Acuanorte studies participating in the consolidation channel Aramo
Tue, 24/07/2012
Es «asunto de tal entidad, que representa el desarrollo y prosperidad de Oviedo, pudiendo ser hasta cuestión de vida o muerte para esta ciudad si no se logra resolver el problema, aunque los sacrificios que se imponga a la población sean superiores a sus actuales recursos». No es un discurso actual. Quien con esta vehemencia se expresaba hace un siglo era el ingeniero jefe del distrito minero de la provincia, José Suárez, autor en 1898 de una monografía en la que llamaba a la Corporación a dar el impulso decisivo para captar el agua que necesitaba la urbe en los manantiales del Aramo.
El ingeniero criticaba con dureza la cortedad de miras concejil y tachaba de «inadmisible» seguir buscando «los diminutos y casi microscópicos manantiales del Naranco» por razones de «salubridad» y de garantías de abastecimiento. Las sequías dejaban la ciudad -entonces de poco más de 22.000 almas- sin agua. Suárez pedía un esfuerzo, pero los 2,5 millones de pesetas de la época que estimaba como costes del proyecto, eran mucho dinero para la España del 98. Oviedo siguió padeciendo constantes cortes de agua durante casi otros cien años.
La solución no llegó hasta que se completó el canal del Aramo, que recoge las aguas de una veintena de manantiales de Riosa, Morcín y Quirós y que fue proyectado y construido en varias fases entre 1963 y 1981.
El sistema, con el embalse de Los Alfilorios actuando como depósito regulador, aporta el 80% del agua que consume ahora la ciudad, pero está en peligro. El canal suma 63 kilómetros de conducciones; casi 10 de ellos bajo tierra, por túneles excavados en la roca hace hasta 40 años que dan señales de fatiga. En octubre de 2006, el de Las Mestas quedó parcialmente obstruido por una quiebra. La reparación fue costosa y más complicada y larga de lo previsto: en vez de dos semanas, los trabajos duraron cuatro meses.
Dos años después, con fondos del 'Plan E', el Ayuntamiento destinó 2,2 millones de euros a reparar tan solo 410 metros de los túneles de La Cobertoria y Las Mestas, donde en las obras de emergencia se habían detectado más hundimientos.
Con todo, no basta. De los seis túneles, tres -Aramo, renovado por Aqualia al hacerse con la concesión en 1991, y los dos pequeños que preceden a Los Alfilorios- son menos.
El ingeniero criticaba con dureza la cortedad de miras concejil y tachaba de «inadmisible» seguir buscando «los diminutos y casi microscópicos manantiales del Naranco» por razones de «salubridad» y de garantías de abastecimiento. Las sequías dejaban la ciudad -entonces de poco más de 22.000 almas- sin agua. Suárez pedía un esfuerzo, pero los 2,5 millones de pesetas de la época que estimaba como costes del proyecto, eran mucho dinero para la España del 98. Oviedo siguió padeciendo constantes cortes de agua durante casi otros cien años.
La solución no llegó hasta que se completó el canal del Aramo, que recoge las aguas de una veintena de manantiales de Riosa, Morcín y Quirós y que fue proyectado y construido en varias fases entre 1963 y 1981.
El sistema, con el embalse de Los Alfilorios actuando como depósito regulador, aporta el 80% del agua que consume ahora la ciudad, pero está en peligro. El canal suma 63 kilómetros de conducciones; casi 10 de ellos bajo tierra, por túneles excavados en la roca hace hasta 40 años que dan señales de fatiga. En octubre de 2006, el de Las Mestas quedó parcialmente obstruido por una quiebra. La reparación fue costosa y más complicada y larga de lo previsto: en vez de dos semanas, los trabajos duraron cuatro meses.
Dos años después, con fondos del 'Plan E', el Ayuntamiento destinó 2,2 millones de euros a reparar tan solo 410 metros de los túneles de La Cobertoria y Las Mestas, donde en las obras de emergencia se habían detectado más hundimientos.
Con todo, no basta. De los seis túneles, tres -Aramo, renovado por Aqualia al hacerse con la concesión en 1991, y los dos pequeños que preceden a Los Alfilorios- son menos.