El agotamiento de los acuíferos dejará sin agua a muchos municipios en diez años
Mon, 30/05/2005
La sobreexplotación amenaza la bolsa subterránea que soporta un nivel de extracciones muy superior a la recarga natural debido a la falta de precipitaciones
F. J. BENITO
La provincia de Alicante habrá agotado la mitad de sus recursos hídricos subterráneos -la sobreexplotación anual supera los 185 hectómetros cúbicos anuales- en los próximos 25 años si no se frena el actual ritmo de explotación de los acuíferos, alguno de los cuales se encuentra en fase terminal, según desvela un informe del profesor Antonio Rico incluido en el libro «Insuficiencias hídricas y Plan Hidrológico Nacional» publicado por el Instituto de Geografìa de la Universidad de Alicante. Según Rico, «si continuamos así perderemos el agua porque, o bien estará salinizada o se encontrará a tal profundidad que resultará imposible extraer los caudales porque no habrá quien pueda pagarlos». La situación es especialmente grave en muchos municipios del Medio Vinalopó cuyo abastecimiento urbano depende directamente de los recursos subterráneos y donde en muchos casos la extracción de agua subterránea sólo está asegurada para los próximos nueve años. El acuífero Carche-Salinas suministra agua, entre a otras poblaciones, a Elda y Monóvar que en diez años se quedarían sin suministro de no llegar caudales suficientes del Júcar-Vinalopó «o del trasvase del Ebro que dejaba 160 hm3 en el Vinalopó», según recordaron fuentes de la Junta Central de Usuarios. El caudal de Carche-Salinas se extrae ya a 300 metros de profundidad, a un ritmo de nueve metros cada año.
Otro ejemplo revelador de la precaria situación hídrica que sacude la provincia se encuentra en el municipio de Alicante -42 hm 3 al año- donde Aguas Municipalizadas tiene que recurrir a tres fuentes diferentes de suministro para garantizar el abastecimiento: el trasvase Tajo-Segura, la desaladora de Agua Amarga y los acuíferos de Villena. La empresa tuvo que dejar de extraer agua del acuífero de Peñarrubia hace dos años debido a que el caudal estaba salinizado.
Los datos dejan claro el que resulte fundamental el trasvase completo de aguas desde el Júcar -80 hm 3 - que, no obstante, tampoco resolverían por completo el déficit que soportan las comarcas más necesitadas -l´Alacantí, el Vinalopó y la Marina Baixa- debido a la demanda actual cifrada en 200 hm 3 , según datos de la Junta Central de Usuarios. El proyecto inicial del Júcar-Vinalopó tenía previsto trasvasar un total de 80 hm 3 anuales, de los que 68,5 hm 3 irían para el riego y el abastecimiento de las comarcas del Vinalopó y l´Alacantí y 11,5 hm 3 para la Marina Baixa. En el mejor de los escenarios y con el envío de la asignación completa todos los años, el déficit hídrico anual continuaría en un mínimo de 80 hm 3 , cantidad que no se recuperaría jamás debido al paupérrimo régimen de lluvias. La remodelación del proyecto decidida por Medio Ambiente ha aumentado aún más las incertidumbres ya que la cantidad a trasvasar se reduce a la mitad y el Programa Agua apenas genera recursos en el Medio y Alto Vinalopó.
Alicante cuenta con unos recursos anuales de 800 hm 3 de los cuales 365 hm 3 corresponden a aguas que se encuentran en pozos, la mayoría con declaración de sobreexplotación pero sin que se haya tomado medida alguna para frenar su expolio. Así y según las investigaciones llevadas a cabo por el profesor Rico, existen acuíferos como los de la Sierra de Crevillente y Quibas «a los que les quedan cuatro o cinco años de vida de seguir el ritmo actual de extracción» y uno en concreto, el de la Sierra del Cid, «que ya está agotado como lo demuestra que 18 de sus 20 pozos estén abandonados».
La sobreexplotación de los acuíferos afecta, sobre todo, a los ubicados en el Vinalopó, franja litoral de la Marina Alta y Vega Baja, donde se concentra el 50% de los recursos subterráneos y donde la situación es más grave. Los acuíferos de Carche-Salinas y Argueña-Maigmó tienen recursos para diez años. «Los que mejor se encuentran son los de Yecla-Jumilla y Jumilla-Villena pero también es mayor el ritmo de explotación sobre todo en la zona murciana, donde en los últimos años se han multiplicado las transformación de secano a regadío».
