La lucha contra la sobreexplotación de los acuíferos se ha situado en la primera línea en el intento de frenar el proceso de desertificación que amenaza al sureste de España
Fri, 22/08/2008
La cuenca del Júcar recupera hoy dia menos del 20% del agua que se extrae de sus acuíferos, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. La situación es aún más grave en el caso de los manantiales de la Sierra de Crevillent o el de Jumilla-Villena, donde cada año se utilizan más recursos que los aportes naturales.
Si no se produce una inversión de la tendencia, la situación se tornará irreversible, como en numerosas ocasiones han denunciado los regantes tanto de la Vega Baja como del Vinalopó en Alicante, principales comarcas afectadas por la sobreexplotación. Para ellos la única solución son los trasvases del Júcar desde Cortes de Pallás y el del Ebro.
Como explicó ayer el presidente de los regantes del Vinalopó, Andrés Martínez, cada año se sacan más recursos del sistema Alacantí-Vinalopó (230 hectómetros cúbicos anuales) que la recarga natural producida por la infiltración del agua de lluvia o por los aportes de los ríos y manantiales subterráneos (unos 60 hectómetros cúbicos).
El Plan de Acción Nacional contra la Desertificación, que recientemente ha presentado el Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino, apunta que las causas del avance de los fenómenos de aridez en el ámbito mediterráneo encuentran dos de sus principales explicaciones en la "sobreexplotación de los acuíferos y la salinización de los suelos".
La extracción masiva de agua subterránea se ha convertido en una práctica habitual en algunas partes de la Comunitat y en regiones colindantes, como Castilla-La Mancha, con las que comparte el uso de acuíferos.
Ante la escasez de recursos superficiales, agricultores y algunos núcleos de población no tienen más remedio que acudir a las aguas subterráneas para satisfacer la demanda agrícola y el abastecimiento urbano. Es el caso de la ciudad de Albacete que se nutre con el acuífero de la Mancha Oriental.
La sobreexplotación está muy cerca de llegar a un punto sin retorno, especialmente en las provincias de Castellón y Alicante. Ambas provincias son también las más amenazadas en la Comunitat por el proceso de desertificación.
Los principales acuíferos que abastecen a la Comunitat Valenciana se enfrentan ya a graves problemas de contaminación o salinización de las aguas.
El Plan contra la Desertificación resalta que tanto en las cuencas del Júcar como del Guadiana "las extracciones son, en valor medio, superiores a la recarga natural". El mismo documento explica que en otras, como en parte de la del Júcar y el Segura, la recarga natural repone como máximo el 50% del agua que se consume.
La situación en la que se encuentran las aguas subterráneas del río Júcar no es lo habitual en España. El Plan contra la Desertificación indica que en más del 20% de los acuíferos españoles "la extracción supera la recarga" o está muy cerca de producirse este fenómeno. La distribución espacial "es muy clara", además de en las islas, la situación se localiza en todo el Mediterráneo español y Andalucía, concentrándose fundamentalmente en el sureste (Murcia, Almería y Alicante) y en la llanura manchega (Ciudad Real y Albacete).
En estos momentos, según el Ministerio, sólo existen en España 15 acuíferos en trámite de recibir la declaración oficial de sobreexplotados. Dos de ellos se localizan en la Comunitat; el de Jumilla-Villena y el de la Sierra de Crevillent.
El Plan Nacional de Regadíos también señala que se encuentran en grave riesgo de sobreexplotación los acuíferos de la Plana de Castellón y el de la Mancha Oriental. En ambos apenas se recupera el 20% del agua que se utiliza. Otros dos manantiales subterráneos, el de Vinarós-Peñíscola y el de Gandia y Dénia, presentan problemas puntuales de sobreexplotación.
Si no se produce una inversión de la tendencia, la situación se tornará irreversible, como en numerosas ocasiones han denunciado los regantes tanto de la Vega Baja como del Vinalopó en Alicante, principales comarcas afectadas por la sobreexplotación. Para ellos la única solución son los trasvases del Júcar desde Cortes de Pallás y el del Ebro.
Como explicó ayer el presidente de los regantes del Vinalopó, Andrés Martínez, cada año se sacan más recursos del sistema Alacantí-Vinalopó (230 hectómetros cúbicos anuales) que la recarga natural producida por la infiltración del agua de lluvia o por los aportes de los ríos y manantiales subterráneos (unos 60 hectómetros cúbicos).
El Plan de Acción Nacional contra la Desertificación, que recientemente ha presentado el Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino, apunta que las causas del avance de los fenómenos de aridez en el ámbito mediterráneo encuentran dos de sus principales explicaciones en la "sobreexplotación de los acuíferos y la salinización de los suelos".
La extracción masiva de agua subterránea se ha convertido en una práctica habitual en algunas partes de la Comunitat y en regiones colindantes, como Castilla-La Mancha, con las que comparte el uso de acuíferos.
Ante la escasez de recursos superficiales, agricultores y algunos núcleos de población no tienen más remedio que acudir a las aguas subterráneas para satisfacer la demanda agrícola y el abastecimiento urbano. Es el caso de la ciudad de Albacete que se nutre con el acuífero de la Mancha Oriental.
La sobreexplotación está muy cerca de llegar a un punto sin retorno, especialmente en las provincias de Castellón y Alicante. Ambas provincias son también las más amenazadas en la Comunitat por el proceso de desertificación.
Los principales acuíferos que abastecen a la Comunitat Valenciana se enfrentan ya a graves problemas de contaminación o salinización de las aguas.
El Plan contra la Desertificación resalta que tanto en las cuencas del Júcar como del Guadiana "las extracciones son, en valor medio, superiores a la recarga natural". El mismo documento explica que en otras, como en parte de la del Júcar y el Segura, la recarga natural repone como máximo el 50% del agua que se consume.
La situación en la que se encuentran las aguas subterráneas del río Júcar no es lo habitual en España. El Plan contra la Desertificación indica que en más del 20% de los acuíferos españoles "la extracción supera la recarga" o está muy cerca de producirse este fenómeno. La distribución espacial "es muy clara", además de en las islas, la situación se localiza en todo el Mediterráneo español y Andalucía, concentrándose fundamentalmente en el sureste (Murcia, Almería y Alicante) y en la llanura manchega (Ciudad Real y Albacete).
En estos momentos, según el Ministerio, sólo existen en España 15 acuíferos en trámite de recibir la declaración oficial de sobreexplotados. Dos de ellos se localizan en la Comunitat; el de Jumilla-Villena y el de la Sierra de Crevillent.
El Plan Nacional de Regadíos también señala que se encuentran en grave riesgo de sobreexplotación los acuíferos de la Plana de Castellón y el de la Mancha Oriental. En ambos apenas se recupera el 20% del agua que se utiliza. Otros dos manantiales subterráneos, el de Vinarós-Peñíscola y el de Gandia y Dénia, presentan problemas puntuales de sobreexplotación.