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Octubre 2006

Monográficos Hispagua: Los vertidos en las aguas continentales en España

Consecuencias de los vertidos

Las consecuencias inmediatas de un vertido se pueden conocer con mayor o menor exactitud: daños en el ecosistema muy difíciles de reparar a corto y medio plazo, imposibilidad de abastecerse del agua de los ríos afectados, daños en la agricultura, etc.

Las principales consecuencias son las siguientes:

Consecuencias para el Medio Ambiente. Eutrofización

Un río, un lago o un embalse sufren eutrofización cuando sus aguas se enriquecen en nutrientes. Podría parecer, a primera vista, que es bueno que las aguas estén bien repletas de nutrientes, porque así podrían vivir más fácilmente los seres vivos. Pero la situación no es tan sencilla. El problema está en que si hay exceso de nutrientes, crecen en abundancia las plantas y otros organismos. Más tarde, cuando mueren, se pudren y llenan el agua de malos olores y le dan un aspecto malsano, disminuyendo drásticamente su calidad. El proceso de putrefacción consume una gran cantidad del oxígeno disuelto y las aguas dejan de ser aptas para la mayor parte de los seres vivos. El resultado final es un ecosistema casi destruido.

Los nutrientes que más influyen en este proceso son los fosfatos y los nitratos. En algunos ecosistemas, el factor limitante es el fosfato, como sucede en la mayoría de los lagos de agua dulce.

La eutrofización se da de forma natural, pero los vertidos humanos aceleran el proceso hasta convertirlo, muchas veces, en un grave problema de contaminación. Las principales fuentes de eutrofización son:

  • los vertidos urbanos, que llevan detergentes (se han prohibido, por Ley, en muchos países los detergentes con mas de un 0.5% de fosforo) y desechos orgánicos.
  • los vertidos ganaderos y agrícolas, que aportan fertilizantes, desechos orgánicos y otros residuos ricos en fosfatos y nitratos.

Lo más eficaz para luchar contra este tipo de contaminación es disminuir la cantidad de fosfatos y nitratos en los vertidos, usando detergentes con baja proporción de fosfatos, empleando menor cantidad de detergentes, no abonando en exceso los campos, usando los desechos agrícolas y ganaderos como fertilizantes, en vez de verterlos, etc. En concreto:

  • Tratar las aguas residuales en EDAR (Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales) que incluyan tratamientos biológicos y químicos que eliminan el fósforo y el nitrógeno.
  • Almacenar adecuadamente el estiércol que se usa en agricultura.
  • Usar los fertilizantes más eficientemente.

Casi el 50% del volumen de agua almacenado en los embalses españoles padece un estado degradado, eutrófico el 50% o hipereutrófico el 20%. Los ámbitos de planificación que presentan una mayor reserva degradada son las cuencas del Tajo (68%), Internas de Cataluña (67%), Galicia Costa (64%) y Duero (57%). Algunos lugares ya son víctimas de la eutrofización, como el Parque Natural del Aiguamolls de l`Empordà, el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia, el Hondo de Elche, las Tablas de Daimiel, las lagunas de la Mancha Húmeda, Doñana, la Albufera de Mallorca o el Parque Natural de la Sierra de Baza. Para luchar contra este fenómeno España dispone de instrumentos como el Real Decreto 261/1996, de 16 de febrero sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por los nitratos procedentes de fuentes agrarias

Consecuencias en la cadena trófica. Bioacumulación

Las sustancias químicas inorgánicas, donde se incluyen ácidos, sales, metales pesados (plomo, mercurio), etc., aún en bajas proporciones, pueden causar serios daños a los organismos. Los metales pesados poseen una gran persistencia en el ambiente y su mayor riesgo reside en que pequeñas concentraciones se acumulan sucesivamente en organismos a lo largo de la cadena trófica, proceso denominado bioacumulación. Por este proceso, algunos metales pesados e hidrocarburos clorados son acumulados por los organismos acuáticos. Es por eso que pueden encontrarse concentraciones muy altas de estos elementos químicos en tejidos biológicos, aún cuando se hallen extremadamente diluidos en el medio acuático circundante. La acumulación de hidrocarburos clorados es mayor en tejidos animales ricos en grasas.