En los acuíferos del Medio Vinalopó, que agotaron sus reservas hace veinte años, las profundidades de extracción superan los 400 metros, especialmente en el pozo de la Sierra Crevillente con entradas medidas de 1,1 hm 3 de agua al año y salidas de 13 hm 3 . Rico recuerda que «a principios de la década de los 50 las aguas manaban en superficie y hoy en algunos sectores la profundidad alcanza los 600 metros, precisándose electrobombas sumergibles de 1000 caballos de potencia con costes próximos a las 50 céntimos/m 3 en energía eléctrica. La salinización es superior a los 2000 miligramos por litro, cuando lo ideal para regar es que el contenido en sal no supere los 500 miligramos».
En cuanto al Alto Vinalopó, los acuíferos todavía almacenan reservas, pero las profundidades de extracción ya superan en muchos sistemas de 300 metros. Dentro de este grupo se encuentran las unidades de Carche-Salinas, Yecla-Villena-Benejama, Jumilla-Villena y Peñarrubia. Un acuífero, este último en el que se ha dejado de extraer agua que se enviaba a Alicante debido a que su alto contenido en sal hacía inviable su consumo. La Organización Mundial de la Salud sostiene que el agua deja de ser potable cuando su contenido en sala supera los 2.000 miligramos por litro. «La única solución es la trasferencia de recursos desde el Júcar. De no ser así, quizá sea demasiado optimista pensar que nos queda agua para 25 años», aseveró Rico.
Frente a este escenario y anulado el trasvase del Ebro, el Ministerio de Medio Ambiente confía en que el Programa Agua -desalación y reutilización de agua residual depurada- solucione en un plazo no superior a los cinco años el endémico problema de la falta de agua en Alicante. De momento, sin embargo, sólo está en marcha la desaladora de San Pedro del Pinatar -no puede dar agua este años-, licitada la ampliación de la planta de Agua Amarga y en estudio otras tres en la Vega Baja, El Campello y Dénia. El Consell sostiene que no será suficiente y el Ministerio de Medio Ambiente que sí porque los datos de partida eran equivocados.
La realidad, con cifras en la mano, es que la gran bolsa de agua subterránea de la provincia no se recupera al mismo ritmo que las extracciones. Un grave problema.
F. J. BENITO
La provincia de Alicante habrá agotado la mitad de sus recursos hídricos subterráneos -la sobreexplotación anual supera los 185 hectómetros cúbicos anuales- en los próximos 25 años si no se frena el actual ritmo de explotación de los acuíferos, alguno de los cuales se encuentra en fase terminal, según desvela un informe del profesor Antonio Rico incluido en el libro «Insuficiencias hídricas y Plan Hidrológico Nacional» publicado por el Instituto de Geografìa de la Universidad de Alicante. Según Rico, «si continuamos así perderemos el agua porque, o bien estará salinizada o se encontrará a tal profundidad que resultará imposible extraer los caudales porque no habrá quien pueda pagarlos». La situación es especialmente grave en muchos municipios del Medio Vinalopó cuyo abastecimiento urbano depende directamente de los recursos subterráneos y donde en muchos casos la extracción de agua subterránea sólo está asegurada para los próximos nueve años. El acuífero Carche-Salinas suministra agua, entre a otras poblaciones, a Elda y Monóvar que en diez años se quedarían sin suministro de no llegar caudales suficientes del Júcar-Vinalopó «o del trasvase del Ebro que dejaba 160 hm3 en el Vinalopó», según recordaron fuentes de la Junta Central de Usuarios. El caudal de Carche-Salinas se extrae ya a 300 metros de profundidad, a un ritmo de nueve metros cada año.
Otro ejemplo revelador de la precaria situación hídrica que sacude la provincia se encuentra en el municipio de Alicante -42 hm 3 al año- donde Aguas Municipalizadas tiene que recurrir a tres fuentes diferentes de suministro para garantizar el abastecimiento: el trasvase Tajo-Segura, la desaladora de Agua Amarga y los acuíferos de Villena. La empresa tuvo que dejar de extraer agua del acuífero de Peñarrubia hace dos años debido a que el caudal estaba salinizado.
