 litros en el 2002. Esto significa que se ha superado de largo el doble de la media de precipitaciones de estos últimos nueve años.