Un informe de Medio Ambiente alerta de la mala calidad del río a su paso por Córdoba
Mon, 22/01/2007
BERNALCÓRDOBA. El agua del río a su paso por la capital cordobesa no alcanza los niveles de calidad deseados. Así lo demuestra el informe semestral, correspondiente al período enero-junio de
CARMEN G. BERNAL
CÓRDOBA. El agua del río a su paso por la capital cordobesa no alcanza los niveles de calidad deseados. Así lo demuestra el informe semestral, correspondiente al período enero-junio de 2006, de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) sobre la cuenca del río. El mismo documento advierte de que, a pesar de la instalación de depuradoras y la reducción de vertidos en la zona, existe un sensible empeoramiento en el tramo medio del río -entre las ciudades de Córdoba y Sevilla- respecto a los registros de 2005.
Los muestreos se realizaron durante el primer semestre de 2006 en cada una de las estaciones que la Red Integral de Calidad de Aguas (ICA) -dependiente del Ministerio de Medio Ambiente-posee en el río. En total, son 148 puntos distribuidos por toda la ribera, de los que 31 están ubicados en la provincia de Córdoba.
Aguas contaminadas
Los análisis de las aguas superficiales determinaron que el Guadalquivir, a su paso por la capital, posee uno de los niveles de calidad más bajos de Andalucía, llegando a alcanzar en algunos momentos un 41,11 de ICG (Índice de Calidad General), parámetro utilizado por los expertos para calibrar la pureza del agua. El ICG -que oscila entre 0 y 100 puntos- pondera un total de 23 elementos del agua (oxígeno disuelto, ph, sólidos en suspensión, conductividad y elementos tóxicos, entre otros). El promedio alcanzado por el río en Córdoba se encuentra en niveles que los expertos consideran «inadmisibles» (menos de 50).
El mismo informe aclara que el descenso de la calidad del agua tiene su origen en los vertidos procedentes de la capital y de localidades como Almodóvar del Río.
Asimismo, resulta preocupante que los registros de la capital hayan bajado respecto al primer semestre de años anteriores. Así, mientras 2005 fue un «buen año» al alcanzarse una calidad «media» (65 de ICG), los índices de 2006 no sólo no lo superaron (56 puntos) sino que empeoraron la de 2004 (con 60 puntos).
El informe de Medio Ambiente pone de manifiesto que los problemas más importantes que afectan a la cuenca se deben, no sólo a la climatología y geología de la misma, sino también a la contaminación orgánica derivada de los vertidos urbanos e industriales.
Cruce de acusaciones
La situación, sin embargo, parece no preocupar a las Administraciones que han utilizado la limpieza del río como arma arrojadiza que nadie quiere zanjar.
De un lado, el Consistorio dice que es la CHG quien tiene todas las competencias sobre el Guadalquivir. Un planteamiento al que el Ministerio de Medio Ambiente responde que no en el caso de residuos urbanos, la mayoría de los que aparecen en sus aguas.
El portavoz del gobierno municipal y edil de Urbanismo, Andrés Ocaña, entiende las quejas de los vecinos por la basura y suciedad de la ribera pero insiste en que es el Gobierno central, a través del Ministerio de Medio Ambiente, el encargado de su limpieza «igual que nosotros lo hacemos con las calles de la ciudad». «Eso no quita que estemos dispuestos, y en ello estamos trabajando, a crear un marco estable, permanente y consensuado entre ambas partes para que, en el tiempo, nos olvidemos de este problema que afecta a todos los cordobeses», dice.
Para Ocaña, es fundamental la creación de un convenio donde Gobierno central y local determinen cómo se va a limpiar y mantener el río, «algo que ya ocurre en ciudades como Sevilla y Badajoz».
Un acuerdo al que no se cierra Antonio Ramón Guinea, máximo responsable de la CHG en Córdoba, que admitió a este periódico estar dispuesto a presupuestar una partida inicial para llevar a cabo una limpieza de choque en el río. «Eso sí, con el compromiso de que sea el Ayuntamiento el que lo mantenga limpio y lleve a cabo su conservación», aclaró.