Los datos dejan claro el que resulte fundamental el trasvase completo de aguas desde el Júcar -80 hm 3 - que, no obstante, tampoco resolverían por completo el déficit que soportan las comarcas más necesitadas -l´Alacantí, el Vinalopó y la Marina Baixa- debido a la demanda actual cifrada en 200 hm 3 , según datos de la Junta Central de Usuarios. El proyecto inicial del Júcar-Vinalopó tenía previsto trasvasar un total de 80 hm 3 anuales, de los que 68,5 hm 3 irían para el riego y el abastecimiento de las comarcas del Vinalopó y l´Alacantí y 11,5 hm 3 para la Marina Baixa. En el mejor de los escenarios y con el envío de la asignación completa todos los años, el déficit hídrico anual continuaría en un mínimo de 80 hm 3 , cantidad que no se recuperaría jamás debido al paupérrimo régimen de lluvias. La remodelación del proyecto decidida por Medio Ambiente ha aumentado aún más las incertidumbres ya que la cantidad a trasvasar se reduce a la mitad y el Programa Agua apenas genera recursos en el Medio y Alto Vinalopó.
Alicante cuenta con unos recursos anuales de 800 hm 3 de los cuales 365 hm 3 corresponden a aguas que se encuentran en pozos, la mayoría con declaración de sobreexplotación pero sin que se haya tomado medida alguna para frenar su expolio. Así y según las investigaciones llevadas a cabo por el profesor Rico, existen acuíferos como los de la Sierra de Crevillente y Quibas «a los que les quedan cuatro o cinco años de vida de seguir el ritmo actual de extracción» y uno en concreto, el de la Sierra del Cid, «que ya está agotado como lo demuestra que 18 de sus 20 pozos estén abandonados».
La sobreexplotación de los acuíferos afecta, sobre todo, a los ubicados en el Vinalopó, franja litoral de la Marina Alta y Vega Baja, donde se concentra el 50% de los recursos subterráneos y donde la situación es más grave. Los acuíferos de Carche-Salinas y Argueña-Maigmó tienen recursos para diez años. «Los que mejor se encuentran son los de Yecla-Jumilla y Jumilla-Villena pero también es mayor el ritmo de explotación sobre todo en la zona murciana, donde en los últimos años se han multiplicado las transformación de secano a regadío».
En los acuíferos del Medio Vinalopó, que agotaron sus reservas hace veinte años, las profundidades de extracción superan los 400 metros, especialmente en el pozo de la Sierra Crevillente con entradas medidas de 1,1 hm 3 de agua al año y salidas de 13 hm 3 . Rico recuerda que «a principios de la década de los 50 las aguas manaban en superficie y hoy en algunos sectores la profundidad alcanza los 600 metros, precisándose electrobombas sumergibles de 1000 caballos de potencia con costes próximos a las 50 céntimos/m 3 en energía eléctrica. La salinización es superior a los 2000 miligramos por litro, cuando lo ideal para regar es que el contenido en sal no supere los 500 miligramos».
En cuanto al Alto Vinalopó, los acuíferos todavía almacenan reservas, pero las profundidades de extracción ya superan en muchos sistemas de 300 metros. Dentro de este grupo se encuentran las unidades de Carche-Salinas, Yecla-Villena-Benejama, Jumilla-Villena y Peñarrubia. Un acuífero, este último en el que se ha dejado de extraer agua que se enviaba a Alicante debido a que su alto contenido en sal hacía inviable su consumo. La Organización Mundial de la Salud sostiene que el agua deja de ser potable cuando su contenido en sala supera los 2.000 miligramos por litro. «La única solución es la trasferencia de recursos desde el Júcar. De no ser así, quizá sea demasiado optimista pensar que nos queda agua para 25 años», aseveró Rico.
Frente a este escenario y anulado el trasvase del Ebro, el Ministerio de Medio Ambiente confía en que el Programa Agua -desalación y reutilización de agua residual depurada- solucione en un plazo no superior a los cinco años el endémico problema de la falta de agua en Alicante. De momento, sin embargo, sólo está en marcha la desaladora de San Pedro del Pinatar -no puede dar agua este años-, licitada la ampliación de la planta de Agua Amarga y en estudio otras tres en la Vega Baja, El Campello y Dénia. El Consell sostiene que no será suficiente y el Ministerio de Medio Ambiente que sí porque los datos de partida eran equivocados.
La realidad, con cifras en la mano, es que la gran bolsa de agua subterránea de la provincia no se recupera al mismo ritmo que las extracciones. Un grave problema.