Medio Ambiente prohíbe los vertidos mineros de sal al Llobregat
Thu, 22/07/2004
Medio Ambiente no permitirá que las minas de potasa del Bages sigan vertiendo los residuos salinos en las montañas de Súria y Sallent, donde se acumulan 70 millones de toneladas, un tercio del total de residuos que se generan en Cataluña. La contención de éstos tiene que permitir la depuración de las aguas del Llobregat, que hoy presentan una alta concentración salina, según el consejero Salvador Milà.
La Generalitat está convencida de que las montañas de residuos son uno de los principales problemas de contaminación del río Llobregat, que tiene índices de salinidad preocupantes en la zona minera, pero también en el momento de aportar su agua para ser tratada para el consumo doméstico.
Desde Medio Ambiente se ha admitido que en más de una ocasión la planta potabilizadora de Sant Joan Despí ha debido paralizar la entrada de agua del Llobregat con exceso de sales para no estropear el proceso. Milà entiende que lo urgente es 'parar el crecimientos de las montañas de residuos' y afirmó: 'No estamos en la línia de ampliar y permitir una mayor ocupación', aunque esto es lo que pretendía la empresa Iberpotash que explota las minas de Sallent y Súria.
Milà afirmó que el problema de la cuenca potásica supera el ámbito medioambiental y aseguró que se trata de uno de los casos más graves que el actual Gobierno tiene sobre la mesa, comparable al que 'tenían en la zona del Ebro, aunque aquí el proceso ha sido menos ruidoso', aseguró. A la contaminación del Llobregat se le añade un problema laboral de una empresa, Iberpotash, que ocupa a 1.000 personas y que ha anunciado que no poder verter residuos en estos momentos le supone tener que paralizar la producción.
Traslado del barrio
La existencia de galerías mal selladas ha causado un hundimientos en el barrio de la Estació, que el Gobierno catalán está dispuesto a declarar como zona verde sin posibilidad de construir. Ahora está habitado y en agosto se inicia el desalojo de 36 familias que viven en casas con grandes grietas y edificios que se declararán en ruinas. La opción es el traslado del barrio entero.
Desde la Generalitat se está en disposición de hacer frente al problema que hay en la actualidad, valorado en una primera fase en unos 40 millones de euros. Milà confía en que la Unión Europea cofinancie el proyecto (la aportación puede llegar hasta el 85%). Pero también requiera a la empresa que solucione el problema que está generando en estos momentos, ya sea mejorando la explotación para reducir la producción de residuos, reintroduciéndolo en las galerías o sacándolo por vías comerciales o hacia el mar. Con la intención de captar surgencias salinas en el transcurso de los ríos Llobregat y Cardener (afluente del primero), el Gobierno mantiene el proyecto de desdoblar el actual colector de salmueras, de 125 kilómetros de longitud, que traslada la mayor parte de la aportación salina desde el Bages hasta el mar.
Milà visitó ayer la zona de Sallent y las montañas de residuos. Quedó impresionado ante la magnitud del vertido de Sallent y la contaminación de los riachuelos de la zona, que se percibe a simple vista. Milà admitió que la solución no será rápida, pero entiende que debe afrontarse para que a medio plazo, en unos 15 años, quede resuelto un problema que se arrastra en los últimos 25.
Los residuos salinos del Bages ocupan 100 hectáreas y almacenan unos 70 millones de toneladas de cloruro sódico (ya que lo que se aprovecha es el cloruro potásico). Medio Ambiente considera que la presencia de residuos salinos supone una enorme pérdida de calidad del agua.
La Generalitat está convencida de que las montañas de residuos son uno de los principales problemas de contaminación del río Llobregat, que tiene índices de salinidad preocupantes en la zona minera, pero también en el momento de aportar su agua para ser tratada para el consumo doméstico.
Desde Medio Ambiente se ha admitido que en más de una ocasión la planta potabilizadora de Sant Joan Despí ha debido paralizar la entrada de agua del Llobregat con exceso de sales para no estropear el proceso. Milà entiende que lo urgente es 'parar el crecimientos de las montañas de residuos' y afirmó: 'No estamos en la línia de ampliar y permitir una mayor ocupación', aunque esto es lo que pretendía la empresa Iberpotash que explota las minas de Sallent y Súria.
Milà afirmó que el problema de la cuenca potásica supera el ámbito medioambiental y aseguró que se trata de uno de los casos más graves que el actual Gobierno tiene sobre la mesa, comparable al que 'tenían en la zona del Ebro, aunque aquí el proceso ha sido menos ruidoso', aseguró. A la contaminación del Llobregat se le añade un problema laboral de una empresa, Iberpotash, que ocupa a 1.000 personas y que ha anunciado que no poder verter residuos en estos momentos le supone tener que paralizar la producción.
Traslado del barrio
La existencia de galerías mal selladas ha causado un hundimientos en el barrio de la Estació, que el Gobierno catalán está dispuesto a declarar como zona verde sin posibilidad de construir. Ahora está habitado y en agosto se inicia el desalojo de 36 familias que viven en casas con grandes grietas y edificios que se declararán en ruinas. La opción es el traslado del barrio entero.
Desde la Generalitat se está en disposición de hacer frente al problema que hay en la actualidad, valorado en una primera fase en unos 40 millones de euros. Milà confía en que la Unión Europea cofinancie el proyecto (la aportación puede llegar hasta el 85%). Pero también requiera a la empresa que solucione el problema que está generando en estos momentos, ya sea mejorando la explotación para reducir la producción de residuos, reintroduciéndolo en las galerías o sacándolo por vías comerciales o hacia el mar. Con la intención de captar surgencias salinas en el transcurso de los ríos Llobregat y Cardener (afluente del primero), el Gobierno mantiene el proyecto de desdoblar el actual colector de salmueras, de 125 kilómetros de longitud, que traslada la mayor parte de la aportación salina desde el Bages hasta el mar.
Milà visitó ayer la zona de Sallent y las montañas de residuos. Quedó impresionado ante la magnitud del vertido de Sallent y la contaminación de los riachuelos de la zona, que se percibe a simple vista. Milà admitió que la solución no será rápida, pero entiende que debe afrontarse para que a medio plazo, en unos 15 años, quede resuelto un problema que se arrastra en los últimos 25.
Los residuos salinos del Bages ocupan 100 hectáreas y almacenan unos 70 millones de toneladas de cloruro sódico (ya que lo que se aprovecha es el cloruro potásico). Medio Ambiente considera que la presencia de residuos salinos supone una enorme pérdida de calidad del agua.