Estos productos son trasmitidos a lo largo de la cadena alimenticia, llegando a producirse concentraciones miles de veces superiores a la cantidad inicial que se encontraba en el ambiente. Por ello, el ser humano, que se alimenta de otros seres que se encuentran por debajo suyo en la cadena alimenticia y que han acumulado en sus organismos estas sustancias, absorbe grandes concentraciones de productos que tardan años en disolverse y que pueden conllevar graves riesgos para la salud.

Debido este proceso, es absolutamente imprescindible el monitoreo constante del nivel de estos compuestos en zonas afectadas por efluentes industriales o por el uso de agroquímicos para tratar de evitar que pasen a la cadena trófica. La depuración debe ser nuestro principal aliado en esta lucha.

En España entre los casos más recientes se puede hablar el denunciado por Greenpeace en 2004, y que ocurre en Huesca, donde se sitúa la empresa Montecinca S.A. productora del pesticida dicofol, utilizando en su elaboración DDT como producto intermedio. Es la única empresa en Europa que sigue utilizando este compuesto altamente contaminante, que además es vertido posteriormente en pequeñas pero continuadas concentraciones al río Cinca, afluente del Ebro, contaminando el entorno, la cadena alimentaria y provocando efectos en la vida silvestre y, en última instancia, en la salud humana.

Consecuencias para la salud pública

Los residuos urbanos o aguas negras desde el punto de vista de la salud pública tienen una importancia relevante. Puesto que uno de sus contenidos importantes son las excretas humanas (fecas y orinas) estas aguas pueden transportar numerosos microorganismos causantes de enfermedades, denominados patógenos.

Los estudios microbiológicos revelan la presencia de bacterias, virus y parásitos humanos. Por tanto, si son descargadas a ríos u otras fuentes de agua para consumo humano pueden producirse epidemias graves.

Enfermedades trasmitidas por la contaminación del agua:

Tipo de microorganismo Enfermedad Síntomas
Bacterias Cólera Diarreas y vómitos intensos. Deshidratación. Frecuentemente es mortal si no se trata adecuadamente.
Bacterias Tifus Fiebres. Diarreas y vómitos. Inflamación del bazo y del intestino.
Bacterias Disentería Diarrea. Raramente es mortal en adultos, pero produce la muerte de muchos niños en países poco desarrollados.
Bacterias Gastroenteritis Náuseas y vómitos. Dolor en el digestivo. Poco riesgo de muerte.
Virus Hepatitis Inflamación del hígado e ictericia. Puede causar daños permanentes en el hígado.
Virus Poliomelitis Dolores musculares intensos. Debilidad. Temblores. Parálisis. Puede ser mortal.
Protozoos Disentería amebiana Diarrea severa, escalofríos y fiebre. Puede ser grave si no se trata.
Gusanos Esquistosomiasis Anemia y fatiga continuas

Asimismo, las aguas negras pueden causar la muerte de la fauna, especialmente peces, cuando son descargadas en fuentes de agua debido a que consumen oxígeno. Si únicamente se descargan cantidades pequeñas de aguas negras a un río, el río generalmente tiene la capacidad de admitir este elemento contaminante sin que haya una reducción seria en la calidad del agua. Sin embargo, cuando hablamos de cantidades considerables de aguas negras, el oxígeno disponible se acaba rápidamente. La concentración máxima de oxígeno en agua de río es de 12 mg/l. Las aguas negras típicas requieren de unos 200 mg/l de oxígeno para convertir el contenido orgánico en bióxido de carbono. Por lo tanto, aún en el supuesto caso que un río tuviera concentraciones óptimas de oxígeno, necesitaría tener un volumen 17 veces mayor al volumen de aguas negras vertidas para neutralizar su efecto contaminante y aún así, no quedaría oxígeno para las plantas, insectos, peces y otras formas de vida del río. Esta es la razón por la cual las grandes descargas de aguas negras causan el deterioro de un río: el río no puede proveer el suficiente oxígeno para que se lleve a cabo un tratamiento natural

Es especialmente peligroso el uso de las aguas servidas para el cultivo de vegetales destinados al consumo humano, tales como hortalizas que crecen a ras de tierra y se consumen habitualmente crudas, de las cuales son ejemplo la lechuga, el berro, el repollo, el perejil, el cilantro, el apio y los cebollines. Las filtraciones de aguas servidas en los establecimientos de fabricación de alimentos son muy peligrosas dado el riesgo de contaminación de los productos.

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