Tres ríos no alcanzan el caudal ecológico pese al fin de la sequía El Gobierno decidió el viernes levantar las medidas especiales en la cuenca del Ebro
Wed, 06/12/2006
El final oficial de la sequía en la cuenca del Ebro, decretado el viernes por el Consejo de Ministros, no ha coincidido con una recuperación general de la salud de los ríos aragoneses. Tres de los afluentes del Ebro por la margen derecha --el Piedra, el Martín y el Matarraña-- no alcanzaban ayer el caudal ecológico en algunos de sus tramos y en otros tres --el Huerva, el Guadalope y el Pena-- el margen era de menos de cien litros de agua por segundo, según los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
El río que presenta una situación más crítica es el Matarraña a su paso por Nonaspe, en el tramo final de su curso. Su caudal de seguridad, un mínimo ecológico eventual a la espera de que el definitivo sea fijado en el futuro Plan de Demarcación del Ebro, es en ese punto de 350 litros por segundo. Uno inferior pone en peligro el equilibrio de su ecosistema y la calidad de sus aguas. Ayer bajaban únicamente 30 litros por segundo, 320 menos de los necesarios.
Al Piedra, que vierte sus aguas en el Jalón, le faltaban en Carenas 200 litros por segundo para llegar a los 340 que garantizan su seguridad ambiental, aunque apenas unos kilómetros aguas arriba, en Nuévalos, septuplicaba el mínimo requerido al llevar 1.020 litros cuando solo
requiere 150.
RÍOS SECOS El Martín se encharcó en Oliete a media tarde de ayer. Su lámina de dos centímetros de agua estaba estancada. Ocurría lo mismo con su afluente, el río Seco. A media mañana bajaba con menos de la mitad del agua que requieren sus condiciones ambientales. Llevaba 70 litros por segundo cuando el caudal de seguridad está fijado en 150.
Las aportaciones de algunos ríos de la margen derecha del Ebro llevan varios meses en niveles bajos. Paralelamente, los grandes acuíferos de los que se nutren algunos de ellos comienzan ahora a sufrir la sequía que empezó en el otoño del 2004.
El caudal de otros tres cauces de esa zona cubría por escaso margen la demanda ambiental. El Guadalope lo superaba por 70 litros por segundo al llegar a Santolea. Llevaba 430 apenas un 25% por encima de los 350 en los que se sitúa el mínimo. La horquilla era más reducida en el Huerva a su paso por Mezalocha: solo 30 litros por encima de los 110 de seguridad. Y resultaba aun más estrecha --20 litros-- en el Pena en Valderrobles: 50 cuando la demanda ecológica es de 30.
El río que presenta una situación más crítica es el Matarraña a su paso por Nonaspe, en el tramo final de su curso. Su caudal de seguridad, un mínimo ecológico eventual a la espera de que el definitivo sea fijado en el futuro Plan de Demarcación del Ebro, es en ese punto de 350 litros por segundo. Uno inferior pone en peligro el equilibrio de su ecosistema y la calidad de sus aguas. Ayer bajaban únicamente 30 litros por segundo, 320 menos de los necesarios.
Al Piedra, que vierte sus aguas en el Jalón, le faltaban en Carenas 200 litros por segundo para llegar a los 340 que garantizan su seguridad ambiental, aunque apenas unos kilómetros aguas arriba, en Nuévalos, septuplicaba el mínimo requerido al llevar 1.020 litros cuando solo
requiere 150.
RÍOS SECOS El Martín se encharcó en Oliete a media tarde de ayer. Su lámina de dos centímetros de agua estaba estancada. Ocurría lo mismo con su afluente, el río Seco. A media mañana bajaba con menos de la mitad del agua que requieren sus condiciones ambientales. Llevaba 70 litros por segundo cuando el caudal de seguridad está fijado en 150.
Las aportaciones de algunos ríos de la margen derecha del Ebro llevan varios meses en niveles bajos. Paralelamente, los grandes acuíferos de los que se nutren algunos de ellos comienzan ahora a sufrir la sequía que empezó en el otoño del 2004.
El caudal de otros tres cauces de esa zona cubría por escaso margen la demanda ambiental. El Guadalope lo superaba por 70 litros por segundo al llegar a Santolea. Llevaba 430 apenas un 25% por encima de los 350 en los que se sitúa el mínimo. La horquilla era más reducida en el Huerva a su paso por Mezalocha: solo 30 litros por encima de los 110 de seguridad. Y resultaba aun más estrecha --20 litros-- en el Pena en Valderrobles: 50 cuando la demanda ecológica es de 30.