«Nos estamos jugando el tipo; la próxima sequía está a las puertas»

«La Directiva Marco del Agua se elaboró sin los regantes, pero sí con los grupos ecologistas» «No nos aferramos a los trasvases, pero serán necesarios» M. BUITRAGO/MURCIA Andrés del Campo, en su despacho de Córdoba. / LA VERDAD SUS PODERES 700.000 regantes: La Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore) fue creada en 1955. En la actualidad, cuenta con numerosas entidades federadas de todas las provincias españolas, que suman 700.000 regantes y alrededor de dos millones de hectáreas (más del 50% del regadío nacional). Fenacore trabaja con los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente; es órgano consultivo del Ministerio de Medio Ambiente y vocal nato del Consejo Nacional del Agua. A nivel marco internacional, es miembro fundador de la Comunidad Euromediterránea de Regantes (EIC), que representa en Bruselas a todos los países miembros.

Andrés del Campo, cordobés de 56 años, ingeniero agrónomo y agricultor, preside desde 1995 la Federación Nacional de Comunidades de Regantes, que integra a 700.000 profesionales. Como principal representante de los usuarios, es una de las mayores voces críticas a las medidas que piensa aplicar el Ministerio de Medio Ambiente para resolver el déficit de agua, principalmente en las cuencas del sur. Es partidario de colaborar con la ministra Cristina Narbona aunque, a su juicio, ésta no ha demostrado todavía que su opción sea mejor que la del trasvase del Ebro. Su influencia más más allá, puesto que también preside desde hace dos años la Comunidad Euromediterránea de Regantes, que integra a 20 países, lo cual permite a este colectivo hacerse oír en los órganos y foros de la Comisión Europea, algo que no ocurría antes. «Cuando se elaboró la Directiva Marco del Agua, se hizo sin la participación de los regantes, pero sí de los ecologistas. No nos tuvieron en cuenta para algo tan importante, dado que no existían asociaciones internacionales de regantes. Ahora sí estamos al tanto de todos los trabajos y guías. Cualquier reclamación que hagamos es tenida en cuenta».

-¿Han constituido un lobby en Bruselas?

-Somos un lobby que trata de llevar las aguas a su cauce, ya que la realidad del mundo agrícola es muy diferente a lo que se pregona ante la opinión pública. Hoy en día, la agricultura no se dedica exclusivamente a obtener productos, sino que la rentabilidad hay que enfocarla también desde el punto de vista social y medio ambiental.

-¿Se ha impuesto un cliché en la Comisión Europea y en parte de España, según el cual los regantes son unos depredadores de agua?

-Pienso que no. Eso se debe a un error muy evidente. Existe un claro fundamentalismo ecologista y hemos pasado de un lado del péndulo al otro. Queremos dar a conocer la importancia de los regadíos en relación con el medio ambiente. Son importantes consumidores de CO2 y unos grandes benefactores de la capa de ozono. Una hectárea de cultivo equivale a diez hectáreas de bosque cuando hablamos de la ecotranspiración. También es erróneo analizar la importancia agrícola por su simple traducción al Producto Interior Bruto. El porcentaje que se maneja es falso, ya que alrededor de la agricultura existe gran cantidad de industrias asociadas, de servicios, transportes, fertilizantes y un largo etcétera. Con lo cual la aportación final al PIB puede oscilar entre el 10% y el 15%, muy lejos del 3% que algunos le atribuyen. Esto cuenta para todos los países. Si desapareciera la agricultura, se hundirían todas esas industrias asociadas.

-Usted ha declarado que con la nueva política sobre la recuperación total de los costes del agua se pone en peligro el 30% de los regadíos españoles, que no podrían hacer frente al precio real ni a los gastos de modernización.

-Depende de cómo se aplique el artículo 9 de la Directiva Marco del Agua. Éste no dice que haya que aplicar ese criterio, sino un principio de recuperación de costes que, hoy por hoy, ya se está asumiendo. Lo que no se puede hacer es utilizar la Directiva Marco del Agua como una excusa para acometer importantes reformas de la Ley de Aguas, modificando el régimen económico y financiero para fijar un precio. Esto está fuera de la Directiva Marco del Agua.

-¿Pero mantiene su pronóstico sobre la pérdida de amplias zonas?

