Los cacereños de la Edad Media, los de la época musulmana, los romanos y hasta

Sun, 12/07/2009

Hoy

Los cacereños de la Edad Media, los de la época musulmana, los romanos y hasta los hombres que pintaron las manos en la cueva de Maltravieso, hace 25.000 años. Hay en la historia de la ciudad una cuestión, un problema más bien, que une civilizaciones: la falta de agua.
Ahora es cuestión de embalses, de bombeos, de presas y trasvases, como antes lo fue de aljibes, los pozos y las fuentes. El último episodio en esta lucha histórica de una ciudad que busca su agua es el trasvase desde Portaje, que esta semana ha vuelto a la actualidad municipal. Quien no tenga ni idea del asunto, puede ir haciéndose una idea con esta retahíla de calificativos referidos al proyecto, extraídos de la hemeroteca: barbaridad, error mayúsculo, nefasto, chapuza, descabellado, engaño, error histórico, atraco a mano armada.
Todas y cada una de esas referencias han salido de la boca de diferentes responsables del Partido Popular en la ciudad desde finales del año 2004 hasta ahora. De entrada, esa lista ayuda a tomar conciencia de la dimensión del debate, que en los últimos años ha tenido momentos más o menos calientes, y que parece condenado a acompañar a la cuestión permanentemente. La novedad que HOY ha dado a conocer esta semana es que los planes iniciales de ese proyecto tienen bastantes posibilidades de sufrir cambios.
Un matiz a considerar
La cuestión no tendría mayor trascendencia, se entendería como algo típico en cualquier obra, sino fuera por varias razonas que sitúan a esta iniciativa en una dimensión distinta a las infraestructuras al uso. Por ejemplo: porque de ella depende el suministro futuro para cien mil personas. O porque estamos ante una infraestructura que atraviesa una parte considerable del mapa provincial. Y ante un gasto que supera los cuarenta millones de euros. A este último punto, además, hay que añadirle un asterisco con una nota a pie de página en letras cuanto más grandes mejor: la obra la pagarán los contribuyentes. O sea, los cacereños. No deja lugar a la duda la Directiva Marco del Agua: el coste de las obras hidráulicas debe repercutir en el municipio que se beneficia de ellas.
Cuando el trasvase de Portaje sea una realidad -en el PP hay quien confía aún en que eso no se producirá nunca porque antes o después alguna autoridad ordenará que paren las máquinas-, los residentes en la capital se ducharán cada mañana con agua procedente de una presa situada a 65 kilómetros. Concretamente, en Portaje, entre Torrejoncillo y Coria. 65 kilómetros de tuberías que empezaron a colocarse el pasado mes de diciembre, con más de un año de retraso. Ahora, esa obra está pendiente de si el Ministerio de Fomento le da o no a la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) el permiso para que esas conducciones de entre 1 y 1,2 metros de diámetro vayan 'grapadas' bajo los puentes de la carretera N-630 sobre los ríos Tajo y Almonte.
La CHT asegura que está esperando a ver qué dice Fomento, pero Demarcación de Carreteras ya se pronunció a principios del año 2006, cuando entre sus alegaciones al proyecto incluyó la dificultad para salvar el pantano de Alcántara. La alternativa más plausible establece que si las tuberías no pueden ir por encima del agua, deben ir por debajo. Pero eso hará aumentar el presupuesto final de manera considerable, mantienen algunos técnicos.
Los detractores del trasvase de Portaje citan varios argumentos para sostener su tesis. Uno de ellos es que se trata de un proyecto caro de ejecutar. Otro alude a que no garantizará el abastecimiento de agua a la capital en el futuro, porque Portaje (23 hectómetros cúbicos de capacidad) es sólo un poco más grande que Guadiloba (20). En este punto, valga como referencia el último número del boletín hidrológico que edita el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino con la situación de todos los embalses, y en el que Portaje y Guadiloba aparecen con la misma ocupación: 9 hectómetros cúbicos, lo que significa que el primero está al 39 por ciento y el segundo al 45. Un tercer motivo para rechazar el proyecto que se está ejecutando ahora es que implicará una subida considerable en la factura del agua. Principalmente, por dos motivos: porque de alguna forma hay que pagar los más de cuarenta millones de euros que cuesta la obra, y porque bombear agua desde 65 kilómetros y por un territorio con varios desniveles obliga a consumir una cantidad de energía eléctrica considerable.
Opiniones contrarias
Sin embargo, la CHT desmonta estas tesis. Asegura que la capital consume en torno a 11 hectómetros cúbicos anuales y el trasvase desde Portaje garantizaría 48. Y cita varias ventajas con respecto a una nueva presa en el Almonte, la opción que aprueba el PP. De hecho, este proyecto tenía el visto bueno del gobierno de José María Aznar, pero el PSOE lo descartó por su impacto medioambiental.
La Confederación ha explicado más de una vez que su elección (y la del gobierno central socialista) requiere varios años menos de ejecución que la del PP, que el consumo de energía para bombear desde Portaje es menor porque en el Almonte hay más desnivel que superar, que el impacto ambiental es incomparable y la calidad del agua, mayor. Ni siquiera en este punto están de acuerdo las dos partes, ya que los informes que hicieron los técnicos municipales en el año 2005 -gobernaba el PP con José María Saponi como alcalde- catalogaban el agua de Portaje como 'prepotable' y 'no recomendable para el consumo'.
Entre unos y otros aparece la opinión de Canal de Isabel II. En los momentos de mayor debate sobre el asunto, a finales del año 2007, la Escuela Politécnica convocó unas jornadas para hablar sobre el agua en la ciudad. En ese foro intervino Gerardo Díaz, entonces gerente de Canal de Isabel II en Cáceres. Y fue claro. «El producto -afirmó-se encarecerá profundamente, y no hablo de un diez o un veinte, sino incluso de cientos por cientos».
Y entre CHT y el PP de Cáceres aparecen también otras alternativas a Portaje y el Almonte. En su momento se barajaron las posibilidades de transportar agua desde el embalse de El Salor o desde el de Alcántara, dos opciones rápidamente desechadas. El PP eligió el Almonte, pero el PSOE cambió esa decisión y optó por Portaje como el mejor remedio para solucionar ese problema con el que la ciudad ha vivido desde siempre. Todo sería distinto si Cáceres tuviera río. Pero eso sí parece claro que no tiene remedio.