Las lluvias que han caído en la última semana en Cataluña han reportado a los pantanos de las cuencas internas unos diez hectómetros cúbicos de agua, apenas una tercera parte de la cantidad máxima que la Generalitat confiaba que las precipitaciones iban a dejar en los embalses de la comunidad.
Los pantanos están hoy al 22,5 por ciento de su capacidad y acumulan 155,63 hectómetros cúbicos, unos diez más que a principios de abril, en que estaban a poco más del 21 por ciento de su nivel máximo, según datos de la Agencia Catalana del Agua (ACA).
Las lluvias, pues, han sido beneficiosas para los embalses, que se alejan así un poco más de la barrera del 20 por ciento, que implicaría la entrada en fase de emergencia por la sequía, aunque no suficientes para aliviar su precaria situación.
De hecho, los chubascos, que han afectado principalmente a las comarcas del Pirineo y el Prepirineo de Lleida, donde se han acumulado hasta 130 litros por metro cuadrado, han sido menos cuantiosas de lo que esperaba la Generalitat, que confiaba en que las precipitaciones permitieran acumular entre quince y treinta hectómetros cúbicos de agua en los embalses.
Por el momento, el ligero aumento que han experimentado los pantanos de las cuencas internas permite retrasar la entrada en fase de emergencia hasta finales de mayo.
La conselleria de Medio Ambiente, por su parte, mantiene la previsión de que, si no llueve lo suficiente, podría haber restricciones en el consumo doméstico a partir de mediados de octubre, según han indicado a Efe fuentes de este departamento.
Las previsiones meteorológicas no son muy halagüeñas, pues apuntan a la llegada de un episodio anticiclónico que sólo dejará chubascos puntuales y de escasa intensidad en las zonas el Pirineo y el Prepirineo occidental.
En cualquier caso, estos días de bonanza pueden provocar el deshielo de las cotas altas, incrementando así las reservas de agua en los embalses.