Navia encarga un estudio científico para abordar la recuperación piscícola del río
Sun, 15/08/2004
A. QUINTANA
El Ayuntamiento naviego tiene previsto encargar un estudio científico del río Navia con vistas a la reactivación como curso pesquero. Con esa finalidad, solicitará al Principado y a la Confederación Hidrográfica del Norte medidas urgentes que permitan devolver al río Navia su pasado esplendor. Éste fue, quizás, el mejor río asturiano para la pesca, por su riqueza piscícola y por su entorno natural.
El alcalde, el popular Manuel Bedia, justifica el proyecto, complementario del parque histórico del Navia, en que la falta de pesca ha ocasionado una pérdida económica, turística y ecológica para la zona. En su informe, el Alcalde señala que la carencia de un mecanismo de itineración del salmón y la presencia de piscardos que destruyen la trucha le quitaron al Navia una riqueza natural incalculable. Prueba de ello es que en el río aún no ha sido abierta la temporada de salmón, que se retrasará al próximo día 18, lo cual supone un retraso de dos meses con respecto a los demás ríos asturianos.
La preocupación del Alcalde por tratar de recuperar la riqueza del río no debe de extrañar a nadie, puesto que algo grave ha tenido que ocurrir para que no haya un solo salmón en un río que aparece ya en las crónicas de 1541 como río de especial riqueza salmonera y cuya preeminencia se prolongó hasta no hace muchos años. Buena prueba de ello es que un diario de Madrid de tirada nacional, a fecha 27 de junio de 1956, a punto de cerrarse la temporada, estimaba en 8.000 kilos el peso de las piezas cobradas en el río Navia aquel año, lo que suponía superar el millar de capturas con salmones de un estimable tamaño, que lo colocaría actualmente por encima de cualquier otro río salmonero asturiano.
Ahora más que nunca, los ribereños de las orillas de Navia y Coaña recuerdan aquellos años en que cada uno de ellos concluía cada temporada de salmón con más de un centenar de capturas. Esos tiempos han pasado para siempre y sólo queda recogido en crónicas locales.
Después de haber sido uno de los ríos punteros de España, el Navia ha pasado a estar en el último lugar de las capturas por causas no directamente achacables a sus aguas. Todo el mundo es consciente de que el salto de Arbón fue el detonante que puso fin a la riqueza del río.
Un conocido pescador de la zona, que casi se puede decir que nació en el río, explicaba que, efectivamente, la construcción del embalse acabó con todo. No sólo porque se ha acortado el río y los salmones no tienen espacio para subir, sino que el mayor problema estriba en los desoves, al no regularse los cortes de agua en el salto. Esto hace que, en ciertos momentos, los salmones desoven en plena carga, con un determinado nivel de agua, y que, de repente, se corte el flujo y descienda el caudal más de dos metros, con lo que las huevas depositadas quedan en seco durante horas, lo que hace que se pierdan o sean comidas por las aves.
Este veterano pescador del concejo de Coaña recordaba haber formado en una ocasión una cuadrilla con otros dos para la pesca del salmón y haber pescado entre 130 y 140 salmones cada temporada, siendo tal la abundancia que para poder almacenarlos no les quedaba otro remedio que valerse de la bañera.
El Ayuntamiento naviego tiene previsto encargar un estudio científico del río Navia con vistas a la reactivación como curso pesquero. Con esa finalidad, solicitará al Principado y a la Confederación Hidrográfica del Norte medidas urgentes que permitan devolver al río Navia su pasado esplendor. Éste fue, quizás, el mejor río asturiano para la pesca, por su riqueza piscícola y por su entorno natural.
El alcalde, el popular Manuel Bedia, justifica el proyecto, complementario del parque histórico del Navia, en que la falta de pesca ha ocasionado una pérdida económica, turística y ecológica para la zona. En su informe, el Alcalde señala que la carencia de un mecanismo de itineración del salmón y la presencia de piscardos que destruyen la trucha le quitaron al Navia una riqueza natural incalculable. Prueba de ello es que en el río aún no ha sido abierta la temporada de salmón, que se retrasará al próximo día 18, lo cual supone un retraso de dos meses con respecto a los demás ríos asturianos.
La preocupación del Alcalde por tratar de recuperar la riqueza del río no debe de extrañar a nadie, puesto que algo grave ha tenido que ocurrir para que no haya un solo salmón en un río que aparece ya en las crónicas de 1541 como río de especial riqueza salmonera y cuya preeminencia se prolongó hasta no hace muchos años. Buena prueba de ello es que un diario de Madrid de tirada nacional, a fecha 27 de junio de 1956, a punto de cerrarse la temporada, estimaba en 8.000 kilos el peso de las piezas cobradas en el río Navia aquel año, lo que suponía superar el millar de capturas con salmones de un estimable tamaño, que lo colocaría actualmente por encima de cualquier otro río salmonero asturiano.
Ahora más que nunca, los ribereños de las orillas de Navia y Coaña recuerdan aquellos años en que cada uno de ellos concluía cada temporada de salmón con más de un centenar de capturas. Esos tiempos han pasado para siempre y sólo queda recogido en crónicas locales.
Después de haber sido uno de los ríos punteros de España, el Navia ha pasado a estar en el último lugar de las capturas por causas no directamente achacables a sus aguas. Todo el mundo es consciente de que el salto de Arbón fue el detonante que puso fin a la riqueza del río.
Un conocido pescador de la zona, que casi se puede decir que nació en el río, explicaba que, efectivamente, la construcción del embalse acabó con todo. No sólo porque se ha acortado el río y los salmones no tienen espacio para subir, sino que el mayor problema estriba en los desoves, al no regularse los cortes de agua en el salto. Esto hace que, en ciertos momentos, los salmones desoven en plena carga, con un determinado nivel de agua, y que, de repente, se corte el flujo y descienda el caudal más de dos metros, con lo que las huevas depositadas quedan en seco durante horas, lo que hace que se pierdan o sean comidas por las aves.
Este veterano pescador del concejo de Coaña recordaba haber formado en una ocasión una cuadrilla con otros dos para la pesca del salmón y haber pescado entre 130 y 140 salmones cada temporada, siendo tal la abundancia que para poder almacenarlos no les quedaba otro remedio que valerse de la bañera.