An SOS for eel of Guadalquivir

Wed, 28/05/2014

Ambientum.com

El lince y el águila imperial siempre encabezan cualquier enunciado de las especies amenazadas de Doñana, pero en el Parque Nacional vive otra criatura, mucho más desconocida que estas emblemáticas especies, que se encuentra al borde de la extinción: la anguila.
Con motivo de la celebración del primer Día Mundial de las migraciones de peces, WWF reclama medidas para salvar a esta especie tan ligada a la historia del estuario del Guadalquivir. Y tan amenazada: en las últimas tres décadas se ha perdido el 98% de la población de anguila europea en la cuenca del río.

Durante siglos el ser humano ha pescado peces migratorios en el estuario del Guadalquivir: el esturión, la anguila, la lamprea, las alosas o los albures son algunos de esos peces que, con una vida entre el mar y el río, prosperaban en las aguas limpias y libres de obstáculos del Guadalquivir. Los fenicios y romanos ya conocían sus pesquerías de esturión, y hasta la década de 1970, cuando la especie desapareció, se produjo en el río andaluz un caviar de gran calidad. La construcción en 1931 de la presa de Alcalá del Río (Sevilla) para crear un salto hidroeléctrico fue la principal causa de la extinción del esturión del Guadalquivir.

Otro pez migratorio del Guadalquivir, la anguila, parece condenado a seguir el mismo camino. Las anguilas europeas, que entran como angulas en el estuario procedentes del mar de los Sargazos, se encuentran en una situación extrema en el Guadalquivir. Las presas de Alcalá del Río y la de Cantillana (construida en 1956 a apenas 10 kilómetros aguas arriba) actúan como un doble tapón que impide a las anguilas remontar el río. Además, la especie ha sido esquilmada debido a la ausencia de gestión: durante décadas los furtivos han capturado angulas en el Guadalquivir a plena luz del día ante la pasividad de las administraciones.

En respuesta a un reglamento europeo que buscaba revertir la situación de la anguila, la Junta de Andalucía elaboró en 2010 un Plan de Gestión que afirmaba que en las últimas tres décadas se ha perdido el 98% de la población y el 88% del hábitat de la anguila en la Cuenca del Guadalquivir. El plan establecía una serie de medidas que, según WWF y de acuerdo con los datos existentes, son insuficientes para salvar a la especie.

Para la organización, es imprescindible permeabilizar las dos presas del Bajo Guadalquivir, una actuación que además ayudaría a otras especies de peces muy afectadas por ese efecto barrera como la saboga y la lamprea y permitiría incluso recuperar especies extintas como el sábalo y el esturión. Las presas y otros obstáculos que bloquean los ríos son a nivel global la mayor causa del declive de los peces migratorios.

WWF también reclama un aumento del control y la vigilancia de la pesca furtiva de la angula, la restauración de los antiguos hábitats de la anguila (como los arroyos o los entornos marismeños de Doñana) y medidas en toda la cuenca del Guadalquivir que permitan aumentar los aportes de agua dulce al estuario y reducir la llegada de sedimentos y pesticidas. Para WWF, la mejora del estado del estuario del Guadalquivir es la única solución a largo plazo para que los peces migratorios continúen con su papel ecológico y económico fundamental en el río. Además, la organización ha solicitado que el Consejo de Participación de Doñana revise el Plan de Gestión de la anguila en el estuario y en el espacio natural.

“Este sábado el mundo celebra el Día de las migraciones de peces, y Europa el Día de sus Parques Nacionales. El de Doñana es muy conocido por su importancia internacional para las migraciones de aves, pero WWF quiere ahora llamar la atención sobre su gran relevancia para las migraciones de peces”, aseguró Juanjo Carmona, de la oficina de WWF en Doñana el pasado sábado.

“La anguila nos recuerda que todos estamos conectados, y que tenemos la responsabilidad de recuperar los peces migratorios para que puedan continuar con su papel ecológico y económico, una responsabilidad que supera los límites de Andalucía y de España”, añadió Carmona.

Con motivo de la celebración del primer Día Mundial de las migraciones de peces, WWF ha elaborado un informe sobre la situación de la anguila y la funesta historia del esturión en el Guadalquivir, que será distribuido entre ayuntamientos, centros educativos y asociaciones de los municipios del estuario. Mañana, la organización repartirá con voluntarios información sobre los peces migratorios del Guadalquivir en mercados de abasto, restaurantes y pescaderías en municipios como Coria del Río, Lebrija y Sanlúcar de Barrameda.

Sobre el Día Mundial de las migraciones de peces

Bajo el lema “Conectando a los peces, los ríos y las personas”, el pasado sábado se celebraron eventos en más de 250 lugares de todo el planeta para celebrar el primer Día Mundial de las migraciones de peces. Muchos peces necesitan migrar en los ríos para reproducirse, comer y completar sus ciclos de vida. Los peces migratorios, como el salmón, el esturión o la anguila, cumplen un papel ecológico fundamental en los ecosistemas fluviales y son una importante fuente de alimento para millones de personas, pero están más amenazados que nunca.

La mayor causa de su declive a nivel mundial son los obstáculos construidos por el ser humano, como las presas, que interrumpen el flujo natural de los ríos e impiden sus viajes. España es el segundo país del mundo por número de presas por habitante, muchas de ellas obsoletas. Numerosos estudios científicos han demostrado que eliminar las presas abandonadas o en desuso, y mejorar la gestión de las demás, es la mejor solución para asegurar la salud de las poblaciones de peces y mantener unos ríos productivos y sanos.