Irrigators do not know the price you pay for water Jucar
Mon, 10/09/2012
El trasvase del Júcar-Vinalopó fue el primero en la historia se planteó en la Península Ibérica, y ha tardado más de cinco siglos en materializarse. Ya en 1420 figuran testimonios escritos de regantes de Villena que hablan de "sacar agua del río Xúquer", y desde entonces se han sucedido los proyectos para transferir agua desde Valencia hasta Alicante. Pero en los últimos quince años una combinación de política, intereses urbanísticos, económicos y particulares se han ido mezclado hasta frenar esta reivindicación histórica.
El trasvase encara ahora su fase decisiva. Las tuberías han empezado a llenarse con agua de la balsa de San Diego y desde esta semana está en pruebas la conexión de las obras postrasvase. El penúltimo capítulo de la larga historia del Júcar-Vinalopó todavía está por escribir, falta que regantes y Confederación negocien el precio del agua para regar. También quedan las obras de la margen izquierda, cuyo proyecto está redactado por el Consell pero aplazadas a la espera de disponibilidad presupuestaria, pero con el actual panorama financiero pueden tardar años en ejecutarse.
Todos coinciden en que la conexión entre ambas cuencas se debería haber terminado hace años, pero discrepan sobre el tiempo en el que debería estar operativo: siete, cuatro o dos. La realidad es que por disputas de unos y otros, el proyecto se ha ido retrasando, y ahora que está en la recta final, todavía el malestar es patente.
Las denuncias, por parte de los usuarios, sobre el precio o sobre la mala calidad del agua que iba a llegar al campo alicantino se fueron mezclando con noticias sobre la intención de los regantes de Villena, beneficiarios del trasvase, de ceder agua de su acuífero a Danone (una voluntad contradictoria con el espíritu de la conducción, que pretende salvaguardar los acuíferos del Vinalopó).
También se hizo público en 2008 la intención del presidente de los regantes de Villena, Andrés Martínez, de construir un campo de golf y 1.200 casas. Y, además, el tema se usó en la batalla política y enfrentó a la Generalitat, del PP, con el anterior Gobierno socialista. La pregunta que surgió entonces fue clara: ¿El agua del Júcar es para regar o para beber y consumir? "Los agricultores no construimos campos de golf, queremos agua para regar", contesta rotundamente Ángel Urbina, portavoz de la Comunidad de Riegos de Levante, que defiende un agua de calidad para el cultivo.
"El trasvase se ha retrasado básicamente por intereses que nada tienen que ver con la agricultura", resume Ernest Blasco, responsable del Agua de la Unió de Llauradors. Pero esas dificultades parecen superadas y pronto, en una fecha por determinar, se distribuirá este agua entre 12.000 hectáreas de cultivos.
La Consejería de Agricultura explica que una vez se realice el primer vaciado de la balsa de San Diego se volverá a llenar y a distribuir el agua, como parte de estas pruebas. Y los regantes del sur, liderados por el presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, Andrés Martínez, esperan expectantes el agua en un año de sequía y tras años de críticas. Martínez habla de sensación "agridulce": "Dulce porque afortunadamente después de tantos años llegará agua, pero hemos perdido dos años y la calidad del agua no es la mejor", admite resignado.
Pero no está todo solucionado ni acordado, antes de que el agua empiece a fluir, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tendrá que pactar el precio con los regantes. Por ahora todo es provisional, aunque el camino más largo está andado. La obra, realizada por la empresa pública Acuamed, ha supuesto una inversión de casi 400 millones, de los cuales 120 millones son fondos europeos.
El trasvase del Júcar al Vinalopó, una demanda de hace siglos, fue autorizado por el Plan Hidrológico de Cuenca del Júcar en 1998 y se incluyó en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) en 2001. Pero la infraestructura ha encontrado escollos: el principal retraso procede de las obras postrasvase, que debía completar la Generalitat, y que según coinciden diversas fuentes, se retrasó por problemas técnicos y de financiación.
Varios motivos explican el retraso, en medio de un cruce de acusaciones entre socialistas y populares. Uno fue el cambio de toma, aprobado por el entonces gobierno socialista en 2005, que desplazó la cabecera del trasvase de Cortes de Pallás, en el curso alto del río, al azud de la Marquesa, en su desembocadura, de acuerdo con los regantes de La Ribera y Xúquer Viu.
La decisión en Alicante fue muy contestada y topó con la oposición beligerante de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, contrariada por la peor calidad del agua que se recoge en este punto. El presidente de los regantes, Andrés Martínez, lamenta y denuncia la "elevada cantidad de productos fitosanitarios y coliformes" que contiene el agua almacenada en la balsa del San Diego.
