The Arabs transformed Spain dominating the water, according to a new book
Mon, 08/10/2012
La mayor transformación del territorio español es mérito de los árabes que entre los siglos VIII y XV se establecieron en la península y para conjurar su desierto de origen dominaron el agua en acequias, albercas y aljibes.
Esa es la propuesta del libro "El enigma del agua en Al Andalus" de Cherif Abderrahman Jah, presidente de la Fundación de Cultura Islámica, que promueve una gira de presentación de la obra por las principales capitales españolas.
Mudar la árida tierra conquistada en un vergel y consolidar el jardín-huerto son algunas de las señas de identidad de la cultura islámica en España, explicó a EFEverde el autor, que reivindica la raíz árabe de políticas de gestión de agua aún vigentes en instituciones como el Tribunal de las Aguas de Valencia, el Consejo de Hombres Buenos y las comunidades de regantes de Levante y Andalucía.
Para el mundo islámico, recuerda, el agua es un "bien divino", que representa la pureza y a la que se debe acceso equitativo.
Y señala que es "sadaqa", una bendición, proveer agua a los demás y una obligación asistir a los sedientos, sean humanos, animales o la misma tierra.
En el Corán, apuntó, el agua es el principio de la vida y se adelantan datos sobre su importancia que Occidente ha conocido hace relativamente poco.
El estudio publicado reconoce que los árabe-bereberes encontraron en la antigua Hispania el legado romano de acueductos y puentes que aprovecharon y potenciaron con nuevas técnicas de construcción de presas y artilugios de elevación hidráulica que apuntan a la captación de agua e irrigación como su principal objetivo.
La economía agrícola de policultivo que establecen los árabes en la península ibérica es un legado que Abderrahman Jah rescata del pasado en un libro de 228 páginas de tapa dura y gran formato, con más de setenta fotografías originales de Inés Eléxpuru, que recorrió la geografía española en busca de las últimas acequias, aceñas, norias, fuentes y estanques de origen árabe.
"El enigma del agua" se ha presentado en Madrid, Sevilla, Córdoba, Barcelona y Granada junto con un documento audiovisual de 14 minutos, "Voces del agua", que recoge el testimonio de agricultores, estudiosos y técnicos sobre el rastro de la cultura árabe del agua en España.
El documental propone recuperar el uso tradicional del agua en Al-Andalus "como una alternativa a los problemas de su gestión en la actualidad".
Con propósitos educativos, el trabajo exalta la tradición del regadío y los "secretos" de cultivo y establece, a modo de dato representativo, que el 30 por ciento de los vocablos heredados del árabe está vinculado al agua.
Alberca, azud, noria, aljibe, albufera, alcantarilla, aljofaina, alfaguara, aceña, alcorque, todos son vocablos árabes que se incorporan al castellano con una función nueva.
Las "voces" del documental siguen el rastro en la agricultura del conocimiento oral y la importancia que otorga a la luna y su relación con el agua para establecer los mejores días siembra y cosecha.
"Hay días 'flor' y días 'fruto', según el calendario lunar, para recoger y sembrar, asegura Eugenio Salguero, agricultor ecológico de Las Alpujarras, en Granada, que a sus 81 años sigue las enseñanzas de sus mayores.
Marina Martín, también granadina, apuesta por la economía marcada por las estaciones y seguir las cosechas que da la tierra y el ciclo natural del agua. "Hay que comer lo que da el campo", dice en alusión a los frutos de temporada.
El sistema de acequias y azarbes, según Cristina López García, ingeniero técnico agrícola del Centro de Desarrollo Rural de Ricote, en Murcia, es la clave de la riqueza de la tierra en ese valle murciano.
"La acequia saca el agua del río y el azarbe recupera las escorrentías y devuelve el agua al río", explica la experta sobre éste "método mágico inventado por los árabes" que garantizó la producción agrícola sin arriesgar el recurso.
El sistema de riego localizado que ahora se impone, añadió López García, "entuba" las acequias, perturba el microclima que creaba el agua a su paso y terminará por convertir la tierra en desierto.
Los testimonios son "un libro sin tapas y sin tintas", aún vivo, sobre el conocimiento heredado y colectivo por el que apuestan la Fundación de Cultura Islámica y su programa MedOMed de colaboración cultural mediterránea, auspiciado por la Secretaria de Estado de Cultura del ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
La última presentación del libro y del corto, que harán gira mediterránea por los Institutos Cervantes, se celebró esta semana en Toledo, en colaboración con la Real Fundación de esta ciudad, histórica capital de tres culturas.
