MURCIA .- PHN .- Valcárcel dice que la Región no necesita una nueva cultura del agua pues 'la nuestra ya es ancestral y se renueva'
Mon, 19/07/2004
El presidente del Gobierno regional, Ramón Luís Valcárcel, pronunció hoy en El Ejido la conferencia inaugural del Curso de Verano de la Universidad de Almería denominado 'Los problemas del agua y sus posibles soluciones', donde afirmó que en la Región "no necesitamos una nueva cultura del agua, pues la nuestra es ancestral y en permanente renovación".
El discurso de Valcárcel, titulado 'Agua y solidaridad: razones para una política hídrica de Estado', se inició con un recorrido histórico por los pueblos y culturas que se asentaron en la antigüedad junto a cauces de agua y desarrollaron los sistemas precisos para llevar el preciado recurso allá donde era necesario, poniendo como ejemplo los acueductos y norias construidos en la antigüedad.
Fuentes de la secretaría general de la Presidencia y Relaciones Externas indicaron que Valcárcel afirmó que el agua es un bien común, y su utilización "una cuestión de solidaridad colectiva que todos debemos tener presente y que viene recogida en la Constitución Española de 1978".
El presidente del Ejecutivo murciano quiso poner de relieve la gravedad de la situación de sequía que vive la Región y el problema medioambiental que genera el avance del desierto, para lo que trajo a colación el informe de la ONU de 2003 que califica de "catastróficamente baja la situación de las áreas poblacionales donde se disponga de menos de 1.000 metros cúbicos de agua por habitante y año".
Conforme a este criterio, la Región dispone de 574 metros cúbicos por habitante, frente a los 6.417 de las comunidades regadas por el río Ebro.
Valcárcel dijo que "para afrontar esta situación, en Murcia hacemos de la necesidad virtud, y así, nuestra Región lidera la clasificación de comunidades con menos pérdidas de agua en redes", afirmación que apoyó con datos elocuentes. En la comunidad murciana, el tanto por ciento de pérdida se sitúa en el 0,7, frente al 13,4 de Cataluña o el 16,3 de Aragón.
El presidente del Gobierno murciano afirmó que "estos y otros datos, que ofrezco a continuación, son suficientemente ilustrativos de que en Murcia no necesitamos una nueva cultura del agua, pues la nuestra es ancestral y en permanente renovación".
A este respecto, Valcárcel acreditó con datos el liderazgo murciano en la modernización de regadíos, y afirmó que el 65 por ciento de la superficie de regadío se gestiona en la actualidad mediante procedimientos informáticos, mientras que en materia de depuración, la inversión a finales de 2007 alcanzará los 583 millones de euros, lo que permite que 68 depuradoras pongan a disposición 89 hectómetros cúbicos de agua depurada, con un porcentaje de reutilización de entre el 93 y el 99 por ciento.
REGIÓN CON MENOS PÉRDIDAS DE ESPAÑA.
Valcárcel reiteró, resumiendo esta parte de su intervención, que Murcia es la región con menos pérdidas de agua en redes y está a la cabeza de las regiones españolas en modernización de regadíos y depuración de aguas.
El presidente murciano afirmó que pese a todo, y a los "excelentes logros" del Plan de Cuenca elaborado por el Gobierno de José María Aznar, que ha permitido duplicar el caudal trasvasado desde el Tajo en los últimos años, la Cuenca del Segura sigue padeciendo un déficit estructural cifrado en torno a los 460 hectómetros cúbicos, "por lo que no podemos entender que sea derogado el trasvase del Ebro sin plantear las soluciones que aquel proyecto, recogido en la Ley del Plan Hidrológico Nacional, nos ofrecía".
Para demostrar que la derogación se ha fundamentado en una decisión de carácter político --en la que no quiso abundar por tratarse de un acto académico-- y no técnico, ofreció cifras que evidencian que el agua desalada es más cara y que el proceso de desalación produce mayor consumo de energía que el trasvase.
A tal fin, se basó, "no en cifras proyectadas, sino en valores reales, como los que se dan en el actual trasvase del Tajo y en las desaladoras existentes, como la del Taibilla".
Valcárcel dijo que entre el proyecto alternativo del Gobierno central y el trasvase existen "grandes diferencias, que la desalación siempre será una solución parcial, y nunca total y definitiva, y que son muchas las preguntas que han quedado sin respuesta tras la derogación por decreto" de un trasvase que suponía el 6 por ciento de los recursos hídricos del Ebro, o lo que es lo mismo, 1.000 hectómetros cúbicos frente a los 17.000 a que asciende el caudal del Ebro, de los que un promedio anual de 12.000 hectómetros son vertidos al mar.
Valcárcel destacó que el artículo 13 derogado estaba respaldado por un "amplio consenso social y científico" y por el Consejo Nacional del Agua, y contemplaba garantías tanto de las cuencas cedentes -–el Plan específico de protección del Delta-- como de las receptoras, en las que el agua debería tener un uso final determinado por ley, "que no es otro que el riego y el abastecimiento humano".