El representante de los regantes insiste en que el "problema es la toma del Azud de la Marquesa donde vierten depuradoras de 42 municipios". Según Andrés Martínez el agua que llega "no es apta para todos los cultivos, y no de la calidad que la huerta de Alicante se merece".
La balsa de San Diego tiene una capacidad de 20 hectómetros cúbicos, pero se llenaron solo 12 hectómetros y de éstos solo hay disponibles cinco, que los agricultores pagarán a dieciocho céntimos metro cúbico.
Ángel Urbina, portavoz de Riegos de Levante, denuncia además que esta balsa, construida hace dos años y en periodo de pruebas, "pierde 100 litros por segundo, el ministerio sabrá como la hizo pero está mal, ahora lo tendrán que arreglar".
El representante de los regantes de Alicante admite que el agua que está embalsada servirá como "un plan de choque, pero no es la solución definitiva".
Francisco Rodríguez Mulero, expresidente de la Sociedad de Infraestructuras Agrarias Seiasa Meseta Sur y actual secretario de Agricultura y Agua de la ejecutiva del PSPV-PSOE, explica que estaba previsto que el trasvase empezara a funcionar en 2008. Rodríguez asegura que la obra ha chocado a menudo con la actitud de la Generalitat, que en algunos tramos "ha alargado hasta el máximo la concesión de los permisos que de ella dependían". El responsable socialista agrega que el Consell cambió el trazado de las obras postrasvase, lo que llevó al Gobierno socialista a demandarla pero también a asumir más obra de la prevista inicialmente.
Y la Consejería de Agricultura, mientras, defiende que el retraso de las obras postrasvase se debió al recurso que presentó el entonces Gobierno socialista por el punto de conexión con el trasvase y que se resolvió hace poco tiempo.
Por el momento hay acuerdo entre las partes enfrentadas: se usará el agua de la balsa de San Diego acumulada en periodo de pruebas y luego se volverán a negociar las condiciones.
"La gente está harta, se ha perdido demasiado tiempo", lamenta Ernest Blasco. "Las cuestiones técnicas tendrían que estar siempre gestionadas por técnicos y que no se mezclaran los políticos", agrega el responsable de la Unió.
El envío de agua del Júcar al Vinalopó es una primera fase provisional del trasvase definitivo, que se planteó para trasvasar un máximo de 80 hectómetros cúbicos al año de excedentes del Júcar.
El trasvase encara ahora su fase decisiva. Las tuberías han empezado a llenarse con agua de la balsa de San Diego y desde esta semana está en pruebas la conexión de las obras postrasvase. El penúltimo capítulo de la larga historia del Júcar-Vinalopó todavía está por escribir, falta que regantes y Confederación negocien el precio del agua para regar. También quedan las obras de la margen izquierda, cuyo proyecto está redactado por el Consell pero aplazadas a la espera de disponibilidad presupuestaria, pero con el actual panorama financiero pueden tardar años en ejecutarse.
Todos coinciden en que la conexión entre ambas cuencas se debería haber terminado hace años, pero discrepan sobre el tiempo en el que debería estar operativo: siete, cuatro o dos. La realidad es que por disputas de unos y otros, el proyecto se ha ido retrasando, y ahora que está en la recta final, todavía el malestar es patente.
Las denuncias, por parte de los usuarios, sobre el precio o sobre la mala calidad del agua que iba a llegar al campo alicantino se fueron mezclando con noticias sobre la intención de los regantes de Villena, beneficiarios del trasvase, de ceder agua de su acuífero a Danone (una voluntad contradictoria con el espíritu de la conducción, que pretende salvaguardar los acuíferos del Vinalopó).
También se hizo público en 2008 la intención del presidente de los regantes de Villena, Andrés Martínez, de construir un campo de golf y 1.200 casas. Y, además, el tema se usó en la batalla política y enfrentó a la Generalitat, del PP, con el anterior Gobierno socialista. La pregunta que surgió entonces fue clara: ¿El agua del Júcar es para regar o para beber y consumir? "Los agricultores no construimos campos de golf, queremos agua para regar", contesta rotundamente Ángel Urbina, portavoz de la Comunidad de Riegos de Levante, que defiende un agua de calidad para el cultivo.
"El trasvase se ha retrasado básicamente por intereses que nada tienen que ver con la agricultura", resume Ernest Blasco, responsable del Agua de la Unió de Llauradors. Pero esas dificultades parecen superadas y pronto, en una fecha por determinar, se distribuirá este agua entre 12.000 hectáreas de cultivos.
