El Hierro trabaja para dejar atrás el temporal más grave de su historia
Tue, 30/01/2007
SAGASTUME / A. GARCÍASANTA CRUZ/LAS PALMAS. La isla de El Hierro trabaja sin descanso para poder superar lo antes posible las graves secuelas que ha dejado el temporal de lluvia y viento que
B. SAGASTUME / A. GARCÍA
SANTA CRUZ/LAS PALMAS. La isla de El Hierro trabaja sin descanso para poder superar lo antes posible las graves secuelas que ha dejado el temporal de lluvia y viento que sacudió a sus habitantes el fin de semana pasado. Todos los esfuerzos estaban ayer dirigidos a restablecer las comunicaciones por las vías secundarias -en especial, las de zonas boscosas-, una vez recuperada la circulación por las principales carreteras.
También se trabaja a destajo por normalizar el suministro de recursos hidráulicos, a causa de los daños ocasionados en el Pozo de Los Padrones, recurso hídrico vital en la isla, en la desaladora de La Restinga y en varias redes de impulsión. De momento, todo el abastecimiento urbano en la isla depende del pozo de Tigaday y de la desaladora de Los Cangrejos. Según los técnicos del Consejo Insular de Aguas, sólo dentro de tres días se habrán reparado los daños y devuelto a la normalidad del suministro.
Durante la jornada de hoy, se espera la visita a la isla de la ministro de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que conocerá de cerca el daño ocasionado sobre los parajes naturales, las pistas forestales y, en particular, el desastre ecológico sobre el lagarto gigante, del que se perdieron 178 ejemplares.
El drama de El Pinar
El pueblo de El Pinar sufrió con singular dureza lo ocurrido el fin de semana, en que quedó bajo una lluvia tan fuerte y persistente como no recordaban sus habitantes haber vivido jamás. No son pocos los que vinculan sus consecuencias con lo ocurrido en septiembre, cuando ardieron casi 1.500 hectáreas de bosque, en el incendio forestal.
«El monte, al quemarse, dejó ceniza en el suelo que no permitió que se filtrase el agua. Además, la corriente traía por los barrancos un lodazal con, además de piedras, restos de los pinos que se quemaron en el incendio», dijo Virgilio Fernández, habitante del pueblo.
La gente, según relató, «sigue con temor e incertidumbre, porque ha sufrido cosas que no se pueden contar del todo». Desde el viernes por la tarde hasta bien entrado el domingo, cayó una lluvia intensa y persistente, a lo que se sumó el ruido del barranco, que traía piedras: «Se sentía como truenos, fuertes y continuos».
A muchos vecinos hubo que evacuarlos por la ventana de sus casas -algunos no han podido volver aún-, ya que el agua había inundado las calles, en algunos casos, hasta un metro de altura. Y todo podría haber sido aun peor, si no se hubiese trabajado para desviar el cauce de un barranco cercano, que se rellenó con escombros para que no atacara tanto el centro del pueblo.
Entre Protección Civil, el personal del Cabildo, del Ayuntamiento de La Frontera y los voluntarios se repartieron el trabajo ayer, sacando barro y piedras para que todo volviera a la normalidad.
Amigos y familiares
En el resto del Archipiélago, donde el temporal no causó daños tan pronunciados, la sensación reinante era que ya había pasado lo peor. Algunos, sin embargo, tendrán que soportar todavía durante algún tiempo las molestas consecuencias del mal tiempo. Ese es el caso de los 240 vecinos desalojados en Las Palmas de Gran Canaria por la caída de un muro de contención que cedió ante el agua, los cuales no podrán regresar a sus hogares hasta dentro de unos días.
Según explicó la alcaldesa, Josefa Luzardo, unos 167 vecinos del Valle de Jinámar se han alojado en dos hoteles de la ciudad mientras se examina el estado de sus viviendas, y otras 73 personas han preferido recurrir a amigos o familiares. También en Gran Canaria, el Ayuntamiento de Teror facilitó alojamiento a dos familias damnificadas por un desprendimiento en el Camino Viejo de El Hoyo.
No todos, sin embargo, guardarán un mal recuerdo de los últimos días: el representante de la Federación de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas (Fedex) de Las Palmas, Roberto Goiriz, manifestó que estas lluvias han sido «muy positivas» para el sector agrícola de las Islas, a excepción, claro está, de El Hierro.
Por último, las islas orientales han sufrido con retraso los efectos de esta racha climática adversa, aunque sin especial virulencia. Así, la unidad de Emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de Yaiza (Lanzarote) achicó el pasado domingo con motobombas el agua acumulada junto a los accesos a la zona residencial de Playa Blanca, en el sur de la isla. Al final se lograron desbloquear las puertas de las viviendas y los garajes, para alivio de los vecinos.