La polémica seguirá en la calle mientras la basura y los olores sigan apareciendo. Ambas entidades están de acuerdo en el fondo. El problema es que la forma está tardando demasiado y el río sigue corriendo.
CARMEN G. BERNAL
CÓRDOBA. El agua del río a su paso por la capital cordobesa no alcanza los niveles de calidad deseados. Así lo demuestra el informe semestral, correspondiente al período enero-junio de 2006, de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) sobre la cuenca del río. El mismo documento advierte de que, a pesar de la instalación de depuradoras y la reducción de vertidos en la zona, existe un sensible empeoramiento en el tramo medio del río -entre las ciudades de Córdoba y Sevilla- respecto a los registros de 2005.
Los muestreos se realizaron durante el primer semestre de 2006 en cada una de las estaciones que la Red Integral de Calidad de Aguas (ICA) -dependiente del Ministerio de Medio Ambiente-posee en el río. En total, son 148 puntos distribuidos por toda la ribera, de los que 31 están ubicados en la provincia de Córdoba.
Aguas contaminadas
Los análisis de las aguas superficiales determinaron que el Guadalquivir, a su paso por la capital, posee uno de los niveles de calidad más bajos de Andalucía, llegando a alcanzar en algunos momentos un 41,11 de ICG (Índice de Calidad General), parámetro utilizado por los expertos para calibrar la pureza del agua. El ICG -que oscila entre 0 y 100 puntos- pondera un total de 23 elementos del agua (oxígeno disuelto, ph, sólidos en suspensión, conductividad y elementos tóxicos, entre otros). El promedio alcanzado por el río en Córdoba se encuentra en niveles que los expertos consideran «inadmisibles» (menos de 50).
El mismo informe aclara que el descenso de la calidad del agua tiene su origen en los vertidos procedentes de la capital y de localidades como Almodóvar del Río.
Asimismo, resulta preocupante que los registros de la capital hayan bajado respecto al primer semestre de años anteriores. Así, mientras 2005 fue un «buen año» al alcanzarse una calidad «media» (65 de ICG), los índices de 2006 no sólo no lo superaron (56 puntos) sino que empeoraron la de 2004 (con 60 puntos).
El informe de Medio Ambiente pone de manifiesto que los problemas más importantes que afectan a la cuenca se deben, no sólo a la climatología y geología de la misma, sino también a la contaminación orgánica derivada de los vertidos urbanos e industriales.
Cruce de acusaciones
La situación, sin embargo, parece no preocupar a las Administraciones que han utilizado la limpieza del río como arma arrojadiza que nadie quiere zanjar.
De un lado, el Consistorio dice que es la CHG quien tiene todas las competencias sobre el Guadalquivir. Un planteamiento al que el Ministerio de Medio Ambiente responde que no en el caso de residuos urbanos, la mayoría de los que aparecen en sus aguas.
El portavoz del gobierno municipal y edil de Urbanismo, Andrés Ocaña, entiende las quejas de los vecinos por la basura y suciedad de la ribera pero insiste en que es el Gobierno central, a través del Ministerio de Medio Ambiente, el encargado de su limpieza «igual que nosotros lo hacemos con las calles de la ciudad». «Eso no quita que estemos dispuestos, y en ello estamos trabajando, a crear un marco estable, permanente y consensuado entre ambas partes para que, en el tiempo, nos olvidemos de este problema que afecta a todos los cordobeses», dice.
Para Ocaña, es fundamental la creación de un convenio donde Gobierno central y local determinen cómo se va a limpiar y mantener el río, «algo que ya ocurre en ciudades como Sevilla y Badajoz».
Un acuerdo al que no se cierra Antonio Ramón Guinea, máximo responsable de la CHG en Córdoba, que admitió a este periódico estar dispuesto a presupuestar una partida inicial para llevar a cabo una limpieza de choque en el río. «Eso sí, con el compromiso de que sea el Ayuntamiento el que lo mantenga limpio y lleve a cabo su conservación», aclaró.
La polémica seguirá en la calle mientras la basura y los olores sigan apareciendo. Ambas entidades están de acuerdo en el fondo. El problema es que la forma está tardando demasiado y el río sigue corriendo.