Guadalquivir, a brief and ruinous management

Sun, 22/07/2012

El Mundo

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se va a tener que gastar unos 600.000 euros en arreglar los graves desperfectos que sufren las tres centrales hidroeléctricas ubicadas en la cuenca del río que la Junta abandonó cuando gestionó las competencias sobre el Guadalquivir.

Si las tres centrales hidroeléctricas hubieran estado en funcionamiento los tres últimos años, cuando la Junta las abandonó y dejó de mantenerlas, a pesar de que eran de su competencia, habrían generado ingresos para las arcas públicas de unos seis millones de euros, según detallaron fuentes de solvencia a EL MUNDO de Andalucía.

Las centrales hidroeléctricas que ahora va a tener que arreglar la CHG son las de San Rafael de Navallana, en la provincia de Córdoba; la de Salto del Molino de Guadalén, en Jaén; y la del Huesna, en el municipio sevillano de Constantina. Cada una precisará obras de reparación que rondan los 200.000 euros.

La primera central genera unos ingresos anuales para el organismo de cuenca en torno a los 1,2 millones de euros; la segunda, de 382.5000 euros anuales; y la tercera, de 630.000 euros anuales. En los tres años que llevan sin funcionar -la de Jaén algo menos-, se podría haber recaudado 6.255.000 euros, según se refleja en la documentación a la que tuvo acceso este diario.

Pero la Junta abandonó estas centrales hidroeléctricas. La de San Rafael de Navallana, tras estar en funcionamiento ininterrumpido durante 14 años, dejó de funcionar cuando la Junta asumió su gestión.

Fue a finales de 2009 y principios de 2010, cuando hubo intensas lluvias y se detectaron problemas de aislamiento. «Como consecuencia de este bajo aislamiento, en el proceso de arranque se produjo un incendio, cortocircuitándose algunas bobinas del extractor», recoge el informe técnico al que tuvo acceso.

La avería sucedió a principios de 2010, por lo que la central de San Rafael de Navallana lleva más de dos años parada. Para ponerla de nuevo en funcionamiento, al igual que las otros dos, hay que hacer un exhaustivo proceso de revisión de todas las piezas.

La central de Salto del Molino, que se abrió en 1972, también dejó de generar energía eléctrica cuando la Junta era su responsable.

«Durante su permanencia bajo la Administración autonómica, la central dejó de funcionar por falta de un contrato de mantenimiento, cerrándose físicamente el acceso a las instalaciones», recoge el informe técnico, que insiste en que «la falta total de mantenimiento durante más de un año, a lo que hay que añadir la necesidad de una revisión profunda del grupo turbo alternador dada la antigüedad del mismo (40 años), además de otras carencias, obligan antes de su puesta en marcha a realizar una serie de actuaciones para garantizar el perfecto funcionamiento de la central».

Un incendio

La central hidroeléctrica de Huesna, que empezó a funcionar en 1999, también dejó de producir electricidad cuando la Junta era la competente, por «falta de un contrato de mantenimiento». Además, «sufrió un incendio por motivos desconocidos, que afecta a algunos equipos», aclara la documentación a la que tuvo acceso este diario.

Cuando el Gobierno traspasó las competencias sobre el Guadalquivir a la Junta en el año 2008, las tres centrales hidroeléctricas que eran gestionadas por el Ministerio, a través de la CHG, pasaron a ser de la Agencia Andaluza de Agua.

Sin embargo, varias sentencias del Tribunal Constitucional y el Supremo han anulado el traspaso de competencias del Gobierno a la Junta sobre el río Guadalquivir. Y, por lo tanto, las centrales hidroeléctricas han regresado a la esfera de la CHG. El primer cambio de titularidad se produjo en virtud del Real Decreto 166/2008 de 17 de octubre, a favor de la Agencia Andaluza del Agua, y el segundo, a través del Real Decreto 1498/2011 de 21 de octubre, en favor de la CHG. comienda de gestión del Guadalquivir a favor de la Junta por seis meses.

El 15 de junio de 2011, el Supremo anula el real decreto de 17 de octubre de 2008 del Gobierno. «Es una sentencia prevista», afirma el entonces consejero de Medio Ambiente, José Juan Díaz Trillo.

El 26 de agosto de 2011, el Gobierno cambia la Ley de Aguas. Reconoce a la Junta competencia en policía de dominio hidráulico.

El 7 de octubre de 2011, se prorroga dos semanas la encomienda. Finalmente se devuelven las competencias.

Díez se puso a tomar la lección a su hija y reparó en que el libro de texto contenía patrañas de grueso calibre. Al advertírselo, ésta objetó con desparpajo: «Ama, ¿tú que quieres: que aprenda Historia o apruebe? Porque lo primero es lo segundo». A cuenta de estas supercherías, Josep Pla inquiría: «¿Cuándo tendremos una historia que no contenga las collonades de las historias puramente románticas?». Sin duda, transferir la Educación a las autonomías, para que cada una pudiera elaborar su propia Historia, fue un error de libro que explica la «dejación de España» y, por ende, su desnacionalización progresiva.

Por si no bastara con los desvaríos educativos, hay que sumar los estropicios de la Ley de Memoria Histórica. ¡Cómo olvidar la anécdota que acompañó el aniversario de la batalla de Bailén cuando el Consejo Escolar del Estado, con el voto del Ministerio, pidió rectificar el nombre del colegio 19 de Julio! Queda para los anales la réplica sagaz de su edil de Cultura: «Entiendo que el desaguisado se habrá cometido involuntariamente, disculpados quedáis si disculpas pidiérais, pero no os confundáis de guerra ni de día (el Alzamiento Nacional fue el 18 de julio de 1936), ni de año, ni de siglo: Habéis elegido el peor año para cometer tal error, que, en Bailén, ha resonado como una patada en la Historia, por no decir una patada en otra zona más recóndita, aunque hacía tiempo que no nos reíamos todos juntos. Gracias. 2008 es el año del Bicentenario de la Batalla de Bailén (19 de julio de 1808)».

La Confederación se ve obligada a reparar tres hidroeléctricas que la Junta abandonó cuando tuvo las competencias / En funcionamiento habrían generado 6 millones de euros A diferencia de naciones como Inglaterra, Francia o Alemania, España parece que nunca acaba de constituirse del todo.