Cuando
en mayo de 1945 llegaban los primeros caudales del río Taibilla
a Cartagena, pocas personas fueron conscientes del esfuerzo y trabajo
que habían sido necesarios, durante más de treinta
años, para ver transformado en realidad lo que durante siglos
hubo de quedar, una y otra vez, como un sueño aparentemente
irrealizable. Y es que los intentos de abastecimiento de agua potable
a Murcia, Cartagena y su Base Naval, y con ello al Sureste español,
habían tropezado sistemáticamente con una barrera
insuperable a lo largo de los siglos.
Las primeras iniciativas de que se tiene noticia se remontan al
siglo XVI, durante el reinado del Rey Prudente. Ya entonces se buscan
las fuentes de suministro tan lejos como Archivel, zona limítrofe
con la provincia de Albacete. En el siglo siguiente, reinando Felipe
IV, se trata de encauzar caudales de los ríos Castril y Guardal
hacia los campos de Lorca, Murcia y Cartagena. Todos estos intentos,
como los sucesivos hasta el presente siglo, resultaron totalmente
infructuosos. El tamaño y la dificultad de la empresa excedía,
en mucho, las posibilidades de la época.
A principios de nuestro siglo, años 1913 y siguientes, se
inician los estudios que habían de concluir con la creación
de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla. Se contempla primero
la posibilidad de los Chorros del Mundo y después del río
Taibilla. |
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Es necesario llegar a los años veinte para que el Ingeniero
de Caminos José Eugenio Ribera redacte un anteproyecto en
el que la fuente de suministro es el río Taibilla. Dos años
después, en 1927, se crea la Mancomunidad por Real Decre-to-Ley
de 4 de Octubre
La citada disposición culmina la etapa de gestación
e inicia la de constitución y puesta en marcha. Los vientos
estatales soplaban favorables a la Mancomunidad y el número
de sus municipios ascendía a 35 en 1930. Sin embargo, antes
de la pues-ta en marcha de las obras, la crisis polí-tica
y económica afecta desfavorable-mente al Organismo y el Real
Decreto-Ley de 1 de agosto de 1930 sustituye la financiación
por cuenta exclusiva del Esta-do en concepto de anticipo reintegrable
en cincuenta años, por una escasa subvención anual
de dos millones durante diez años y la contratación
de emprésitos avalados por los Ayuntamientos, cuya precaria
situación económica hacía inviable. Las obras
comenzadas en 1932 tuvieron que atemperar su desarrollo a la subvención
estatal y quedaron paralizadas durante la guerra civil.
A partir de 1939 se desarrolla la etapa de construcción a
un ritmo acelerado y se consigue que desde mayo de 1945 quedaran
abastecidas Cartagena y su Base Naval, construyéndose en
menos de un quinquenio 200 kms. de canal principal con cargo exclusivo
a los recursos del Tesoro Público. |