-Afectaría a unas producciones determinadas. Aunque se modernicen, esa mejora no les supondrá un incremento de beneficios. Habrá cultivos más sensibles que otros, y pienso que serán más vulnerables los riegos de superficie del interior de la península. Desde el momento en el que se incrementen sus gastos, pueden desaparecer. Hablo de las cuencas de Ebro, Duero, Tajo e incluso del Guadalquivir. Las repercusiones serían menores en la zona mediterránea, donde las producciones tienen un mayor valor añadido. Pero les afectará también. Si queremos un modelo de agricultura sostenible, ésta debe basarse en dos principios: Primero que sea competitiva. Es decir, que el agricultor viva de esta actividad, y aquí los costes son fundamentales. Aunque al existir una dependencia tan grande del agua, ese input nos diferencia del norte europeo. En segundo lugar, la agricultura no debe ser agresiva con el medio ambiente, sobre todo para que las nuevas generaciones puedan seguir disfrutando del entorno. Somos los más interesados en conservar nuestras explotaciones agrarias, el suelo y el agua.

-¿Qué opinión le merece las nuevas medidas del Ministerio de Medio Ambiente?

-En la zonas de regadíos se está haciendo un enorme esfuerzo y nos estamos jugando el tipo, porque si se paraliza el Plan Hidrológico no tendremos el agua garantizada. No sabemos si llegará en dos años o más tarde. Lo que más nos preocupa es ese totum revolutum de todas las modificaciones que se quieren introducir de repente, así como que el PHN siga retrasándose. El peor Plan Hidrológico es el que no existe, y la próxima sequía la tenemos en puertas. El Ministerio debe saber que no es necesario reformar la Ley de Aguas. Debemos disponer de tiempo suficiente para consultar con todas las comunidades autónomas y poder opinar. La última Ley de Aguas ha durado cien años y ha ido bien. No se puede cambiar a toda prisa aprovechando que se modifica el Plan Hidrológico.

-¿Con los datos de que dispone a estas alturas del debate, la desalinización es una opción viable y alternativa al trasvase del Ebro?

-Las desalinizadoras quizás resuelvan los problemas de los abastecimientos, pero no de los regadíos. Son aguas con un coste mayor.

-El Ministerio sostiene que el agua del Ebro iba a salir mucho más cara.

-El Plan Hidrológico no decía eso, y aportaba datos bastante contrastados. Más del 55% de los costes totales de la desalinización dependen de la energía. Es un riesgo evidente depender del suministro de energía para hacer que funcionen las desalinizadoras. Puede haber problemas en el futuro para que España puede asegurarse esa energía. La desalinización puede ser un complemento -en alguna zona puntual- de otras fuentes más seguras.

-La fuerte competencia de otros países, unida a la mayor tecnificación de los cultivos, ¿no harán que la agricultura necesite cada vez menos agua?

-La agricultura es básica en nuestro país para la distribución de la población en el medio rural. Los pueblos con mayor desarrollo agrícola son los únicos donde aumenta la población. Por otro lado, la necesidad de controlar el agua al máximo es algo evidente que estamos dispuestos a asumir, y de hecho ya lo hacemos. Pero creo que los ahorros no van a ser importantes dentro de una misma cuenca hidrográfica. Lo que se llama pérdida de una zona regable no es tal pérdida. Si la parcela situada arriba no necesita más agua, la de abajo va a demandar más agua. Existe un uso en cascada. Puede haber ahorro en una parcela, pero a nivel de cuenca será más pequeño. Por último, hay que considerar los efectos del cambio climático. Si no tenemos embalses para evitar inundaciones y para guardar ese agua, ¿qué ocurrirá entonces? Y si no existen canalizaciones entre unas cuencas y otras, tampoco podrá funcionar ni siquiera el banco del agua. Podríamos matar dos pájaros de un tiro. Es necesaria la intercomunicación de cuencas. Nosotros no nos aferramos a este trasvase [del Ebro] u otro, pero sí serán necesarios en el futuro

-¿No cree que cada cuenca debe apañarse con el agua que tiene?

-Eso no tiene sentido, porque con ese criterio se produce la sobreexplotación de los acuíferos y otros problemas más graves, como los que ya tenemos.

-¿Ha intentado la ministra Cristina Narbona llevarles al huerto. Convencerles de sus medidas?

-Nos hemos ofrecido para colaborar en cualquier solución. No nos aferramos a ninguna. Sólo pedimos que nos demuestre la viabilidad de sus medidas. Que demuestre que son mejores que la opción anterior