ABC
Los tareas de limpieza de los barrancos, con el elocuente decorado de los dos coches arrastrados por el agua
B. SAGASTUME / A. GARCÍA
SANTA CRUZ/LAS PALMAS. La isla de El Hierro trabaja sin descanso para poder superar lo antes posible las graves secuelas que ha dejado el temporal de lluvia y viento que sacudió a sus habitantes el fin de semana pasado. Todos los esfuerzos estaban ayer dirigidos a restablecer las comunicaciones por las vías secundarias -en especial, las de zonas boscosas-, una vez recuperada la circulación por las principales carreteras.
También se trabaja a destajo por normalizar el suministro de recursos hidráulicos, a causa de los daños ocasionados en el Pozo de Los Padrones, recurso hídrico vital en la isla, en la desaladora de La Restinga y en varias redes de impulsión. De momento, todo el abastecimiento urbano en la isla depende del pozo de Tigaday y de la desaladora de Los Cangrejos. Según los técnicos del Consejo Insular de Aguas, sólo dentro de tres días se habrán reparado los daños y devuelto a la normalidad del suministro.
Durante la jornada de hoy, se espera la visita a la isla de la ministro de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que conocerá de cerca el daño ocasionado sobre los parajes naturales, las pistas forestales y, en particular, el desastre ecológico sobre el lagarto gigante, del que se perdieron 178 ejemplares.
El drama de El Pinar
El pueblo de El Pinar sufrió con singular dureza lo ocurrido el fin de semana, en que quedó bajo una lluvia tan fuerte y persistente como no recordaban sus habitantes haber vivido jamás. No son pocos los que vinculan sus consecuencias con lo ocurrido en septiembre, cuando ardieron casi 1.500 hectáreas de bosque, en el incendio forestal.
«El monte, al quemarse, dejó ceniza en el suelo que no permitió que se filtrase el agua. Además, la corriente traía por los barrancos un lodazal con, además de piedras, restos de los pinos que se quemaron en el incendio», dijo Virgilio Fernández, habitante del pueblo.
La gente, según relató, «sigue con temor e incertidumbre, porque ha sufrido cosas que no se pueden contar del todo». Desde el viernes por la tarde hasta bien entrado el domingo, cayó una lluvia intensa y persistente, a lo que se sumó el ruido del barranco, que traía piedras: «Se sentía como truenos, fuertes y continuos».
A muchos vecinos hubo que evacuarlos por la ventana de sus casas -algunos no han podido volver aún-, ya que el agua había inundado las calles, en algunos casos, hasta un metro de altura. Y todo podría haber sido aun peor, si no se hubiese trabajado para desviar el cauce de un barranco cercano, que se rellenó con escombros para que no atacara tanto el centro del pueblo.
Entre Protección Civil, el personal del Cabildo, del Ayuntamiento de La Frontera y los voluntarios se repartieron el trabajo ayer, sacando barro y piedras para que todo volviera a la normalidad.
Amigos y familiares
En el resto del Archipiélago, donde el temporal no causó daños tan pronunciados, la sensación reinante era que ya había pasado lo peor. Algunos, sin embargo, tendrán que soportar todavía durante algún tiempo las molestas consecuencias del mal tiempo. Ese es el caso de los 240 vecinos desalojados en Las Palmas de Gran Canaria por la caída de un muro de contención que cedió ante el agua, los cuales no podrán regresar a sus hogares hasta dentro de unos días.
Según explicó la alcaldesa, Josefa Luzardo, unos 167 vecinos del Valle de Jinámar se han alojado en dos hoteles de la ciudad mientras se examina el estado de sus viviendas, y otras 73 personas han preferido recurrir a amigos o familiares. También en Gran Canaria, el Ayuntamiento de Teror facilitó alojamiento a dos familias damnificadas por un desprendimiento en el Camino Viejo de El Hoyo.
No todos, sin embargo, guardarán un mal recuerdo de los últimos días: el representante de la Federación de Asociaciones de Exportadores de Productos Hortofrutícolas (Fedex) de Las Palmas, Roberto Goiriz, manifestó que estas lluvias han sido «muy positivas» para el sector agrícola de las Islas, a excepción, claro está, de El Hierro.
Por último, las islas orientales han sufrido con retraso los efectos de esta racha climática adversa, aunque sin especial virulencia. Así, la unidad de Emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de Yaiza (Lanzarote) achicó el pasado domingo con motobombas el agua acumulada junto a los accesos a la zona residencial de Playa Blanca, en el sur de la isla. Al final se lograron desbloquear las puertas de las viviendas y los garajes, para alivio de los vecinos.
ABC
Los tareas de limpieza de los barrancos, con el elocuente decorado de los dos coches arrastrados por el agua