Ya desde la antigüedad la fuerza del agua fue aprovechada para diversos usos, como moler grano o triturar materiales con alto contenido en celulosa para la producción de papel, hecho que atestiguan los numerosos molinos de agua conservados en diferenes partes del mundo.
Pero no sería hasta los inicios de la Revolución Industrial cuando se aprovecha la energía del agua para la producción eléctrica. La creciente industrialización del norte de Europa provoca una gran demanda de energía que vino a ser suplida, en buena parte, gracias a la hidroelectricidad, ya que la extracción de carbón todavía no era lo suficientemente fuerte como para cubrir las necesidades industriales.
Se suele considerar que la primera central hidroeléctrica fue la construida en Northumberland (Reino Unido), en 1880. Un año depués comenzó a utilizarse la energía procedente de las cataratas del Niágara para alimentar el alumbrado público, y a finales de la década ya existían más de 200 centrales tan solo en Estados Unidos y Canadá.
Esta fuente de energía tuvo un rápido crecimiento debido al desarrollo técnico experimentado a finales del siglo XIX y principios del XX, especialmente en lo que se refiere a la invención del generador eléctrico y al perfeccionamiento de las turbinas hidráulicas.
A pesar de que las tecnologías de producción no han experimentado grandes revoluciones desde principios del siglo XX, sí se han desarrollado nuevos mecanismos para optimizar el rendimiento, existiendo, hoy en día, diferentes tipo de turbinas que son utilizadas de acuerdo a la altura del salto de agua, como se muestra en el siguiente cuadro:
Altura del salto | Turbina |
---|---|
Más de 100 metros | Pelton, Turgo, Francis |
Entre 20 y 100 metros | Francis, Crossflow |
De 5 a 20 metros | Crossflow, Propeller, Kaplan |
Menos de 5 metros | Propeller, Kaplan |
Su uso no se ha limitado a la producción de electricidad para redes públicas de distribución, sino que también se ha aplicado, de manera exclusiva, para la industria privada, como es el caso de las plantas transformadoras de aluminio en Escocia o Surinam.
La energía hidroeléctrica sigue siendo la energía renovable más utilizada en todo el mundo. Se estima que un 20% de la energía consumida en el mundo tiene origen hidroeléctrico, mientras que en los países en desarrollo este porcentaje se eleva hasta el 33%. Si se compara con otras energías renovables los datos son contundentes: del total de la producción renovable mundial, un 90% tiene su origen en la hidrogeneración.
Se trata, además de una energía en crecimiento especialmente en las áreas menos desarrolladas. Según la UNESCO, entre 1995 y 2010 la producción de energía hidroeléctrica habrá crecido en un 65% en todo el mundo, siendo este aumento especialmente agudo en los países del América Latina, Asia y África. Mientras que en estas regiones tan solo se aprovecha el 7% de su potencial hidroeléctrica, en áreas más desarrolladas, como Europa, este porcentaje asciende al 75%, por lo que el crecimiento esperado en los países en vías de desarrollo es elevado.
Se trata, por tanto, de un sistema de generación de energía extendido en todo el mundo, incluso en países que no cuentan con desniveles orográficos significativos, como es el caso de Holanda. En la actualidad, Canadá, Estados Unidos y China son los mayores productores del mundo.
La energía hidráulica seguirá siendo la principal fuente renovables generadora de electricidad durante los próximos años. De acuerdo con las previsiones presentadas por la Comisión Europea en 2005, no será hasta 2030 cuando la energía eólica, que es la renovable que presenta mayores ratios de crecimiento, supere los niveles de producción de electricidad de la hidráulica en la UE. En los países en vías de desarrollo, donde la energía eólica no presenta un crecimiento semejante, esta situación se alargará en el tiempo.
El escenario futuro de la hidráulica, por tanto, es el de una forma de generación madura, estable y eficaz, que tendrá un crecimiento moderado y sostenido. A pesar de que, en muchos países, no cuenta con ayudas públicas que sufraguen los gastos de instalación, la generación de hidroelectricidad sí se beneficia de los incentivos económicos asignados a las renovables. En Europa, el mayor desarrollo vendrá en el área de la minihidráulica (centrales con potencia instalada inferior a 10 MW), especialmente fomentada por las autoridades energéticas y medioambientales debido a su escaso impacto ambiental.
En nuestro país, el desarrollo a corto plazo se encuentra definido en el Plan de Energías Renovables 2005-2010, que propone algunas medidas para solucionar los problemas derivados de la instalación y aprovechamiento de las centrales: coordinar y racionalizar los criterios de impacto ambiental entre las organizaciones, actulizar la normativa de conexión a la red o la realización de campañas de información sobre las bondades de la hidroelectricidad.
FWEE - Página de la Fundación para la Educación sobre Agua y Energía (Foundation for Water and Energy Education) de Estados Unidos.