Why is it tending forests by to enjoy the beach?
Tue, 27/05/2014
Banco Mundial
Más de la cuarta parte de los ríos, lagos y otros cuerpos de agua de México tienen niveles inaceptables de contaminación, a causa de las aguas residuales de las casas y las industrias. Además, 94% de esos cuerpos de agua desembocan en el mar.
Más de la cuarta parte de los ríos, lagos y otros cuerpos de agua de México tienen niveles inaceptables de contaminación, a causa de las aguas residuales de las casas y las industrias. Además, 94% de esos cuerpos de agua desembocan en el mar.
En consecuencia, al mar llegan residuos de todo tipo, incluyendo materia orgánica y metales pesados, como plomo y zinc, entre otros. Estos metales tóxicos son particularmente dañinos para el coral o ciertos crustáceos. Algunas especies de peces se contaminan con sustancias nocivas que, a su vez, pueden ser peligrosas para los humanos que se alimenten con esos peces.
En el largo recorrido que hacen los ríos hasta llegar al mar también se desarrollan actividades como agricultura y ganadería, que afectan todavía más la calidad del agua que continúa su camino hasta la playa.
En América Latina un 70% de las aguas residuales –llenas de excrementos humanos y desperdicios industriales- son devueltas a los ríos sin tratamiento.
Además, hay una tendencia creciente a la desaparición de los bosques alrededor de los ríos, lo cual genera que haya menos agua y más probabilidades de inundaciones o deslizamientos. Eso, naturalmente, también afecta la calidad del agua que va a parar al océano.
Por eso, es creciente la tendencia a enfrentar el problema de la contaminación de los océanos tomando en cuenta todos los elementos que hacen un paisaje y cómo afectan los unos a los otros – la calidad del agua, los bosques, el aire y el uso de la tierra.
Bosques que desaparecen, mares contaminados
América Latina perdió 10% de sus bosques entre 1990 y 2010. A este ritmo, y si no se toman medidas, todos los bosques de la región podrían desaparecer en cuestión de unos 200 años, según un estudio de la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Es una realidad que ya están comenzando a sufrir en carne propia los habitantes de América Central, por ejemplo, donde se han perdido más de 5000 kilómetros cuadrados de bosques en 10 años, según estudios.
Las regiones más afectadas son la costa noreste de Nicaragua, el norte de Guatemala y el noreste de Honduras. En El Salvador, solamente 17% de las aguas son consideradas de buena calidad.
También se sienten los efectos en México, donde 35% de bosques tropicales podrían desaparecer para el 2050 si no se toman medidas, afectando a cerca de medio millón personas, además del daño ambiental y al ecosistema que representaría.
Desde la montaña hasta el mar
Para resolver este problema de la contaminación de los ríos, la desaparición de los bosques y su impacto en las costas, México ha puesto en marcha un proyecto que busca preservar los bosques para asegurar la calidad del agua desde su origen hasta que desemboca en la playa.
“El proyecto apunta al manejo integral de las cuencas hidrográficas a través de la coordinación entre instituciones y la participación social. En estas cuencas, el mantenimiento de los bosques permitirá mitigar los procesos de inundaciones y de erosión”, explica Helena Cotler, Directora de Manejo Integral de Cuencas Hídricas del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.
Es por eso que se quiere fortalecer las áreas protegidas naturales donde están las fuentes de agua, principalmente en las montañas. Se intentará que todas estas áreas tengan guardaparques y buenos planes de administración.
Adicionalmente, se está entregando un incentivo financiero a las poblaciones que se dedican a la agricultura montaña abajo para que cuiden los bosques y eviten talar los árboles para la ganadería o el cultivo de caña de azúcar.
En el proyecto participan la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Comisión Nacional Forestal, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza.
En consecuencia, al mar llegan residuos de todo tipo, incluyendo materia orgánica y metales pesados, como plomo y zinc, entre otros. Estos metales tóxicos son particularmente dañinos para el coral o ciertos crustáceos. Algunas especies de peces se contaminan con sustancias nocivas que, a su vez, pueden ser peligrosas para los humanos que se alimenten con esos peces.
En el largo recorrido que hacen los ríos hasta llegar al mar también se desarrollan actividades como agricultura y ganadería, que afectan todavía más la calidad del agua que continúa su camino hasta la playa.
En América Latina un 70% de las aguas residuales –llenas de excrementos humanos y desperdicios industriales- son devueltas a los ríos sin tratamiento.
Además, hay una tendencia creciente a la desaparición de los bosques alrededor de los ríos, lo cual genera que haya menos agua y más probabilidades de inundaciones o deslizamientos. Eso, naturalmente, también afecta la calidad del agua que va a parar al océano.
Por eso, es creciente la tendencia a enfrentar el problema de la contaminación de los océanos tomando en cuenta todos los elementos que hacen un paisaje y cómo afectan los unos a los otros – la calidad del agua, los bosques, el aire y el uso de la tierra.
Bosques que desaparecen, mares contaminados
América Latina perdió 10% de sus bosques entre 1990 y 2010. A este ritmo, y si no se toman medidas, todos los bosques de la región podrían desaparecer en cuestión de unos 200 años, según un estudio de la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Es una realidad que ya están comenzando a sufrir en carne propia los habitantes de América Central, por ejemplo, donde se han perdido más de 5000 kilómetros cuadrados de bosques en 10 años, según estudios.
Las regiones más afectadas son la costa noreste de Nicaragua, el norte de Guatemala y el noreste de Honduras. En El Salvador, solamente 17% de las aguas son consideradas de buena calidad.
También se sienten los efectos en México, donde 35% de bosques tropicales podrían desaparecer para el 2050 si no se toman medidas, afectando a cerca de medio millón personas, además del daño ambiental y al ecosistema que representaría.
Desde la montaña hasta el mar
Para resolver este problema de la contaminación de los ríos, la desaparición de los bosques y su impacto en las costas, México ha puesto en marcha un proyecto que busca preservar los bosques para asegurar la calidad del agua desde su origen hasta que desemboca en la playa.
“El proyecto apunta al manejo integral de las cuencas hidrográficas a través de la coordinación entre instituciones y la participación social. En estas cuencas, el mantenimiento de los bosques permitirá mitigar los procesos de inundaciones y de erosión”, explica Helena Cotler, Directora de Manejo Integral de Cuencas Hídricas del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.
Es por eso que se quiere fortalecer las áreas protegidas naturales donde están las fuentes de agua, principalmente en las montañas. Se intentará que todas estas áreas tengan guardaparques y buenos planes de administración.
Adicionalmente, se está entregando un incentivo financiero a las poblaciones que se dedican a la agricultura montaña abajo para que cuiden los bosques y eviten talar los árboles para la ganadería o el cultivo de caña de azúcar.
En el proyecto participan la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Comisión Nacional Forestal, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza.