Portada El Canal de Castilla

4.1 Ramal del Norte: Alar del Rey - Herrera de Pisuerga

8,5 km

Alar del Rey le debe su existencia al Canal de Castilla. Aquí decidieron los ingenieros conectar el río Pisuerga con el Canal. El kilómetro Cero no puede ser más emblemático, pues es un punto donde se dan cita no sólo el Canal y el río, sino también la vía del ferrocarril y una carretera. Da para meditar: ¿quién pudo más? ¿el Canal o el tren? ¿la vía o la caretera?

El lugar es delicioso. A este lado del río, algunos molinos en ruinas. Al otro lado, una alameda con su merendero, y una caída de agua que nos trae un agradable murmullo.

Después podemos pasear por Alar, localidad del Rey y de nueva planta. Le falta el encanto de la tradición, que es suplido por la dársena del Canal y su esclusa de retención. Y sus antiguas mazmorras. Y sus grandes almacenes. Y las argollas donde atracaban las barcazas.

Nos ponemos en marcha por el camino de la margen derecha y, conforme salimos de Alar, el aire se llena de luz. Llegamos a Barrio de San Vicente, donde verenos la primera esclusa del Canal.

Al llegar a San Quirce veremos la segunda. Podemos pasear por este pequeño pueblo, con casas de barro y piedra, y con una simpática iglesia dedicada a San Miguel. En lo alto, la ermita del Cristo. Merece la pena subir para contemplar un inmenso panorama: la histórica Peña Amaya, la montaña palentina, la huerta de Herrera, y el Canal que asemeja una larga cinta plateada y húmeda, que fertiliza la vega.

Todavía dos esclusas más y, en la cuarta -donde existe una central eléctrica restaurada que podemos visitar-, nos desviamos del Canal hacia Herrera de Pisuerga, pues si seguimos nos encontraremos el paso cortado al llegar cruce del Canal con el Pisuerga, y tendríamos que volver hacia Herrera.

Además, merece la pena pasear por Herrera, que goza de otro buen balcón para contemplar las riberas del Canal y del río, además
de poseer un precioso arco -reliquia de la muralla- y una agradable plaza porticada. En la parte alta, donde ahora se levanta la plaza de Toros, se levantó el Castillo.

En la parte baja del pueblo visitaremos la ermita de la Piedad, que suele estar abierta. La iglesia parroquial, del siglo XVI, contiene
bellos retablos. Al salir diremos adiós al monumento al cangrejo autóctono, ¿quién sabe si lo volveremos a ver? De momento, en los bares han aprendido a servir el otro cangrejo. No está mal, pero no es lo mismo.

 

 

 


Nacimiento del Canal en Alar del Rey

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