Los proyectos de embalse en Biscarrués y Almudévar fueron objeto ayer de fuego cruzado. Por un lado, el presidente de la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón, César Trillo, insistió en que los pantanos de Biscarrués y Almudévar forman parte de un mismo proyecto hidráulico para regular el Gállego y la obra que se construya en primer lugar no tiene importancia, ya que «uno sin el otro no tiene ningún sentido».

Por otro lado, la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos criticó la «insistencia» en construir un embalse en el Gállego, que es «innecesario» y para el que se reconocen «importantes efectos negativos» de tipo sociológico, económico, ecológico y geotécnico. Así se expresó la portavoz de la coordinadora, Lola Jiménez, en plena polémica sobre qué obra hidráulica tiene prioridad, el embalse de Bisacrrués o la balsa lateral de Almudévar, para regular el Gállego.

La balsa lateral tiene un coste de 190 millones de euros y una capacidad de más de 150 hectómetros cúbicos y Biscarrués costaría 130 millones de euros y almacenaría 35 hectómetros cúbicos. La regulación del Gállego se debatirá en la Comisión de Seguimiento del Pacto del Agua el próximo 26 de diciembre.

Pero Trillo subrayó que ambas obras forman parte de un mismo proyecto y que lo importante no es la que se construye en primer lugar, frente a la postura del Ministerio de Medio Ambiente de que no puede licitar las dos obras por cuestiones presupuestarias.