"En definitiva --terminó Valcárcel-- el trasvase es un instrumento vertebrador del Estado que nunca debió ser derogado, y menos de la forma en que se hizo".
El discurso de Valcárcel, titulado 'Agua y solidaridad: razones para una política hídrica de Estado', se inició con un recorrido histórico por los pueblos y culturas que se asentaron en la antigüedad junto a cauces de agua y desarrollaron los sistemas precisos para llevar el preciado recurso allá donde era necesario, poniendo como ejemplo los acueductos y norias construidos en la antigüedad.
Fuentes de la secretaría general de la Presidencia y Relaciones Externas indicaron que Valcárcel afirmó que el agua es un bien común, y su utilización "una cuestión de solidaridad colectiva que todos debemos tener presente y que viene recogida en la Constitución Española de 1978".
El presidente del Ejecutivo murciano quiso poner de relieve la gravedad de la situación de sequía que vive la Región y el problema medioambiental que genera el avance del desierto, para lo que trajo a colación el informe de la ONU de 2003 que califica de "catastróficamente baja la situación de las áreas poblacionales donde se disponga de menos de 1.000 metros cúbicos de agua por habitante y año".
Conforme a este criterio, la Región dispone de 574 metros cúbicos por habitante, frente a los 6.417 de las comunidades regadas por el río Ebro.
Valcárcel dijo que "para afrontar esta situación, en Murcia hacemos de la necesidad virtud, y así, nuestra Región lidera la clasificación de comunidades con menos pérdidas de agua en redes", afirmación que apoyó con datos elocuentes. En la comunidad murciana, el tanto por ciento de pérdida se sitúa en el 0,7, frente al 13,4 de Cataluña o el 16,3 de Aragón.
El presidente del Gobierno murciano afirmó que "estos y otros datos, que ofrezco a continuación, son suficientemente ilustrativos de que en Murcia no necesitamos una nueva cultura del agua, pues la nuestra es ancestral y en permanente renovación".
A este respecto, Valcárcel acreditó con datos el liderazgo murciano en la modernización de regadíos, y afirmó que el 65 por ciento de la superficie de regadío se gestiona en la actualidad mediante procedimientos informáticos, mientras que en materia de depuración, la inversión a finales de 2007 alcanzará los 583 millones de euros, lo que permite que 68 depuradoras pongan a disposición 89 hectómetros cúbicos de agua depurada, con un porcentaje de reutilización de entre el 93 y el 99 por ciento.
REGIÓN CON MENOS PÉRDIDAS DE ESPAÑA.
Valcárcel reiteró, resumiendo esta parte de su intervención, que Murcia es la región con menos pérdidas de agua en redes y está a la cabeza de las regiones españolas en modernización de regadíos y depuración de aguas.
El presidente murciano afirmó que pese a todo, y a los "excelentes logros" del Plan de Cuenca elaborado por el Gobierno de José María Aznar, que ha permitido duplicar el caudal trasvasado desde el Tajo en los últimos años, la Cuenca del Segura sigue padeciendo un déficit estructural cifrado en torno a los 460 hectómetros cúbicos, "por lo que no podemos entender que sea derogado el trasvase del Ebro sin plantear las soluciones que aquel proyecto, recogido en la Ley del Plan Hidrológico Nacional, nos ofrecía".
Para demostrar que la derogación se ha fundamentado en una decisión de carácter político --en la que no quiso abundar por tratarse de un acto académico-- y no técnico, ofreció cifras que evidencian que el agua desalada es más cara y que el proceso de desalación produce mayor consumo de energía que el trasvase.
A tal fin, se basó, "no en cifras proyectadas, sino en valores reales, como los que se dan en el actual trasvase del Tajo y en las desaladoras existentes, como la del Taibilla".
Valcárcel dijo que entre el proyecto alternativo del Gobierno central y el trasvase existen "grandes diferencias, que la desalación siempre será una solución parcial, y nunca total y definitiva, y que son muchas las preguntas que han quedado sin respuesta tras la derogación por decreto" de un trasvase que suponía el 6 por ciento de los recursos hídricos del Ebro, o lo que es lo mismo, 1.000 hectómetros cúbicos frente a los 17.000 a que asciende el caudal del Ebro, de los que un promedio anual de 12.000 hectómetros son vertidos al mar.
Valcárcel destacó que el artículo 13 derogado estaba respaldado por un "amplio consenso social y científico" y por el Consejo Nacional del Agua, y contemplaba garantías tanto de las cuencas cedentes -–el Plan específico de protección del Delta-- como de las receptoras, en las que el agua debería tener un uso final determinado por ley, "que no es otro que el riego y el abastecimiento humano".
"En definitiva --terminó Valcárcel-- el trasvase es un instrumento vertebrador del Estado que nunca debió ser derogado, y menos de la forma en que se hizo".