Do they support wind farms and marine protected areas?
Mon, 11/03/2013
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC
El CSIC participa en el proyecto europeo COCONET
Las políticas ambientales de la Unión Europea tienen entre sus objetivos proteger aquellos hábitats valiosos por su biodiversidad, pero también producir energía de forma limpia. El establecimiento de áreas marinas protegidas y de parques eólicos marinos son líneas esenciales de esas políticas pero ¿son compatibles? ¿Puede un parque eólico marino ser una amenaza para la biodiversidad?
Es lo que intenta averiguar el proyecto europeo COCONET, acrónimo de “Towards Coast to Coast Networks of marine protected areas (from the shore to the high and deep sea), coupled with sea-based wind energy potential”. Investigadores de 39 centros y universidades de más de 20 países, entre ellos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), trabajan en él para averiguar cómo pueden coexistir ambos, reservas marinas y parques eólicos, en los mares Mediterráneo y Negro.
Los parques eólicos, explica Enrique Macpherson, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC, parece que perjudican a algunas especies marinas pero no a otras. “Los mayores inconvenientes se han relacionado con la generación del ruido y con la alteración de los campos electromagnéticos”. Lo segundo perjudicaría a especies que se orientan por esos campos, como los cetáceos o peces migratorios. Sobre el ruido, prosigue Macpherson, “hay que tener en cuenta que el de un parque eólico no es, en realidad, más molesto que el de los motores de barco. Y en un parque eólico no se permitirían actividades humanas, como pesca o actividades deportivas”.
Sin embargo, no se han hecho estudios con especies del Mediterráneo, advierte este científico. Sí se han hecho, aunque muy pocos, con especies del Atlántico Norte, donde ya existe algún parque eólico marino. Se sabe, por ejemplo, que especies migratorias, como anguilas o salmones, modifican sus rutas, aunque se desconoce el perjuicio real en sus poblaciones.
“Algunos cetáceos ven alteradas sus capacidades de ecolocación [orientación a partir de los ecos que generan los objetos a su alrededor], pero se adaptan con mayor facilidad a estas alteraciones”, explica Macpherson. “Las larvas de algunos peces, como los lenguados, no se ven alteradas por el ruido generado por los molinos. En aves marinas, sin embargo, se han detectado efectos negativos en algunas poblaciones. El conocimiento es, por lo tanto, escaso y el reto bastante importante.”
Áreas protegidas en red y transnacionales
El proyecto estudiará todo lo relacionado con la biodiversidad de forma exhaustiva en dos zonas piloto: una, la comprendida entre el sur del mar Adriático y el norte del Jónico; y la otra en la parte occidental del Mar Negro.
Entre otros aspectos, se estudiará la biodiversidad existente, la conectividad de las especies entre las áreas protegidas (facilitada por las corrientes marinas, o a través de corredores biológicos…), su vulnerabilidad y su reacción ante diferentes amenazas (contaminación química, contaminación acústica, presencia de especies invasoras, efectos potenciales del cambio climático, entre otras). También se estudiarán aspectos económicos y sociológicos, qué beneficios y cambios sociales generan en los lugares donde se han creado estas reservas.
La protección y gestión de la biodiversidad, dicen desde COCONET, se ha centrado hasta ahora en establecer áreas protegidas. Eso es importante pero tiene muy poco efecto más allá de esas áreas. El objetivo que se proponen en el proyecto es establecer redes de áreas protegidas transnacionales, de forma que las especies se puedan mover de forma segura entre ellas.
Así, se proponen ampliar las áreas marinas protegidas hacia el interior y hacia el fondo del mar, así como examinar la actual legislación para hallar soluciones legales que permitan establecer redes de áreas protegidas transnacionales.
Ubicación de los parques eólicos
Paralelamente, se investigará en qué zonas pueden establecerse parques eólicos marinos en el Mediterráneo y en el Mar Negro. Se trata de que los parques eólicos eviten, en principio, las zonas marinas protegidas. Pero existe la posibilidad de que en algún caso los parques eólicos puedan actuar como un punto de conexión entre las diferentes áreas protegidas. Y es que, al no estar permitidas las actividades humanas en los parques eólicos, se abre la posibilidad de que se conviertan en zonas seguras para las larvas y juveniles de algunas especies, y sirvan para marcar un camino por etapas entre diferentes áreas protegidas.
En el proyecto, que se prolongará hasta finales del 2015, participan muchos países e investigadores de numerosas disciplinas, para conseguir una visión lo más completa posible de la protección ambiental. Se espera que los resultados sirvan para determinar las mejores zonas para establecer parques eólicos, así como para proponer la red de reservas más adecuada para conservar una de las zonas más ricas en biodiversidad del planeta.