Esa es la propuesta del libro "El enigma del agua en Al Andalus" de Cherif Abderrahman Jah, presidente de la Fundación de Cultura Islámica, que promueve una gira de presentación de la obra por las principales capitales españolas.
Mudar la árida tierra conquistada en un vergel y consolidar el jardín-huerto son algunas de las señas de identidad de la cultura islámica en España, explicó a EFEverde el autor, que reivindica la raíz árabe de políticas de gestión de agua aún vigentes en instituciones como el Tribunal de las Aguas de Valencia, el Consejo de Hombres Buenos y las comunidades de regantes de Levante y Andalucía.
Para el mundo islámico, recuerda, el agua es un "bien divino", que representa la pureza y a la que se debe acceso equitativo.
Y señala que es "sadaqa", una bendición, proveer agua a los demás y una obligación asistir a los sedientos, sean humanos, animales o la misma tierra.
En el Corán, apuntó, el agua es el principio de la vida y se adelantan datos sobre su importancia que Occidente ha conocido hace relativamente poco.
El estudio publicado reconoce que los árabe-bereberes encontraron en la antigua Hispania el legado romano de acueductos y puentes que aprovecharon y potenciaron con nuevas técnicas de construcción de presas y artilugios de elevación hidráulica que apuntan a la captación de agua e irrigación como su principal objetivo.
La economía agrícola de policultivo que establecen los árabes en la península ibérica es un legado que Abderrahman Jah rescata del pasado en un libro de 228 páginas de tapa dura y gran formato, con más de setenta fotografías originales de Inés Eléxpuru, que recorrió la geografía española en busca de las últimas acequias, aceñas, norias, fuentes y estanques de origen árabe.
"El enigma del agua" se ha presentado en Madrid, Sevilla, Córdoba, Barcelona y Granada junto con un documento audiovisual de 14 minutos, "Voces del agua", que recoge el testimonio de agricultores, estudiosos y técnicos sobre el rastro de la cultura árabe del agua en España.
El documental propone recuperar el uso tradicional del agua en Al-Andalus "como una alternativa a los problemas de su gestión en la actualidad".
Con propósitos educativos, el trabajo exalta la tradición del regadío y los "secretos" de cultivo y establece, a modo de dato representativo, que el 30 por ciento de los vocablos heredados del árabe está vinculado al agua.
Alberca, azud, noria, aljibe, albufera, alcantarilla, aljofaina, alfaguara, aceña, alcorque, todos son vocablos árabes que se incorporan al castellano con una función nueva.
Las "voces" del documental siguen el rastro en la agricultura del conocimiento oral y la importancia que otorga a la luna y su relación con el agua para establecer los mejores días siembra y cosecha.
"Hay días 'flor' y días 'fruto', según el calendario lunar, para recoger y sembrar, asegura Eugenio Salguero, agricultor ecológico de Las Alpujarras, en Granada, que a sus 81 años sigue las enseñanzas de sus mayores.
Marina Martín, también granadina, apuesta por la economía marcada por las estaciones y seguir las cosechas que da la tierra y el ciclo natural del agua. "Hay que comer lo que da el campo", dice en alusión a los frutos de temporada.
El sistema de acequias y azarbes, según Cristina López García, ingeniero técnico agrícola del Centro de Desarrollo Rural de Ricote, en Murcia, es la clave de la riqueza de la tierra en ese valle murciano.
"La acequia saca el agua del río y el azarbe recupera las escorrentías y devuelve el agua al río", explica la experta sobre éste "método mágico inventado por los árabes" que garantizó la producción agrícola sin arriesgar el recurso.
El sistema de riego localizado que ahora se impone, añadió López García, "entuba" las acequias, perturba el microclima que creaba el agua a su paso y terminará por convertir la tierra en desierto.
Los testimonios son "un libro sin tapas y sin tintas", aún vivo, sobre el conocimiento heredado y colectivo por el que apuestan la Fundación de Cultura Islámica y su programa MedOMed de colaboración cultural mediterránea, auspiciado por la Secretaria de Estado de Cultura del ministerio de Educación, Cultura y Deporte.
La última presentación del libro y del corto, que harán gira mediterránea por los Institutos Cervantes, se celebró esta semana en Toledo, en colaboración con la Real Fundación de esta ciudad, histórica capital de tres culturas.