La Consejería de Agricultura explica que una vez se realice el primer vaciado de la balsa de San Diego se volverá a llenar y a distribuir el agua, como parte de estas pruebas. Y los regantes del sur, liderados por el presidente de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, Andrés Martínez, esperan expectantes el agua en un año de sequía y tras años de críticas. Martínez habla de sensación "agridulce": "Dulce porque afortunadamente después de tantos años llegará agua, pero hemos perdido dos años y la calidad del agua no es la mejor", admite resignado.
Pero no está todo solucionado ni acordado, antes de que el agua empiece a fluir, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) tendrá que pactar el precio con los regantes. Por ahora todo es provisional, aunque el camino más largo está andado. La obra, realizada por la empresa pública Acuamed, ha supuesto una inversión de casi 400 millones, de los cuales 120 millones son fondos europeos.
El trasvase del Júcar al Vinalopó, una demanda de hace siglos, fue autorizado por el Plan Hidrológico de Cuenca del Júcar en 1998 y se incluyó en el Plan Hidrológico Nacional (PHN) en 2001. Pero la infraestructura ha encontrado escollos: el principal retraso procede de las obras postrasvase, que debía completar la Generalitat, y que según coinciden diversas fuentes, se retrasó por problemas técnicos y de financiación.
Varios motivos explican el retraso, en medio de un cruce de acusaciones entre socialistas y populares. Uno fue el cambio de toma, aprobado por el entonces gobierno socialista en 2005, que desplazó la cabecera del trasvase de Cortes de Pallás, en el curso alto del río, al azud de la Marquesa, en su desembocadura, de acuerdo con los regantes de La Ribera y Xúquer Viu.
La decisión en Alicante fue muy contestada y topó con la oposición beligerante de la Junta Central de Usuarios del Vinalopó, contrariada por la peor calidad del agua que se recoge en este punto. El presidente de los regantes, Andrés Martínez, lamenta y denuncia la "elevada cantidad de productos fitosanitarios y coliformes" que contiene el agua almacenada en la balsa del San Diego.
El representante de los regantes insiste en que el "problema es la toma del Azud de la Marquesa donde vierten depuradoras de 42 municipios". Según Andrés Martínez el agua que llega "no es apta para todos los cultivos, y no de la calidad que la huerta de Alicante se merece".
La balsa de San Diego tiene una capacidad de 20 hectómetros cúbicos, pero se llenaron solo 12 hectómetros y de éstos solo hay disponibles cinco, que los agricultores pagarán a dieciocho céntimos metro cúbico.
Ángel Urbina, portavoz de Riegos de Levante, denuncia además que esta balsa, construida hace dos años y en periodo de pruebas, "pierde 100 litros por segundo, el ministerio sabrá como la hizo pero está mal, ahora lo tendrán que arreglar".
El representante de los regantes de Alicante admite que el agua que está embalsada servirá como "un plan de choque, pero no es la solución definitiva".
Francisco Rodríguez Mulero, expresidente de la Sociedad de Infraestructuras Agrarias Seiasa Meseta Sur y actual secretario de Agricultura y Agua de la ejecutiva del PSPV-PSOE, explica que estaba previsto que el trasvase empezara a funcionar en 2008. Rodríguez asegura que la obra ha chocado a menudo con la actitud de la Generalitat, que en algunos tramos "ha alargado hasta el máximo la concesión de los permisos que de ella dependían". El responsable socialista agrega que el Consell cambió el trazado de las obras postrasvase, lo que llevó al Gobierno socialista a demandarla pero también a asumir más obra de la prevista inicialmente.
Y la Consejería de Agricultura, mientras, defiende que el retraso de las obras postrasvase se debió al recurso que presentó el entonces Gobierno socialista por el punto de conexión con el trasvase y que se resolvió hace poco tiempo.
Por el momento hay acuerdo entre las partes enfrentadas: se usará el agua de la balsa de San Diego acumulada en periodo de pruebas y luego se volverán a negociar las condiciones.
"La gente está harta, se ha perdido demasiado tiempo", lamenta Ernest Blasco. "Las cuestiones técnicas tendrían que estar siempre gestionadas por técnicos y que no se mezclaran los políticos", agrega el responsable de la Unió.
El envío de agua del Júcar al Vinalopó es una primera fase provisional del trasvase definitivo, que se planteó para trasvasar un máximo de 80 hectómetros cúbicos al año de excedentes del Júcar.