Las políticas ambientales de la Unión Europea tienen entre sus objetivos proteger aquellos hábitats valiosos por su biodiversidad, pero también producir energía de forma limpia. El establecimiento de áreas marinas protegidas y de parques eólicos marinos son líneas esenciales de esas políticas pero ¿son compatibles? ¿Puede un parque eólico marino ser una amenaza para la biodiversidad?
Es lo que intenta averiguar el proyecto europeo COCONET, acrónimo de “Towards Coast to Coast Networks of marine protected areas (from the shore to the high and deep sea), coupled with sea-based wind energy potential”. Investigadores de 39 centros y universidades de más de 20 países, entre ellos el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), trabajan en él para averiguar cómo pueden coexistir ambos, reservas marinas y parques eólicos, en los mares Mediterráneo y Negro.
Los parques eólicos, explica Enrique Macpherson, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC, parece que perjudican a algunas especies marinas pero no a otras. “Los mayores inconvenientes se han relacionado con la generación del ruido y con la alteración de los campos electromagnéticos”. Lo segundo perjudicaría a especies que se orientan por esos campos, como los cetáceos o peces migratorios. Sobre el ruido, prosigue Macpherson, “hay que tener en cuenta que el de un parque eólico no es, en realidad, más molesto que el de los motores de barco. Y en un parque eólico no se permitirían actividades humanas, como pesca o actividades deportivas”.
Sin embargo, no se han hecho estudios con especies del Mediterráneo, advierte este científico. Sí se han hecho, aunque muy pocos, con especies del Atlántico Norte, donde ya existe algún parque eólico marino. Se sabe, por ejemplo, que especies migratorias, como anguilas o salmones, modifican sus rutas, aunque se desconoce el perjuicio real en sus poblaciones.
“Algunos cetáceos ven alteradas sus capacidades de ecolocación [orientación a partir de los ecos que generan los objetos a su alrededor], pero se adaptan con mayor facilidad a estas alteraciones”, explica Macpherson. “Las larvas de algunos peces, como los lenguados, no se ven alteradas por el ruido generado por los molinos. En aves marinas, sin embargo, se han detectado efectos negativos en algunas poblaciones. El conocimiento es, por lo tanto, escaso y el reto bastante importante.”
Áreas protegidas en red y transnacionales
El proyecto estudiará todo lo relacionado con la biodiversidad de forma exhaustiva en dos zonas piloto: una, la comprendida entre el sur del mar Adriático y el norte del Jónico; y la otra en la parte occidental del Mar Negro.
Entre otros aspectos, se estudiará la biodiversidad existente, la conectividad de las especies entre las áreas protegidas (facilitada por las corrientes marinas, o a través de corredores biológicos…), su vulnerabilidad y su reacción ante diferentes amenazas (contaminación química, contaminación acústica, presencia de especies invasoras, efectos potenciales del cambio climático, entre otras). También se estudiarán aspectos económicos y sociológicos, qué beneficios y cambios sociales generan en los lugares donde se han creado estas reservas.
La protección y gestión de la biodiversidad, dicen desde COCONET, se ha centrado hasta ahora en establecer áreas protegidas. Eso es importante pero tiene muy poco efecto más allá de esas áreas. El objetivo que se proponen en el proyecto es establecer redes de áreas protegidas transnacionales, de forma que las especies se puedan mover de forma segura entre ellas.
Así, se proponen ampliar las áreas marinas protegidas hacia el interior y hacia el fondo del mar, así como examinar la actual legislación para hallar soluciones legales que permitan establecer redes de áreas protegidas transnacionales.
Ubicación de los parques eólicos
Paralelamente, se investigará en qué zonas pueden establecerse parques eólicos marinos en el Mediterráneo y en el Mar Negro. Se trata de que los parques eólicos eviten, en principio, las zonas marinas protegidas. Pero existe la posibilidad de que en algún caso los parques eólicos puedan actuar como un punto de conexión entre las diferentes áreas protegidas. Y es que, al no estar permitidas las actividades humanas en los parques eólicos, se abre la posibilidad de que se conviertan en zonas seguras para las larvas y juveniles de algunas especies, y sirvan para marcar un camino por etapas entre diferentes áreas protegidas.
En el proyecto, que se prolongará hasta finales del 2015, participan muchos países e investigadores de numerosas disciplinas, para conseguir una visión lo más completa posible de la protección ambiental. Se espera que los resultados sirvan para determinar las mejores zonas para establecer parques eólicos, así como para proponer la red de reservas más adecuada para conservar una de las zonas más ricas en biodiversidad del planeta.