The water deficit in Segura basin
Sun, 25/04/2004
Ahora que se habla de modificar a la baja el déficit hídrico estructural de la cuenca del Segura, calculado en la planificación hidrológica de cuenca y nacional, para intentar ajustarlo a la mayor disponibilidad de agua que pueda lograrse con la adopción de las medidas que ofrece la nueva Administración en sustitución del trasvase del Ebro, conviene reflexionar sobre la situación real de la cuenca.
En el Sureste español la situación hídrica se ha agravado hasta el extremo de que se tiene la convicción de que, si no se ponen pronto remedios eficaces, se puede llegar a producir la ruina generalizada. Se trata de una zona que abarca, fundamentalmente, la cuenca del Segura, y se extiende sobre las cuencas aledañas, en particular las de los ríos Vinalopó y Almanzora. Viene también a coincidir con las comarcas beneficiarias del Acueducto Tajo-Segura y, en el sector norte, con las que abastece la Mancomunidad de los Canales del Taibilla. Tres grandes sistemas hidráulicos, por tanto, que concurren en una región geográfica muy peculiar desde una perspectiva hidrológica.
En ella, la agricultura de secano es prácticamente inexistente, porque la escasez de lluvias no la permite. Sólo cabe promover la agricultura de regadío, actividad fundamental de la Región que continúa siendo la base del desarrollo de la misma, pues buena parte de la actividad industrial y exportadora están enteramente supeditadas a las producciones agrícolas de las tierras de riego.
Hay una diferencia esencial entre la escasez y la sequía que padecen las demás regiones de la España peninsular y las que sufre el Sureste. Mientras en aquéllas todavía cabe remediar estos males incrementando la regulación de las aguas de los ríos, explotando racionalmente las subterráneas y gestionando conjuntamente los recursos superficiales y del subsuelo, en el Sureste esto ya no es posible. Lo primero que hay que tener en cuenta es que en el balance hídrico de la cuenca del Segura se toma en consideración como volumen aportado por el Trasvase Tajo-Segura a la cuenca receptora el de 540 Hm3/año (los 600 Hm3 previstos para la primera fase de dicho trasvase menos el 10% de pérdidas). Conocidas son las numerosas dificultades existentes para lograr el trasvase efectivo de los caudales legalmente previstos en la legislación del aprovechamiento conjunto Tajo-Segura.
También los demás componentes del balance hídrico de la cuenca del Segura ofrecen singularidades que hacen dudar de la garantía de su disponibilidad. Las aportaciones de los embalses de la cuenca se cifran en 460 Hm3/año, pero lo cierto es que desde hace unos quince años, de manera continuada, apenas se alcanzan los 360 Hm3 anuales, sin que hasta ahora se haya encontrado una explicación clara a este decremento de aportaciones tan preocupante.
Las aportaciones de aguas subterráneas se calculan en 400 Hm3/año (860 Hm3/año de recursos renovables propios de la cuenca del Segura menos 460 Hm3/año aportadas por los embalses de la misma), pero se considera que debe proponerse una reducción de 282 hm3/año sobre las actuales extracciones, concentrada en el valle del Guadalentín, el Campo de Cartagena y los acuíferos de la margen izquierda.
La reutilización de retornos se calcula en 118 Hm
En ella, la agricultura de secano es prácticamente inexistente, porque la escasez de lluvias no la permite. Sólo cabe promover la agricultura de regadío, actividad fundamental de la Región que continúa siendo la base del desarrollo de la misma, pues buena parte de la actividad industrial y exportadora están enteramente supeditadas a las producciones agrícolas de las tierras de riego.
Hay una diferencia esencial entre la escasez y la sequía que padecen las demás regiones de la España peninsular y las que sufre el Sureste. Mientras en aquéllas todavía cabe remediar estos males incrementando la regulación de las aguas de los ríos, explotando racionalmente las subterráneas y gestionando conjuntamente los recursos superficiales y del subsuelo, en el Sureste esto ya no es posible. Lo primero que hay que tener en cuenta es que en el balance hídrico de la cuenca del Segura se toma en consideración como volumen aportado por el Trasvase Tajo-Segura a la cuenca receptora el de 540 Hm3/año (los 600 Hm3 previstos para la primera fase de dicho trasvase menos el 10% de pérdidas). Conocidas son las numerosas dificultades existentes para lograr el trasvase efectivo de los caudales legalmente previstos en la legislación del aprovechamiento conjunto Tajo-Segura.
También los demás componentes del balance hídrico de la cuenca del Segura ofrecen singularidades que hacen dudar de la garantía de su disponibilidad. Las aportaciones de los embalses de la cuenca se cifran en 460 Hm3/año, pero lo cierto es que desde hace unos quince años, de manera continuada, apenas se alcanzan los 360 Hm3 anuales, sin que hasta ahora se haya encontrado una explicación clara a este decremento de aportaciones tan preocupante.
Las aportaciones de aguas subterráneas se calculan en 400 Hm3/año (860 Hm3/año de recursos renovables propios de la cuenca del Segura menos 460 Hm3/año aportadas por los embalses de la misma), pero se considera que debe proponerse una reducción de 282 hm3/año sobre las actuales extracciones, concentrada en el valle del Guadalentín, el Campo de Cartagena y los acuíferos de la margen izquierda.
La reutilización de retornos se calcula en 118 Hm